El alquiler de habitaciones gana cuota ante la subida de las rentas de pisos completos

Ocupar una habitación es la solución que algunas personas encuentran a los precios del alquiler. En Castilla y León, el coste de arrendar aumentó un 5,4% en el primer trimestre de 2023 y su precio se situó en los 8,22 euros por metro cuadrado. El incremento anual fue del 8%, según refleja el Índice Inmobiliario Fotocasa. En Valladolid, el precio medio actual de una vivienda en alquiler es de entre 650 y 680 euros, con un coste de 8 euros el metro cuadrado. En comparación, el desembolso medio de las habitaciones de alquiler en Valladolid está en los 250 euros al mes, si tenemos en cuenta los resultados de los portales web.

Irse de casa también es más difícil y según el observatorio de la emancipación de Castilla y León, presentado este mes de abril y con datos correspondientes al final del primer semestre de 2022, solo el 14,9% de la juventud castellano y leonesa estaba emancipada en verano de 2022. Además, el mismo estudio refleja que los jóvenes de la comunidad -edades comprendidas entre los 16 y los 29 años- deberían destinar el 61,7% de su salario para hacer frente a un alquiler en solitario. Si hablamos de alquiler por habitaciones les supondría el 26%, más de la mitad. Además, el estudio también concreta que el 21,9% de los jóvenes de la comunidad que trabajan se hallan en riesgo de pobreza y exclusión social.

Según explica P. G. M., propietario de cinco pisos en Valladolid que alquila por habitaciones, este modo de arrendar es pujante en grandes capitales como Madrid, Barcelona o Valencia. «Ahora ha llegado a Valladolid. E incluso a ciudades más pequeñas como Palencia, donde también empieza a haber una oferta importante. Los inquilinos que llegan son gente con prisa por alquilar porque va a comenzar a trabajar o personas que no se puede permitir un alquiler completo», asegura.

Desde el sector inmobiliario de Valladolid también son conscientes de la presencia que está tomando este tipo de alquiler en la ciudad. «Cada vez hay más. Va a ser importante ver si se contempla en la nueva Ley de Vivienda», explica Luis González, de Metro Inmobiliaria. La norma, aprobada este jueves en el Congreso, no recoge ningún punto específico sobre este tipo de alquiler. «Son arrendamientos que a veces rozan un poco los límites legales, se escapan un poco del reglamento», añade González.

Otras fuentes consultadas del sector concretan que estos alquileres los realizan particulares que en algunas ocasiones aceptan los pagos sin contrato o con el dinero en mano. Esas mismas fuentes comentan que el mercado vive una situación tensa por la incertidumbre de la nueva Ley de la Vivienda y explican que la oferta de habitaciones ya no llega solo de estudiantes, sino de trabajadores que se decantan por estos alquileres de menos calidad y prestaciones pero más económicos. Desde el Ayuntamiento de Valladolid también tienen presente que este tipo de alquiler está llegando a la ciudad, ya no solo para estudiantes, sino para jóvenes trabajadores. «No podemos entrar en esas condiciones, pero sabemos que existe y que es un tipo de vivienda demandada por la gente joven y por personas en situación de necesidad», explica el concejal de Planeamiento Urbanístico y Vivienda, Manuel Saravia.

Una simple búsqueda sirve para encontrar multitud de ofertas de alquileres por habitaciones. Como las imágenes de los portales web pueden distar de la realidad, lo mejor es ver las habitaciones en persona. En estos portales es habitual que los propietarios tengan más de un piso con habitaciones en alquiler en una plataforma. «Dime cuál es, porque en esa página tengo dos pisos», expone una arrendataria al contactar. En menos de un minuto se concerta la cita, que será esa misma tarde en el edificio, ubicado al final del paseo de Arco de Ladrillo. De forma puntual, allí espera la mujer que ha respondido al teléfono por la mañana. «No sé por dónde habrás venido, pero en esta zona se aparca muy bien», comenta todavía en el ascensor.

La primera vista de la vivienda es la de una bicicleta y un patinete eléctrico aparcados en el pasillo. Las cinco habitaciones del inmueble están ocupadas, son todo trabajadores, pero una de ellas se queda libre en unas semanas. «Si esperas no sé si la tendré ya ocupada», expone la propietaria. La mujer abre la habitación con llave, cada una tiene su propia cerradura. Dentro hay una cama, un armario, una televisión, una estantería, un escritorio y una mesa. Todavía están las pertenencias del actual inquilino.

Hay dos baños comunes, uno de ellos tiene la tapa de la taza del váter rota. En la cocina hay dos frigoríficos y el resto de electrodomésticos habituales. Del piso destaca un detalle, no hay salón. «Las zonas comunes son la cocina y el recibidor», responde la propietaria. Unos escasos metros cuadrados ocupados además por los vehículos de los inquilinos. «Son 295€ al mes, todos los gastos incluidos y habría que aportar un mes de fianza para entrar», explica la mujer. En este momento hay cinco trabajadores que viven allí.