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«Cuando un alumno presenta síntomas durante el horario lectivo se le traslada de inmediato al aula covid, que está desinfectada y aislada del resto del centro», explica Gloria Díez, directora del CEIP Tierno Galván. Pero para llegar a esta actuación antes se ha ... tenido que cumplir el trabajo de los llamados 'equipos covid', que llevan desde el inicio del curso escolar trabajando en la detección y coordinación de los casos de coronavirus que se presentan en colegios e institutos. Víctor González es el jefe del Área de programas educativos y coordina el equipo covid de la dirección provincial de educación. María García Infante es asesora técnica docente del Área de programas educativos y miembro del equipo covid de la dirección provincial.
Ambos aseguran que el trabajo ha sido «duro pero satisfactorio» y esperan el final del curso escolar con la misma «buena tendencia que se ha dado hasta ahora». Noelia Rodríguez, directora del colegio concertado Lestonnac, en Valladolid, destaca que «durante el curso escolar solo hemos tenido un 5% de contagios y eso, en un centro de cerca de 200 alumnos, es un porcentaje muy bajo». La ventilación ha sido «clave» y, además, cuentan con varios medidores de CO2 que ayudan a mantener una buena calidad del aire.
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Víctor González explica que «en el inicio de curso comenzamos utilizando como referencia los protocolos oficiales, que nos han servido a los equipos covid para conocer qué era lo que debíamos hacer ante un caso positivo o sospecha de que pueda serlo». El CEIP Tierno Galván fue el primero en acoger alumnos en plena pandemia y «tener claros los pasos y actuaciones a realizar cuando hay casos o sospechas es fundamental», señala su directora. Con el curso escolar dando los últimos coletazos, desde Lestonacc explican que «no ha habido positivos detectados durante el horario lectivo y eso es porque los protocolos se han aplicado de la mejor forma posible. Los resultados han sido muy buenos y confiamos en terminar el curso de la misma manera».
Hasta el momento, 552 de las 3.649 aulas no universitarias han estado en situación de cuarentena activa desde que empezó el curso en la provincia de Valladolid, pero solo 7 de ellas continúan aisladas. Entre los profesores de la provincia se han detectado un total de 24 positivos, mientras que el número asciende a 241 entre los alumnos no universitarios. El día que más positivos se registraron entre el profesorado, con 4 nuevos casos, fue el 2 de febrero. Un día después se alcanzó el número máximo de positivos entre los alumnos, con 21 nuevos casos. El 25 de enero se llegó al pico máximo, hasta ahora, del total de aulas en situación de cuarentena activa por covid con 128.
Los positivos los detecta el equipo covid del centro, bien porque se trate de un sospechoso durante el horario lectivo o porque se ha notificado a través del sistema sanitario. El equipo covid del centro traslada a su homólogo a nivel provincial la incidencia y actúa en consecuencia. Se tiene en cuenta si es aula de infantil o primero de primaria porque en estos casos el contacto siempre es estrecho debido a que los alumnos no tienen obligación de llevar mascarilla. Tras la detección, se lleva al estudiante al aula de aislamiento covid del centro y se contacta con la familia para informar de la situación.
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María García Infante es miembro del equipo covid de la dirección provincial y explica que «cuando recibimos un positivo o sospecha de que puede serlo nos llega un anexo con todo los datos necesarios», destaca. En función de las 48 horas anteriores a la realización de la prueba se estudia el caso y se manda el aula a cuarentena si es de infantil o primaria porque se considera que el contacto entre los alumnos es estrecho. Al centro se le envía un mensaje diciendo que el aula debe ser puesta en cuarentena y se comunica a los padres que no acudan a las instalaciones, así como unas pautas a seguir.
En cuanto a su trabajo, tanto Víctor González como María García explican que se han sentido «importantes» y reconocen que los momentos iniciales fueron «complicados y difíciles, pero se ha hecho un gran esfuerzo por parte de la comunidad educativa con unas directrices claras». Además, los equipos directivos de los centros han tenido un papel «fundamental» porque las familias presentaban muchas dudas. «Algunas familias preguntaban sobre qué debían hacer con su hijo, tenían consultas y dudas que resolver porque la situación era nueva para ellos», explica María. «Las primeras semanas las invertimos en responder meticulosa y amablemente a las familias todas las cuestiones que nos presentaban. Muchos no entendían por qué su hijo estaba en cuarentena si había sido contacto estrecho de contacto estrecho…», añade Víctor.
El apoyo y ayuda de los responsables de las áreas de salud ha sido «muy importante», coinciden ambos. El primer trimestre estuvo centrado en la labor didáctica para explicar al personal docente los protocolos a seguir y cómo tratar cada caso, pero ahora continúan resolviendo dudas tanto a las familias como a los equipos directivos de los centros.
«Hemos contado con la ayuda de los responsables de las áreas de salud y con los equipos directivos de los centros, lo que ha supuesto un esfuerzo coordinado de todos los responsables», apunta María. Desde su punto de vista, Gloria Díez asegura que «el trabajo se ha hecho de forma muy coordinada y eso nos ha permitido estar seguros de lo que hacíamos porque hemos tenido una gran responsabilidad compartida en la que se ha generado la confianza».
«Es cierto que ha sido un trabajo duro pero lo hemos considerado como una vocación de servicio público. Las horas de más que hemos hecho y el esfuerzo añadido han permitido que se cumplan los protocolos establecidos de la forma más correcta posible», sostiene Víctor González. El desgaste personal ha finalizado siendo «satisfactorio» porque son conscientes de haber contribuido a que la situación del coronavirus en las aulas educativas de Valladolid haya estado «bajo control» durante el curso escolar. Comenzaron siendo un equipo formado por cinco personas pero con la colaboración de la administración educativa lo ampliaron a ocho personas, dos de las cuales trabajando a tiempo completo. María asegura que su labor ha sido «estar disponibles durante los siete días de la semana, 24 horas al día, para los centros y las familias». Destaca que, pese a haber sido un trabajo complicado, «donde mejor están los niños es en los colegios». La coordinación y el trabajo en equipo han dado sus frutos.
Gloria Díez sostiene que «gracias al gran esfuerzo hecho por la comunidad educativa y los equipos covid hemos conseguido superar las adversidades que se iban presentando». Las decisiones se han ido tomando a medida que aparecían nuevas necesidades. «Nuestro trabajo y actuación ha ido evolucionando al mismo ritmo que la pandemia, porque al principio se hacían pruebas diagnósticas cuyo resultado tardaba un día y en enero se comenzaron a realizar los test de antígenos», explica María. Víctor añade que hasta el momento «han existido tres versiones de la guía de actuación ante la covid en centros públicos y nos hemos ido adecuando a cada una de ellas». Ante todos los planes y protocolos establecidos por las autoridades han tenido que adaptar su forma de trabajar y de informar a los centros y a las familias. Esperan que el final del curso escolar se lleve a cabo de una manera «tranquila y sin sobresaltos, continuando con la buena tendencia que se ha desarrollado desde septiembre».
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