José Antonio Martínez Bermejo, en su sillón de portavoz municipal del PP. Alberto Mingueza

José Antonio Martínez Bermejo: Ante la complejidad, buena cara

Portavoces municipales: rivales y condenados a convivir ·

«El roce piel con piel, aquí, es continuo y eso hace que los temas se suavicen o se enconen»

Antonio G. Encinas

Valladolid

Lunes, 26 de febrero 2018

Tiene mucha gracia contando chistes y voz de barítono metido a locutor de radio y, aunque sea por whatsapp, lleva la educación y el «buenos días», el «gracias» y el «por favor» hasta las últimas consecuencias. Por eso, cuando José Antonio Martínez Bermejo se ... enfunda el papel de portavoz del Grupo Municipal Popular, en esos plenos tensos del Ayuntamiento de Valladolid, se enfrenta a la disyuntiva de adoptar una posición más extrema de la que se le presupondría. «La política la hacemos personas, aunque a veces se nos olvida. Le damos al valor grupal de unas siglas demasiada trascendencia y cualquier persona es más importante que el PSOE, el PP o IU como colectivo. Que una persona se vaya después de un Pleno con una amargura no te gusta. No te gusta que te pase a ti, pero tampoco que le pase a otro», asegura.

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Alguna vez ha pedido disculpas. Y lo ha hecho sin dejar tiempo a que la herida se enfriase, en caliente. «Yo lo lamento y procuro que, cuando he notado en el otro que se ha producido eso, que se ha sentido mal, pedirle disculpas. A lo mejor no sirve de nada y lo mejor hubiera sido no utilizar ese argumento o esa palabra que le ha hecho daño. Pero no entiendo que tenga que ser una política de confrontación, primero están las personas y luego están los partidos. Y las ciudades las forman personas, no podemos ir haciendo daño a la gente. Y cuando tengo la percepción de haberlo hecho me duele. Y no soy el único», aclara.

«Me encantaría salir del Ayuntamiento diciendo que tengo los mismos amigos que cuando entré»

Y es que la política municipal tiene trampa. Porque allí, en el Ayuntamiento, mientras un concejal busca a un bedel, puede cruzarse con el portavoz de otro grupo, con tres ediles del equipo de Gobierno que van a una rueda de prensa, con el alcalde que acompaña a una expedición de chicos de Erasmus... El edificio es grande, pero los recorridos son muy cortos, y los despachos de los diferentes grupos municipales están a la vuelta del pasillo. «El Ayuntamiento es el único lugar, como institución, donde el Gobierno y la oposición conviven entre cuatro paredes», razona Martínez Bermejo.

«En otros ámbitos el contacto se produce en los lugares parlamentarios, pero Gobierno y oposición estamos en el mismo sitio, nos cruzamos por el pasillo y para bien o para mal el roce es constante y continuo», señala. Eso, para alguien que ha vivido la política nacional, como subdelegado del Gobierno, y también la autonómica, supone un gran cambio, admite. «En la administración del Estado y de la Junta el contacto es esporádico y en situaciones concretas. Aquí es permanente, el alcalde, quiera o no quiera, te va a ver por los pasillos. Y al contrario, los de la oposición, queramos o no, nos vamos a encontrar con el alcalde».

Martínez Bermejo habla al oído del alcalde, Óscar Puente, durante el pregón de las fiestas de 2016. Gabriel Villamil

«Eso hace, cuando tienes una convivencia muy permanente, que los temas se suavicen o se enconen. El piel con piel en los ayuntamientos es mucho más continuo que en otras administraciones», añade.

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Teatro y ajedrez

Martínez Bermejo tiene dos metáforas adecuadas para describir los mecanismos que mueven las relaciones en la política municipal. Una es el teatro. O por decir mejor, la teatralidad inherente a los Plenos. «Por eso el señor alcalde nos gana a todos, porque fue un gran actor en su momento», bromea. «El Pleno, todos y en este caso también los de los parlamentos autonómicos y nacionales, es un lugar en el que en poco tiempo tienes que posicionar unas ideas y un mensaje. Tienes que estudiar qué tienes que decir, cómo y cuándo. Lo que enriquece los plenos es escuchar al contrario y que te hagan cambiar de opinión sobre la marcha. Pero sí es verdad que hay una cierta teatralidad en el buen sentido de la palabra, porque si no le damos un poco de alegría, los plenos ya son un coñazo y hay que ponerles un poco de salsa y de pimienta».

El portavoz del PP, en una manifestación por el soterramiento, pancarta en mano. Gabriel Villamil

El otro recurso metafórico es el ajedrez. Aunque en este caso sería una partida rápida. «La política municipal es de segundos. Después de haber vivido la política nacional, modestamente, desde una Subdelegación, y la autonómica desde distintos puestos de la Junta, lo que más me sorprende de la municipal es que lo que vale en un segundo, a lo mejor diez segundos después ya no vale. Muchas veces aquí la reacción tiene que ser en el momento, igual al día siguiente es tarde. Esa inmediatez no existe en otros sitios y es adictiva. Te pone como una locomotora y te hace estar muy atento, pero puedes jugar menos al ajedrez, que dicen que para jugar hay que pensar en seis posturas más allá,. Aquí tienes que pensar en el movimiento reflejo del peón o del alfil, porque si lo haces media hora después, ya no vale».

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Con la concejala socialista Ana Redondo, con quien cantó un villancico en la presentación de la Banda Municipal de la Escuela de Música. Henar Sastre

En esta dialéctica en la que el PP, a menudo, soporta los ‘y ustedes más’ de, en ocasiones, todo el arco municipal, conviene separar esferas, según Martínez Bermejo. «Aunque seamos capaces de llevarnos la contraria con frecuencia, tienes que seguir hablándote con la gente, saludándote y si puedes, incluso, tomándote un café. Es verdad que es difícil porque la continuidad del roce lo hace más complicado que en otros sitios. Pero la carrera política dura 4, 5, 8 ó 10 años, y deberíamos salir siendo los mismos que cuando entramos. Pudiendo hablar con la gente por la calle, con los que ahora están enfrente, y tomarnos un café».

Y eso le lleva a formular un deseo. «Me encantaría salir diciendo que tengo los mismos amigos que cuando entré, ¡o a ser posible más!».

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