Alberto Retuerto: «Hace 25 años sabían nadar más niños que ahora»
En lo que va de año han muerto ahogadas 13 personas en Castilla y León, la comunidad de interior donde más ahogamientos se producen
Recién inaugurada la temporada de piscinas aumentan los riesgos de ahogamiento en espacios acuáticos, especialmente en aquellos que carecen de vigilancia. Hasta la fecha, las ... cifras de personas que han perdido la vida en el agua ponen de manifiesto «una situación preocupante» que ha convertido el pasado mes de mayo en el tercero peor en los últimos diez años respecto a los ahogamientos registrados (44 en toda España, 5 de ellos en la comunidad). En el acumulado anual son ya 138 las víctimas mortales.
Desde enero han perdido la vida 13 personas en Castilla y León, las mismas que fallecieron por ahogamiento en todo 2022; una menos que en el total de 2020 (murieron 14) y cuatro más en estos cinco meses que en todo 2021 (cuando se registró la cifra más baja de los últimos seis años, con 9 finados). «Son unas cifras atípicas y más elevadas que las que se han dado otros años, pero por desgracia no inusuales para nosotros. Castilla y León es la comunidad de interior donde más ahogamientos se producen cada año
En Valladolid son cinco las víctimas que llevamos registradas», señala el presidente presidente de la Federación de Salvamento y Socorrismo de la región (FECLESS), Alberto Retuerto. Solo en el último mes han fallecido 5 personas en la región. «Este año lideramos un triste ranking solo por detrás de Canarias, Andalucía y Galicia».
Los ahogamientos pueden darse en cualquier lugar pero la tendencia es en espacios no vigilados como pantanos, ríos, piscinas privadas o balsas para regadíos, «con el peligro añadido de que este año ha llovido mucho y hay mucha corriente», explica. «En su mayoría son hombres de entre 50 y 80 años que van solos y pierden la vida por caídas al agua o por no poder llegar a la orilla al no ser conscientes de la reducción de sus capacidades».
En el caso de los más pequeños el patrón y el escenario es bien distinto. «Son las piscinas privadas, sin vigilancia, donde cada año se producen ahogamientos de menores. En estos espacios no se invierte en seguridad», expone. Una pequeña distracción de apenas un minuto puede ser fatal para que un niño se ahogue. «No hace falta ni mucho tiempo ni mucha cantidad de agua, porque muchas veces no son capaces de darse la vuelta. Hay que enseñarles autosalvamento desde edades muy tempranas», apunta.
Desde FECLESS no pretenden crear alerta pero advierten que las muertes por ahogamiento en menores llegaron a ser la segunda causa de muerte infantil en Europa. Son muchas las recomendaciones que llegan con el uso de piscinas privadas y una de ellas es la de mantener la regla 10/20, que consiste en mirar a la piscina como mínimo cada diez segundos y poder llegar hasta ella en menos de veinte segundos.
«Ahora te encuentras con cinco o seis chavales de doce años que no saben nadar, cuando antes el que no sabía era uno de cada clase»
Alberto Retuerto
presidente de FECLESS
Asimismo, tras un incidente en el agua y aunque parezca que todo está bien, es importante estar atento a posibles signos de ahogamiento retardado o en seco, que ocurre cuando una persona, parece inicialmente recuperada después de un incidente de ahogamiento, pero posteriormente comienza a experimentar dificultad aguda o insuficiencia respiratoria horas después, incluso hasta tres días después por la acumulación de líquido o inflamación en los pulmones.
El presidente de FECLESS lleva décadas ligado al medio acuático, a la formación de socorristas y nadadores y ha observado un cambio curioso entre los más jóvenes que se hace especialmente notable. «Pese a que pueda parecer lo contrario, hace 25 años sabían nadar más niños que ahora. Parece mentira con el acceso que tenemos a las piscinas, pero ahora te encuentras fácilmente con cinco o seis chavales de doce años que no saben nadar en un aula, cuando antes el que no sabía era uno de cada clase. Es un tema serio», comenta Retuero. El motivo es que «cada vez hay más personas que vienen de otros países y no tienen tanta experiencia con la natación ya sea por motivos culturales o económicos».
Mejor sin complementos
Desde la Federación de Salvamento y Socorrismo señalan la importancia de que los más pequeños aprender a nadar, al menos que sepan darse la vuelta a partir del año y que se mantengan en el agua a edades muy tempranas. «El conocimiento en el medio acuático es la mejor forma de prevención en cualquiera de los casos y no es solo una cuestión del verano».
Retuerto advierte que en bebés el tipo flotador de aro circular «es peligroso» porque no permite a los menores darse la vuelta en caso de quedar bajo el agua, los manguitos hinchables «son menos recomendables que los rígidos porque se pueden picar y cuando llevan tiempo con ellos tienen la sensación de que los llevan puestos y a veces no es así» y para espacios abiertos como mar, ríos o pantanos «el chaleco es más adecuado».
«Se debería unificar la normativa en una estatal y disponer de un censo de piscinas para ver dónde se necesitan más profesionales»
La Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla y León forma cada año a 700 personas que obtienen la titulación como socorrista, 300 en Valladolid, en su mayoría se trata de personas jóvenes de entre 16 y 30 años, que trabajarán velando por la seguridad de los usuarios durante la temporada de baño. «La formación es clave y se va actualizando técnicas de reanimación, materiales o medios de rescate, entre otros aspectos que lo hacen muy completo», asevera Retuerto.
El presidente de FECLESS finaliza con una serie de reivindicaciones para tratar de mejorar el balance de ahogados que cada año hace que Castilla y León sea la comunidad de interior con más fallecidos por este motivo. «Deberíamos contar con campañas publicitarias como en el caso de la DGT, que adviertan de los peligros, vigilar más las formaciones online de socorrismo y hacerlo en lugares que sean reconocidos por la Federación Española, así como una renovación de la normativa higiénico sanitaria actual, porque la que tenemos es obsoleta y muy ambigua. Unificar la norma en una estatal para no contar con una diferente en cada comunidad y disponer además de un censo de piscinas para ver dónde se necesitan más profesionales», finaliza Retuerto desde las instalaciones de Canterac.
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