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Lleva treinta años en el PSOE y diez en primera línea de la política. Antonio Gato (Valladolid, 1958) vuelve a su puesto de jefe de servicio tributario y de inspección en la Diputación tras cuatro años como concejal, un periodo fructífero en lo profesional, pero ... con una mella: la polémica por la contratación temporal de su cuñada. Una sentencia acaba de avalar que el procedimiento fue limpio y que no tenía deber de abstención. Su firma fue solo un acto formal. Aún espera las disculpas del PP.
–¿Cómo afronta la salida de la primera línea, volver a su puesto de trabajo en la Diputación, que, por otra parte, es un privilegio en estos tiempos inestables para los políticos?
–Tener un puesto de trabajo de funcionario es una garantía. Da estabilidad económica y, sobre todo, te permite también ir a la política con total libertad. A mí me gusta la política, hacer cosas por los ciudadanos, impulsar proyectos y aportar. He tenido la suerte de poder hacerlo desde la Confederación Hidrográfica del Duero durante seis años, más otros cuatro como concejal del Ayuntamiento. Me ha permitido hacer trabajos muy gratificantes desde el punto de vista profesional y personal.
–Una jueza acaba de confirmar que usted no tenía deber de abstención en la contratación temporal de su cuñada, un asunto utilizado por el PP como arma política durante el pasado mandato. Es un alivio, pero algo de sentimiento agrio quedará.
–Ha sido una auténtica cacería. Es un asunto que me ha dolido y que se ha alargado, porque ha habido mucho interés por parte del exportavoz del PP Martínez Bermejo de estirarlo como chicle. Pero la Justicia pone a cada uno en su sitio y me siento muy satisfecho tras la sentencia. Nunca intervine en el procedimiento, ni en su inicio, porque lo abre otra concejalía, ni en la determinación de la fórmula de contratación, ni en el órgano de selección... Yo hago un acto meramente formal, que es rubricar una decisión que ha tomado el tribunal de selección. Mi cuñada fue la mejor del proceso selectivo, como recuerda la sentencia, y ganó ese puesto temporal. Estoy satisfecho con la resolución, pero eso me ha supuesto un coste, personal, desde el punto de vista político, porque estas cosas pasan factura. Ha tenido mucho eco en los medios de comunicación y en la ciudadanía, algunos, no se quedan con los matices. Se quedan con lo que aparentemente es una decisión de enchufismo, cuando no lo ha sido en absoluto. También ha habido un coste familiar porque mi cuñada ha estado en solfa.
–¿Le ha pedido disculpas Martínez Bermejo tras conocerse la sentencia?
–No. El único gesto que tuvo, y no tiene que ver con esto, es que en el último pleno puso en valor mi capacidad de diálogo en política y de poder llegara a acuerdos conmigo. Pero ese es otro ámbito. De este tema, que me ha dolido mucho, por la injusticia que suponía, ni una palabra. Le he pedido una disculpa pública, porque creo que el tema lo merece. No lo ha hecho. Cada uno es responsable de sus actos.
–¿Tiene intención de actuar contra él por la vía judicial?
–No. Lo doy por cerrado. La Justicia ha puesto a cada uno en su sitio y el tema queda zanjado. Podría hacerlo por daños y perjuicios al honor..., pero no lo voy a hacer.
–¿Cree que el caso influyó para que el alcalde le pasara del número cinco de la lista al nueve? ¿Por qué no lo aceptó con las buenas expectativas que presentaba el PSOE?
–Hice un porra con otros concejales, que está ahí escrita, y mi pronóstico era que sacábamos doce. Por lo tanto, creo que el número nueve salía sin duda. Pero esa no era la razón. Me hace una oferta y yo creo que no se correspondía con el trabajo realizado estos cuatro años. Simplemente fue eso. No creo que influyera el caso de mi cuñada. Óscar Puente siempre ha tenido muy claro y me ha defendido públicamente y en todos sus actos ha mantenido esa línea a la que la jueza ha dado ya carta de sentencia. Otra cosa es que le hayan comentado que este asunto le podría suponer un perjuicio. Pero hay un factor clave: si él no quiere que le afecte esta situación –anterior a la sentencia–, no me hubiera ofrecido ir en la lista. A él le perjudicaba igual que vaya el siete, el cinco o el tres. Tengo claro que directamente no ha influido.
–Pero le ofreció cartera de Gobierno.
–Sí.
–¿Entonces?
–Él ya tenía en mente hacer algunos cambios, desdoblar la concejalía porque es muy grande. Pero yo no acepté, porque no me siento recompensado moralmente. Cuando haces una labor que es positiva y buena para la ciudad en las tres grandes facetas del área no creo que la contraprestación sea desplazarme muy al final de la lista. Es un poco también por una cuestión de dignidad política, personal y profesional.
–Lo que hacía usted, ahora lo van a hacer tres ediles. ¿O era Gato un fenómeno o estaba desbordado?
–Nunca me he sentido desbordado. He asumido las tres grandes competencias sabiendo que era un volumen muy importante, pero he tenido un buen equipo, trayendo gente de otras administraciones. Y he tenido mucha dedicación a costa de mi familia y de mi tiempo libre. He trabajado todas las horas del mundo, todos los días y muchos festivos. He puesto toda la intensidad. Ahora se visualiza que la envergadura del área es enorme.
–Habla de que no se ha sentido recompensado con esa decisión de Óscar Puente.
–El trabajo se mide en resultados y estos están ahí. Situación económica del Ayuntamiento: la mejor de España entre los municipios de más de 200.000 habitantes, en todos los ratios: deuda, superávit, pago a proveedores....; ofertas públicas de empleo de muchas plazas, contrataciones temporales, muchísimas... Y en el área que ha tenido mayor repercusión, la de Promoción Económica: el Plan de Empleo ha sido un éxito, hemos entrado en las diez capitales de provincia de España con menos paro; crecimiento económico en 2018 del 3%, ninguna ciudad de España, salvo Palma Mallorca, lo ha tenido y nueve proyectos europeos aprobados. Y luego, el comercio, que es muy importante para ciudad. Lo hemos dinamizado... Me voy satisfecho por el trabajo bien hecho. Y agradecido a Puente por contar conmigo en su momento como concejal.
–¿Qué se ha dejado en el tintero?
–Tengo una espina clavada, que el parque agroalimentario. Es uno de los grandes proyectos de ciudad y no he logrado sacarlo adelante. Pero es complejo, intervienen muchos factores y tiene mucha envergadura. La Junta no ha apoyado nada, todo lo contrario. Prefiere que esto se desarrolle en el ámbito rural y de manera más atomizada. Las empresas del sector vieron con buenos ojos el proyecto, pero con el cambio en la dirección en Vitartis cambió la tendencia y se sumaron a la postura de la Junta. Y en vía administrativa tuvimos complicaciones con la consultora que hizo el estudio. Ese proceso se ha alargado mucho. Me deja un sensación de frustración.
–De esta, ¿dejará definitivamente la política o...?
–A mí me gusta la política. Trabajo muy a gusto. Me permite hacer cosas para la ciudadanía y ese plus de creatividad de poder tomar decisiones que son buenas para los ciudadanos pues es muy gratificante. Yo estoy ahí y si surge alguna oferta, habrá que valorarla. No estoy cerrado, en absoluto, a volver.
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