El peculiar edificio que fue la sede de la Fundación y el Museo de Cristóbal Gabarrón, situado en el número 1 de la calle Rastrojo, en el barrio de Huerta del Rey, saldrá del letargo en los próximos meses. La Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Valladolid ha dado el visto bueno inicial, ratificado el pasado miércoles en junta de gobierno, al estudio de detalle que cambia el uso del inmueble con el objetivo de modificar su calificación como equipamiento general privado para adquirir la catalogación de comercio y oficinas. Fuentes municipales confirman que la operación tiene como finalidad que un centro de llamadas ('call center') ocupe esta finca. Detrás estaría el interés de la compañía de recobros Intrum, antigua Lindorff, ahora con sede en La Cistérniga y que emplea a cerca de 600 personas, de trasladar su actividad –toda o en parte– a la capital. Este periódico se puso ayer en contacto con la empresa, que evitó pronunciarse.
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La autorización municipal era fundamental para que la compra del edificio a EspañaDuero, propietaria hasta el momento, pudiera fraguar, ya que su calificación en el Plan General de Ordenación Urbana constreñía las posibilidades para darle una salida en el mercado.
El Ayuntamiento no ha visto ningún inconveniente. Todo lo contrario. De prosperar la operación, como todo apunta, el inmueble saldría del abandono y la llegada de más de medio millar trabajadores daría vida a esta zona de Huerta del Rey. El estudio de detalle, que no contempla modificaciones en las condiciones de edificabilidad y que obliga a mantener la estructura y la tipología de este inmueble singular, ha recibido también el visto bueno ambiental por parte de la Junta de Castilla y León, según consta en el acuerdo de la junta de gobierno municipal.
La de Intrum será la segunda mudanza de una empresa del sector de las teleoperaciones en los últimos meses. En este caso, se trata de un traslado desde el alfoz, concretamente desde el municipio de La Cistérniga, donde tiene sede en el polígono de La Mora, a la capital. El pasado mes de octubre era Madison, una compañía dedicada al telemarketing, la publicidad y la organización de eventos, la que confirmaba la compra del antiguo centro Parquesol Plaza como nueva sede. Aquí también se modifica la calificación del inmueble, de 12.845 metros cuadrados, para que pase de tener un uso de ocio a poder acoger oficinas. La intención de la empresa es unificar en este edificio a todo su personal tras acometer las oportunas obras de adecuación.
El cambio de uso ha sido promovido por la mercantil Fuentingel, que se hará con el edificio para, posteriormente, alquilárselo a la firma Intrum, que opera en 24 países de Europa y que cuenta con una plantilla cercana a los 8.000 empleados.
El último precio 'oficial' publicado por la entidad propietaria se situaba en 1.601.000 euros (salió a la venta por dos millones), aunque fuentes consultadas señalan que la compra se habría cerrado por debajo de esa cantidad, sin concretarla.
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El reconocible bloque, vacío desde el año 2015, cuenta con una superficie construida de 2.803 metros cuadrados en cuatro plantas. La más amplia es un gran sótano de 1.764, que acogía el grueso de las muestras que se programaban en este centro cultural promovido por el artista murciano. El resto se reparte entre la planta de calle y dos pisos superiores, donde la Fundación tenía las oficinas. La construcción está ubicada en una parcela ajardinada de 3.137 metros cuadrados.
El estado de inmueble, construido con materiales de alta calidad, es bueno y sus disposiciones, con amplios espacios abiertos, lo convierten en un enclave idóneo para acoger la actividad de un centro de llamadas, donde los teleoperadores trabajan en zonas comunes. La adecuación para esta actividad no parece, en principio, complicada, según exponen los agentes que han participado en las gestiones.
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Intrum buscaba desde hace varios meses una sede en la ciudad y ha sido la inmobiliaria A&M la que ha rastreado opciones hasta dar con el lugar indicado y conformar la gestión, que incluía comprador para el edificio, inquilino para el bien y el cambio de calificación.
Desde septiembre de 2017, EspañaDuero esperaba dar salida a esta finca compleja, ya que por su catalogación estaba limitada en los usos, una rigidez a la que se quiere poner freno con el PGOU para facilitar la resurrección de edificios vacantes. Metro Inmobiliaria ha sido la firma que se ha hecho cargo de enseñar el edificio durante este tiempo a los compradores interesados.
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En el año que ha estado a la venta el antiguo museo, el Ayuntamiento de Valladolid ha tenido que intervenir de oficio para limpiar la parcela. Fue en agosto de 2018, cuatro meses después de enviar un requerimiento a la propiedad, cuando los operarios del Servicio de Parques y Jardines, dependiente de la Concejalía de Medio Ambiente, entraron en la finca para retirar las malezas que poblaban el jardín y que habían provocado la aparición de ratas e insectos en el entorno, unas labores que costaron 3.300 euros y cuya factura se giró a la entidad.
El Museo Gabarrón se inauguró en 2003 y acogió actividad cultural durante doce años hasta su clausura.
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