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Guillermo y Carolina Garabito en el jardín de estilo romántico de esta gran casa de Los Torozos. Rodrigo Ucero
Bienvenidos a mi casa

Antigüedades, casullas, libros y porcelanas: los secretos de 'La Casa Grande' de La Mudarra

Esta vivienda del siglo XVI perteneció a Godofredo Garabito y hoy es sede de su fundación

Laura Negro

Valladolid

Lunes, 18 de diciembre 2023, 00:24

El 'home tour' que traemos esta semana en la sección de viviendas singulares de El Norte de Castilla es de lo más especial. Se trata de una gran casona castellana que ha sido testigo directo de la historia de nuestra provincia. Hablamos de 'La Casa Grande', situada en el municipio de la Mudarra, en el corazón de Los Torozos. Un monumento de piedra que ha resistido el paso de los siglos y que guarda una gran conexión con una figura destacada del mundo del arte y la cultura, el humanista, académico, escritor y anticuario Godofredo Garabito y Gregorio, quien dejó un legado imborrable en la provincia de Valladolid.

Su casa familiar, una típica construcción castellana del siglo XVI levantada en piedra, es el testimonio inigualable de su pasión por la cultura y las artes. Convertida en un museo familiar, la casa alberga una impresionante colección de obras de arte, libros antiguos y objetos que Garabito atesoró a lo largo de su vida. Cada pieza cuenta una historia, desde sus días como diputado provincial hasta sus contribuciones al ámbito cultural vallisoletano.

La Casa Grande fue un antiguo pabellón de caza de los Almirantes de Castilla que hoy se erige con imponente presencia e inmune al paso del tiempo, como sede permanente de la Fundación Godofredo Garabito y Gregorio. El estilo castellano del siglo XVI se manifiesta en sus muros de piedra maciza y sus detalles arquitectónicos evocan la grandeza de aquella época. Al cruzar el umbral ya se comienza a respirar historia. Nos reciben Guillermo y Carolina Garabito quienes han asumido la responsabilidad de preservar este ingente patrimonio cultural que labró su abuelo. Guillermo mantiene viva su memoria y continúa su legado promoviendo proyectos culturales y artísticos en la región. Él vive en esta casa desde hace tres años. «Mi abuelo fue, durante 40 años, presidente de la Asociación de Anticuarios de España», dice orgulloso en la primera de las estancias, en la que se pueden apreciar suelos de época de barro cocido, vigas de madera noble y una gran puerta castellana, testigos de un pasado lejano.

Empezamos ascendiendo a la primera planta, que data del siglo XV y nos adentramos en uno de los seis salones que tiene esta casa, en los cuales se celebraron debates culturales, reuniones políticas y encuentros artísticos que marcaron una época. «A este salón le llamamos 'El de las vanidades' porque a lo largo de toda su vida mi abuelo lo fue llenando de condecoraciones, distinciones, placas, pregones de Semana Santa, pregones populares e himnos. La casa representa muy bien su personalidad barroca y compleja. En esta primera sala de estar encontramos pinturas del siglo XV, esculturas del siglo XIV y hasta obras literarias del siglo XXI», apunta.

Entre las piezas que conforman la estancia destaca una litografía original de 1963, que representa al Quijote y que está firmada por el artista manchego Gregorio Prieto, y una pintura del burgalés José Vela Zanetti, que representa una escena de siega, algo muy habitual en este artista de estilo indefinible con reminiscencias renacentistas y cubistas. Otro de los tesoros que allí apreciamos, es un extraordinario mueble bargueño castellano del siglo XVI, con intrincados detalles e imponente presencia. Acapara también nuestra mirada una gran chimenea de piedra con adornos cerámicos que ha presenciado incontables noches de historias compartidas y momentos de contemplación.

Dejamos atrás este salón castellano del siglo XV para pasar a otra gran sala de estar de estilo rococó, por su exuberancia y sofisticación en la ornamentación decorativa. Sus molduras, sus lámparas, espejos, pinturas y mobiliario nos trasladan al París del siglo XVIII. «Lo que parecen frescos, en realidad no lo son. Mi abuelo trajo estas pinturas del derribo de un palacete de Santander. Están pintadas sobre un lino muy fino», apunta Carolina que estudia Historia del Arte. El salón ofrece todo un recorrido fotográfico por la biografía de Godofredo Garabito, que está salpicado de imágenes de sus encuentros con personajes importantísimos de la historia de nuestro país. En una mesa-vitrina vemos todas las distinciones de las que presumía Garabito, entre ellas, tres de las más altas que concede el Estado Español: la cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, la encomienda de la Orden del Mérito Civil y la encomienda de número de la Orden de Isabel la Católica.

Los hermanos Garabito nos conducen a la siguiente estancia, una planta más arriba, que fue construida en la década de los 80 del siglo pasado. Allí encontramos la gran biblioteca del escritor, que es todo un santuario de conocimiento y creatividad. Contiene más de 15.000 volúmenes cuidadosamente organizados que abarcan una amplia gama de géneros, desde clásicos de la literatura universal hasta obras maestras contemporáneas, lo que revela los múltiples intereses del escritor. «Lo más curioso de esta biblioteca es que buena parte de los libros están dedicados a mi abuelo por parte de sus autores. Rosa Chacel, Miguel Delibes, Vargas Llosa… Eso demuestra una obra literaria muy profusa, como el hombre que era mi abuelo», apunta su nieta. «Le recuerdo de tertulia en el jardín con Miguel Delibes y Francisco Umbral o pasando tardes enteras con Concha Velasco en casa. La suya fue una vida cultural de lo más nutrida», completa el nieto mayor, que nos enseña una primera edición de El Hereje dedicada por Delibes. También una primera edición del Madoz, el primer diccionario geográfico que se editó en España en 1845, misales del siglo XIV, catecismos del XVII y un cuadro firmado por el pintor expresionista Gabino Gaona, que representa un paisaje rural en tonos ocres y con su característico estilo.

La siguiente parada es uno de los dormitorios de la casa cuyo armario esconde un gran secreto, una impresionante colección de casullas. «Todas las obras de arte que llevan tela, hilo de oro y abalorios, son elementos que a lo largo de la historia del arte son muy preciados porque prácticamente ya no se hace hilo de oro y porque cuando se rompe una tela es muy difícil remendarla. Esta colección recoge muy bien la historia del arte litúrgico en España», apunta Carolina. «Nuestro abuelo intentaba preservar dentro de los muros de La Casa Grande un mundo que se extinguía. Todo con la intención de que los siglos XV, XVI, XVII… siguieran vivos. De ahí, nuestro empeño en la Fundación de poner todos esos siglos en valor», añade Guillermo.

Regresamos a la planta baja, al comedor principal, que está presidido por una larga mesa para un buen número de comensales. Una vez más, la muestra de piezas de valor es muy profusa. Destaca, especialmente una consola francesa del siglo XVIII, un espejo veneciano del XIX y una importante colección de porcelanas chinas, japonesas, italianas, francesas y sevillanas. «Mi abuelo solía decir que esta casa estaba hecha para tenerla siempre llena de amigos. Al final, eso es lo que enriquece la vida cultural. Una sobremesa larga con poetas y escritores es de esas cosas que todavía uno le puede decir a la vida», subraya Guillermo.

Terminamos esta visita en el idílico jardín romántico de esta gran casona. Una joya verde que complementa perfectamente la grandiosidad de la estructura. Increíbles piezas en piedra estratégicamente ubicadas, traídas de conventos desamortizados, le dan su principal encanto. «El jardín no existía hasta el siglo XX. Esta era una casa solariega, por eso tiene tanto mérito haber concebido esta idea y haber conseguido integrarla entre el oratorio y la casa», apunta Guillermo, quien desde la Fundación da vida a este jardín con una extensa actividad cultural a lo largo de todo el año. Allí nos despedimos de ellos y agradecemos esta enriquecedora visita.

La Casa Grande es mucho más que un palacete enclavado en Los Torozos. Es un testimonio tangible de la pasión y dedicación de este gran humanista por las artes y la etnografía. Si has disfrutado de este viaje por la historia, no dejes de visitar nuestra sección 'Bienvenidos a mi casa'. En ella encontrarás muchos otros espacios singulares. ¡No dejes de leerlos! ¡Te sorprenderán!

Características

Fecha de construcción: Siglo XVI, por los Almirantes de Castilla

Dormitorios: 6

Salones: 5

Biblioteca: con más de 15.000 volúmenes

Jardín: de estilo romántico

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