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«Llevábamos muchísimos años esperando esto y va a ser una auténtica maravilla poder tener por fin alumbrado público en condiciones, aceras, asfalto y todos los servicios de un núcleo urbano normal que pertenece a Valladolid», reconoce Miguel Ángel Carrera, un vecino de la ... urbanización Los Doctrinos, un conjunto de viviendas unifamiliares edificado a partir de los años setenta al borde de la carretera de Rueda (CL-610), que marca el final del límite de la capital, bañado en este punto por el Adaja, y la frontera con el término de Villanueva de Duero al lindar precisamente con la urbanización Puente Adaja. «Pero pertenecemos a la capital como cualquier barrio de la ciudad», incide Beatriz, otra residente de este núcleo urbano que cuenta en la actualidad con 64 viviendas, muchas de ellas utilizadas como segundas residencias de veraneo.
La urbanización Los Doctrinos contaba hasta ahora con servicios de saneamiento y calles de gravilla que carecían de alumbrado público. Un acuerdo alcanzado a finales del verano del año pasado entre el Ayuntamiento y la comunidad de propietarios permitió desbloquear el proceso de urbanización de este área residencial y la legalización de sus viviendas. Los propios vecinos asumieron así el pago de los gasto de urbanización, que costarán 2,8 millones de euros –a razón de algo más de cuarenta mil euros por propietario–, para después entregar las obras una vez terminadas al Consistorio y que este pase a encargarse, como un barrio más, de su mantenimiento.
De manera que Los Doctrinos, que en las próximas semanas pasará a cambiar las placas de sus calles en virtud de un decreto rubricado por el alcalde para dedicarlas a obras de Miguel Delibes (con el acuerdo de los residentes), pasará entonces a formar parte por derecho propio del callejero oficial de la ciudad, algo que no ocurre en la actualidad, cuando sus denominaciones dedicas a apóstoles no figuran siquiera en los planos de Google.
Las siete calles de la urbanización los Doctrinos, dedicadas aún a otros tantos apóstoles (Pedro, Juan, Lucas, Pablo, Mateo, Marcos y Santiago), y una octava pasarán en las próximas semanas a dedicarse a otras tantas obras de Miguel Delibes (El Hereje, Cinco horas con Mario, La sombra del ciprés es alargada...) conforme a un decreto rubricado por el alcalde, Óscar Puente, en septiembre del año pasado con el beneplácito de los vecinos. El cambio de las placas supondrá no solo eso sino su inclusión en el callejero oficial de la ciudad y quizás también en las aplicaciones de buscadores como Google, donde sí figura la urbanización Los Doctrinos, pero no los nombres de sus calles. El callejero oficial (www10.ava.es/callejerovalladolid/) ya recoge las nuevas.
Las obras de urbanización de Los Doctrinos comenzaron al inicio de la pandemia, en torno al mes de mayo, y tiene prevista su conclusión en torno al mismo mes de este año. Para entonces, al filo ya del verano, esta urbanización regada por el Adaja –el cuarto río de la capital junto al Pisuerga, el Esgueva y el Duero (Puente Duero)–, tendrá no solo calles asfaltadas y aceras adoquinadas con alumbrado público –ya instalado– sino también servicios «propios del siglo XXI». Hasta ahora, según explica Miguel Ángel, «teníamos una conexión malísima a Internet que se saturaba en seguida y que ahora se va a renovar con la introducción de redes de comunicación».
Los operarios han renovado ya los colectores e instalado nuevos sumideros de aguas pluviales en las calles, en las que también han dibujado ya su futuro trazado con la colocación del adoquinado perimetral de las aceras a falta de los últimos remates, la colocación del firme para los peatones y el extendido del asfaltado de las calzadas de sus actuales siete calles. Su límite con la vecina urbanización Puente Adaja, perteneciente a Villanueva y situada junto al puente de piedra del antiguo trazado de la carretera de Rueda, lo marca la calle Pisuerga. Esta última, al igual que el resto de viales –todos con nombres de ríos–, sí cuentan con asfaltado, aceras y alumbrado. «Somos vecinos, pero a un lado de la acera de esta calle estás en Villanueva y al otro en Valladolid», con el nexo común del cauce del Adaja bordeando las dos urbanizaciones vecinas, explican sus habitantes.
«Habitualmente no somos demasiados los residentes habituales en la urbanización, aunque es cierto que con la pandemia se ha incrementado el número de casas habitadas –habitualmente utilizadas como segundas residencias–», explica Beatriz, quien incide en que todos ellos llevaban «muchísimos años esperando esto para poder normalizar nuestra situación».
Los litigios con los vecinos, que los hubo durante lustros, comenzaron a principios de los años ochenta, cuando el entonces concejal de Urbanismo, Manuel González (PSOE), llegó a anunciar su intención de demoler sus viviendas. Esto ocurrió en 1982. El año pasado (2020), su sucesor, Manuel Saravia (Toma la Palabra), logró finiquitar el conflicto con un acuerdo por el que los vecinos accedían a sufragar la urbanización y el Ayuntamiento asumía a su vez el posterior mantenimiento «como el de cualquier otro barrio de la ciudad», confirma el concejal.
La urbanización Los Doctrinos nació en los años setenta con 58 parcelas iniciales y llegó a quedarse fuera del planeamiento urbanístico en 1984, al que ahora por fin se incorpora.
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