Dos años y ocho meses de cárcel para 'Pirri' por estampar un vaso en la cara al cliente de un bar
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Volverá a sentarse en el banquillo el 24 de mayo con el resto de procesados de la banda original del BMWEl Juzgado de lo Penal 2 de Valladolid ha impuesto una pena de prisión de dos años y ocho meses a Roberto Rivera Díez, alias 'Pirri', por estampar un vaso en la cara de un cliente de un bar en la capital vallisoletana el ... 23 de febrero de 2020. La sentencia, que puede ser recurrida ante la Audiencia, le condena también al pago de 22.575 euros de indemnización en concepto de las lesiones y secuelas sufridas por la víctima, así como a abonar al Clínico 631 euros el gasto de las curas.
Rivera, de 36 años, con un largo historial delictivo que arrancó cuando contaba 16, volverá a sentarse en el banquillo, esta vez el de la Audiencia de Valladolid, en el proceso contra la banda original del BMW, liderada por su hermano, que está previsto que se celebre del 24 de mayo hasta el 3 de junio. Son 16 encausados en este procedimiento y los procesados, con el hermano de Pirri, José Luis Rivera Díez, Pipi, a la cabeza del grupo criminal, fueron detenidos en 2017 y se enfrentan a penas que suman 171 años de prisión.
La sentencia de Penal 2 considera como hechos probados que, entre las tres y media de la madrugada y las cuatro, Yair B. S. se dirigió al bar Mojito de la calle Democracia, en el barrio de La Rondilla y, tras pedir una consumición, salió al exterior para fumar un cigarrillo. Cuando iba a entrar de nuevo en el local, el acusado, sin mediar palabra, le asestó un fuerte golpe en la cara con un vaso de cristal que llevaba. Como consecuencia de la agresión, la víctima sufrió heridas y fractura nasal. necesitó 25 días de curación. Las cicatrices del golpe son visibles.
Según se indica en el fallo, el denunciante «fue claro y conciso en sus respuestas y en su narración de hechos, sin dudas ni titubeos» e identificó a Rivera como autor de la agresión. Por el contrario, el juez considera que los testigos y el propio acusado mostraron versiones «contradictorias con lo declarado en sede judicial» o bien «llenas de lagunas e incoherencias», así como «respuestas evasivas, vagas o lagunas de memoria». La dueña del bar y los dos amigos que lo acompañaron se desdijeron en el juicio de lo que habían declarado a la Policía.
Para el juzgador, Rivera es el autor material del delito de lesiones, utilizando un objeto, forma y método «peligrosos para la vida y la salud, tanto física como psíquica del denunciante». Incide en que la agresión se realizó al golpear con un vaso de cristal en la cara «lo que implica, de forma indubitable, el uso de un objeto peligroso y de forma extraordinariamente peligrosa para órganos delicados y de vital importancia como los ojos, e incluso riesgo para la vida, con claro peligro de seccionarse vasos sanguíneos tan importantes como la yugular o la carótida».
La sentencia no rebaja la pena propuesta por el ministerio fiscal porque se considera que la agresión se realizó con «especial maldad», al escoger un víctima aleatoria, con la que no se medió palabra alguna y que el autor de la lesión «no mostró ningún tipo de remordimiento, arrepentimiento o interés por la víctima». No se aplica tampoco ninguna circunstancia atenuante de la responsabilidad criminal.
Pirri lo negó todo en el juicio y aseguró ser víctima de una «caza de brujas» policial. «Me tienen manía», declaró ante el juez. Su letrado defensor insistió en la tesis de que se trata de «una caza de brujas» y «un complot» de la Policía, que se habría «inventado el atestado» por «otros intereses». La fiscalía y la acusación particular mantuvieron sus peticiones de condena: dos años y ocho meses de prisión y cuatro años, respectivamente.
El acusado, hasta este momento en libertad condicional, insistió en que tanto él como sus amigos estuvieron «en muchos bares, muchos días», en los que estuvieron «bebiedo y consumiendo cocaína» y por eso no se acordaba «de nada». Tampoco del accidente en el que, tras huir del bar, a donde el cliente agredido habría entrado con la cara ensangrentada en busca de ayuda, se vio implicado su vehículo. Pirri negó la mayor: que estuvo en el bar desde las doce de la noche hasta las cuatro de la madrugada, que huyó, que tuvo un accidente de tráfico en el cruce de Madre de Dios con Real de Burgos tras saltarse un semáforo y chocar contra un todoterreno y que volvió a darse a la fuga dejando a uno de los ocupantes del vehículo mal herido. «Nunca estuve allí», repitió.
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