Una nueva llamada avisando del intenso humo que procedía de una vivienda, a primera hora de este martes, ponía en alerta a los bomberos de Valladolid. La dirección donde se había producido este incidente -que ha provocado «miedo y nerviosismo» en los vecinos- no resultaba ... desconocida a los efectivos: Camino de la Esperanza,12. Y el piso -que desprendía un fuerte olor a quemado y de donde salía el humo- tampoco, porque es el mismo inmueble en el que intervinieron hace menos de dos meses y por idéntico motivo.
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Un hombre de 90 años, que vive solo desde hace al menos seis, había intentando entrar en calor anoche poniendo en el microondas un cojín térmico de semillas para calentar la cama e irse a dormir con una sensación algo más confortable que la de la fría temperatura de su vivienda, donde apenas se superan los catorce grados por falta de un sistema de calefacción que funcione.
No es el único, porque ni él ni las 63 familias con las que comparte bloque (el edificio 12-14 está conectado por un inmenso hall) han podido encender la caldera este año para calentar sus casas. El desacuerdo vecinal les impidió disponer a tiempo de un sistema de calefacción y les mantiene 'congelados' e inmersos en el dilema de una reforma que no comenzará hasta pasados unos meses, cuando está previsto que comiencen las obras para conectarse a la red de gas natural.
Mientras tanto, los días pasan, el frío no da tregua y en el interior de los pisos la sensación de baja temperatura se hace evidente apenas se cruza el umbral de la puerta. En el interior de la casa de Felipe, el nonagenario que ha provocado de nuevo la intervención de los bomberos en menos de dos meses, el frío es el único compañero de cualquier estancia de la casa.
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«Quería calentar la cama para dormir mejor y puse en el microondas un saco de semillas que había remendado un poco. Luego lo llevé a la cama y no me he dado cuenta de lo que pasaba hasta esta mañana, que me han llamado a la puerta», explica el nonagenario.
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Su vecina se percató del olor a quemado en su casa al despertar. «Llamé a emergencias y e inmediatamente le llamé a él porque no oye muy bien. Me puse en lo peor hasta que me cogió el teléfono porque si llamas al a puerta muchas veces no se entera», señala esta mujer que se preocupa por él cada día como si de su propia familia se tratase.
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«Ha sido un milagro porque parte del colchón se había quemado, al igual que un trozo de sábana. Menos mal que se ha evitado lo peor, pero no podemos estar así porque cualquier día puede quemarse todo y pasarle algo a él», comenta preocupada la mujer que vive pared con pared.
«Ha dormido toda la noche respirando humo, no sé cómo ha aguantado», dice con el susto aún en el cuerpo desde el interior de la vivienda de su vecino, que ahora permanece con las ventanas abiertas para que se ventilen las estancias. Está muy pendiente de él. «No me cuesta nada y él está solo, hoy por ti mañana por mí», asegura la mujer, que admite que «Felipe no puede seguir aquí solo». Los servicios sociales ya se han puesto en marcha para seguir el caso del nonagenario que cuenta con sistema de teleasistencia para cualquier emergencia.
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Es la segunda vez que los bomberos acuden a la casa de Felipe. La primera fue el 18 de diciembre, con temperaturas bajo cero, quiso entrar en calor y sucedió lo mismo. «Es un peligro no solo por él sino por todos los vecinos porque calentamos como podemos las casas, unos con radiadores eléctricos otros con calefactores de aire», explica la vecina.
En diciembre Policía Nacional y bomberos del Ayuntamiento de Valladolid tuvieron que desplazarse hasta este bloque poco después de las nueve de la noche para atender la emergencia por presencia de humo. «El cojín térmico entró en combustión y llenó la estancia de humo», recuerda una vecina.
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Hasta la zona se desplazaron quince bomberos con una autoescala, una bomba y un vehículo de mando para socorrer a Felipe, que al igual que este martes, ese día se encontraba en el interior de la vivienda. Tuvieron que proceder a la apertura de puerta y a la ventilación mecánica del inmueble mediante maquinaria específica para forzar la salida de humos al exterior.
El número 12 del Camino de la Esperanza continúa sin calefacción y sus vecinos, tras este último conato de incendio, en tensión por lo que pueda suceder en cualquiera de las 64 viviendas del bloque. «Ha sido la casa de Felipe de nuevo, pero nos puede pasar a cualquiera e ir más allá del susto. Hay que encontrar una solución ya», coinciden los residentes.
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