Cuando AntonioLargo (Valladolid, 1960) se presentó a las elecciones para rector de la UVA tenía una idea de cómo debía ser la universidad. Una idea que incluía la docencia 'online' como complemento necesario. Nunca imaginó que sería la única docencia a impartir en una institución ... presencial reconvertida en cuestión de días. Ahora, junto a su equipo, prepara el retorno a las aulas más incierto en casi ocho siglos de historia.
–Pronto finalizará un curso extraordinario. ¿Y a partir de ahora, qué?
–Las previsiones sanitarias apuntan a que el escenario no va a ser tan severo como el que hemos pasado. Pero nosotros tenemos la obligación de tener preparado cualquier escenario y poder adaptarnos a cualquier condición. En lo que estamos trabajando es en apostar por recuperar presencialidad. Creemos en la educación con el contacto profesor–alumno. El modo 'online' está muy bien como apoyo, como complemento, estamos aprendiendo mucho, pero somos una universidad que creemos que los profesores y los alumnos tienen que interaccionar, comunicarse y trabajar conjuntamente. Queremos trabajar haciendo un mapa digitalizado de espacios, aulas, bibliotecas, seminarios, laboratorios… Para ver la capacidad que podemos tener en cada aula, optimizar los recursos que tenemos disponibles y que podamos ofrecer el mayor grado de presencialidad.
–Eso obliga a tener más espacios y más turnos. En teoría ya se hacen desdobles, como marcaba Bolonia, pero hay clases con 60 matriculados y harán falta más profesores.
–Ese es el problema fundamental que tenemos. No podemos contratar profesores indefinidamente, porque tenemos el techo de gasto, que son los 143 millones de la Junta, y de ahí no nos podemos pasar. Estamos viendo si la Junta nos puede dar un respiro y autorizar más techo de gasto o refuerzo de plantilla, que sería lo ideal. No sé si la Consejería de Educación lo puede hacer o no, pero sería una acción puntual, que no se consolide de cara al futuro como un gasto extraordinario de nóminas. Merece la pena un esfuerzo puntual para una situación excepcional. Y eso nos permitiría una mayor flexibilidad para desdoblar grupos, sobre todo en enseñanzas prácticas, seminarios, etc..
–Lo de las prácticas perdidas tiene difícil resolución.
–El prácticum de Educación o de Enfermería, o de las especialidades de Ciencias de la Salud, dependen de Sacyl, que nos autoricen a que asistan los alumnos a las diferentes dependencias y servicios, o de Educación, para que puedan acudir a los institutos. Ahí no tenemos margen de maniobra, deben darse las condiciones para que los servicios sanitarios o los colegios e institutos puedan asistir a nuestros alumnos. Las otras prácticas, de Ingeniería, Geografía, Ciencias, tenemos que optimizarlas y hacer horarios compatibles.
–Habrá mucho que recuperar y en muchos terrenos.Desde las prácticas hasta los erasmus.
–Este curso lo hemos salvado gracias a la buena voluntad de alumnos y profesores, que se las han ingeniado para ofertar complementos formativos que cubrieran las prácticas que no se habían podido realizar completamente. La mayoría de los alumnos habían realizado una parte. Pero queremos que esas incidencias el próximo curso sean las menos posibles. En cuanto a los erasmus es una problemática diferente. Seguimos apostando por facilitar la movilidad siempre que las condiciones sanitarias lo permitan. Si hay equivalencia entre país receptor y país que lo envía, que se pueda acomodar. Y de manera flexible. Algunas universidades españolas no aceptarán movilidades en el primer cuatrimestre. Nosotros seguimos apostando por facilitar la movilidad internacional, tanto de los que enviamos como de los que recibimos. Es un valor añadido. La clave es la flexibilidad y la capacidad de adaptación.
–Se reconvirtieron a universidad 'online' de un día para otro.
–Estuvimos rápidos, porque el 12 de marzo no se había decretado el estado de alarma y ya empezamos a funcionar con el campus virtual. Ha funcionado razonablemente bien, aunque somos conscientes de que ha habido incidencias y problemas, y trabajaremos para que en el futuro no tengamos que padecer eventualidades de ese tipo. Ha sido clave el alto grado de implicación de profesores y alumnos. Y gracias a que habíamos creado el año pasado el centro de enseñanza virtual (Virtuva) y por lo menos teníamos una estructura sobre la que soportar la docencia virtual. Gracias a todo eso hemos podido cumplir el objetivo que nos marcamos al principio: que los estudiantes no perdieran el curso. Que todo el que trabajara y se implicara pudiera sacar adelante el curso con la mejor formación académica posible, pese a unas condiciones singulares.
–La UVA llegó tarde a la docencia 'online'. ¿Se plantean ahora implantar grados a distancia, quizá en aquellos con menos matrícula, darle un impulso a este tipo de formación?
–Era una de las cuestiones en las que siempre incidía, que estábamos muy retrasados en la docencia 'online'. Se han hecho avances. Nos falta consolidarlo y fortalecer esa infraestructura que tenemos tanto material como humana, para darle una respuesta más adecuada. Lo que hemos aprendido es que la docencia 'online' es un recurso necesario, y siempre puede ser un buen apoyo a la docencia que nosotros estamos convencidos que es la seña de identidad de la UVA, la presencial. Puede servirnos para abrir nuevos horizontes, fortalecer algunas titulaciones, másteres… En los másteres tiene un mejor encaje, porque nos abre expectativas de otros mercados de alumnos que pueden acceder. Se tiene que utilizar racionalmente sin perder nuestra esencia. No tenemos vocación de universidad 'online', pero como apoyo, complemento, se muestra como un recurso útil.
–Dentro de las dificultades, ¿alguna facultad ha recibido más quejas de los estudiantes? ¿Alguna titulación especialmente compleja en su adaptación?
–La UVA es muy variada. Hay titulaciones de ciencias muy experimentales, ingenierías, otras humanísticas… Y es muy variable el perfil del profesor. En algunas titulaciones tenemos profesores asociados que se habían incorporado hacía poco y no tenían experiencia en el manejo del campus virtual. Hay titulaciones en las que algunos profesores ya tenían buenas competencias y ahí ha funcionado muy bien. Si tenemos que utilizar la docencia 'online' parcialmente, por ejemplo, habrá que fortalecer las competencias digitales de parte del profesorado con cursos a través del Virtuva. En septiembre, con energías renovadas, puede ser un buen momento.
–Ahora, tras la pandemia, seguro que llegan fondos para investigación a paladas.
–[Sonríe] Esperemos que aprendamos la lección. En la otra crisis hubo un recorte muy severo del que no nos hemos recuperado todavía. Ni en financiación ni en plantillas docentes e investigadoras. El recorte fue brutal. Y ahora entramos en otra crisis que supuestamente va a ser más corta pero veremos qué incidencia tiene. Si la sociedad es inteligente exigirá a sus gobiernos que apuesten por la investigación. Es una necesidad. No tenemos vacuna, no tenemos tratamientos. Y hay muchos frentes que pueden contribuir, las matemáticas, la sociología, la ética, la física, la bioquímica… Todas las áreas tienen cosas que decir.
–Pero todo el mundo va a pedir dinero. En el Consejo de Gobierno mostraron cierto temor a ver reducidos sus ingresos.De hecho, pidieron por escrito la garantía de esos 143 millones.
–Todo el mundo pedirá, pero si apuestas por la investigación de verdad, esa apuesta debe ser decidida. Bien gestionados los recursos, pueden llegar para los temas prioritarios. La confirmación del presupuesto es algo muy serio porque es de lo que dependen las nóminas, no podíamos diseñar el presupuesto sin saber el capítulo 1, que se lleva el 75%. Fruto de la crisis hemos sufrido una descapitalización y necesitamos reponer gente porque se están jubilando investigadores de primer nivel. Estamos llegando muy justos, pero si no lo hacemos ya vamos a llegar muy tarde. Si no llegamos a tiempo de no perder esos grupos de investigación punteros a nivel internacional, la universidad no tendrá futuro.
–Y llega la EBAU más extraña.
–En el formato de los exámenes y en cómo se va a realizar. Se van a tomar todas las medidas de seguridad y salud que sean necesarias. La infraestructura este año es complejísima, con multiplicidad de sedes, de profesores vigilantes, con protocolos diferentes para los accesos de alumnos… Pero hay que dar respuesta a ese reto, los futuros universitarios se lo merecen.
–Y de nuevo, a la vista de los exámenes cero de cada comunidad autónoma, con una amenaza de desigualdad en la dificultad.
–Desde CRUE se apuesta por una homogeneización de criterios y por una nivelación más equitativa entre los exámenes de las diferentes comunidades. Pero claro, cuando tenemos 17 modelos educativos, pasan estas cosas. Si no hay una buena coordinación...
«Algunos profesores han tenido la doble vertiente sanitaria y docente: son doblemente héroes»
as facultades de Ciencias de la Salud o Enfermería han compartido algunos de sus profesores con la lucha en el frente sanitario contra el coronavirus. Eso, y apariciones como las de Alfredo Corell como divulgador en los medios de comunicación, o Ignacio Rosell, Elvira Callejo o José María Eiros como miembros del comité de expertos autonómico, han situado a la UVA en una posición de vanguardia activa.
–Afortunadamente en el ámbito universitario no hemos tenido focos de incidencia de la pandemia, pero en el sanitario hay muchos profesores, amigos míos, que han sufrido y con intensidad la enfermedad. El que tengas parte de la plantilla entregándose en cuerpo y alma a esa labor asistencial es motivo de preocupación y de orgullo. Profesionales que luego llegaban a su casa y seguían asistiendo a los alumnos con su docencia 'online'. Incluso en Medicina a algunos les han felicitado los alumnos. Han tenido una doble vertiente y han intentado no dejar la faceta educativa, con lo que ello supone para ellos. Son doblemente héroes. Aunque ellos prefieren ser reconocidos como profesionales y han demostrado que son excelentes profesionales. Hemos tenido unas cuantas incidencias de profesores, desafortunadamente. Y en Ciencias de la Salud tenemos muchos asociados. Porque de la plantilla de integrados ha habido unos cuantos, pero de los asociados muchos más, porque estaban volcados en la asistencia sanitaria. Es un orgullo para la UVA tener estos profesionales. Y ver que se seguían preocupando por sus alumnos es de una generosidad tremenda.
–Supone un gran paso para la imagen de la UVA, y para la investigación, ver a profesores comoCorell,Rosell, Eiros o Callejo en primer plano.
–La sociedad se está dando cuenta de que la universidad nutre de grandes profesionales, produce una formación excelente y tiene una contribución decisiva a resolver los problemas de la sociedad. Además hemos reaccionado rápidamente con los análisis PCR, fuimos de las primeras universidades en ponerlos en marcha. Y singularmente tenemos el Centro Nacional de la Gripe, que solo hay centros en Madrid, Barcelona y Valladolid. Y el director del Centro, o Nacho Rosell, también estaban en nuestro propio comité de asesoramiento. Teníamos gente de medicina preventiva, microbiólogos, gente extraordinaria. Y la sociedad se ha dado cuenta de que la investigación es importante. En ese sentido, creo que se puede sentir orgullosa de la Universidad de Valladolid, de la contribución que ha hecho, de lo responsable que ha sido y de lo que ha ayudado a través de estas personas a enfrentar esta pandemia.
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