«El ambiente de la fábrica es raro y la gente está decaída»

Entre las opciones que Bimbo ofreció a sus trabajadores, Inmaculada optó por la prejubilación, una alternativa que, le da cierta tranquilidad a corto plazo, pero que no está exenta de preocupaciones para el futuro. «No me planteé un traslado porque tengo aquí a mi familia, a mis hijos y a mi madre. Por otro lado, cambiar de trabajo a mi edad, no lo veía fácil. Prejubilarme era lo mejor para mí, pero no llega para cubrir todos los años hasta la jubilación completa. Es lo que más me preocupa», confiesa. El plan de prejubilación permitirá que, hasta los 63 años, la empresa siga cotizando por ella. A partir de esa edad, el panorama cambia. «Tendré que ver si hay alguna ayuda o incluso plantearme volver a trabajar, pero lo valoraré cuando llegue el momento», explica.

En lo personal, reconoce que dejar de trabajar será un cambio importante para ella. «Siempre he sido muy activa y tengo muchos proyectos que he ido dejando para más adelante. Ahora es el momento de retomarlos», comenta Inmaculada, quien espera celebrar estas Navidades con la mayor normalidad posible. «Al principio pasé unos días mal, pero desde que tomé la decisión, estoy más tranquila y como tengo que trabajar hasta el día 30, estas fiestas serán similares a las de otros años. Mi deseo para estas Navidades es un trabajo para mis hijos. Yo voy a dejar de trabajar, así que me gustaría que ellos pudieran tener su propio sueldo, manejarse solos y cumplir sus metas sin depender de los padres», comparte esta empleada de Bimbo que este fin de año, dejará atrás más de tres décadas de dedicación a la empresa y dará la bienvenida a nuevos proyectos y retos ilusionantes para ella.