Las apuestas deportivas 'on-line' se ceban en los veinteañeros de Valladolid

Para Aranzana, que ha visto evolucionar el perfil de las personas con ludopatía que llegan pidiendo ayuda al centro de la avenida Valle de Egueva desde que tomó posesión del cargo en el año 2015, no es ninguna sorpresa la última estadística del Ministerio de Consumo que revela que los jóvenes cada vez empiezan a tontear con las apuestas a edad más temprana: casi la mitad de los nuevos jugadores 'on-line' son menores de 25 años. La franja de edad de la treintena de jóvenes que trata Ajupareva (integrada actualmente por 184 familias) actualmente está entre los 17 y 25 años y más de la mitad de ellos son adictos a las apuestas deportivas, desde partidos de fútbol a carreras de caballos. Entre los casos más sangrantes, recuerda el de un joven estudiante de Palencia que por las apuestas llegó a crearse una deuda en créditos de 175.000 euros.

En contra de la creencia común de que son las clases más desfavorecidas las que se dejan la paga en salones de juego y 'corners', los jóvenes que han caído en los estímulos de las casas de apuestas pertenecen a toda la escala social. No solo se trata de minorías étnicas o chicos de escasa formación y recursos, de familias desestructuradas, subraya Aranzana, «también están enganchados universitarios, procedentes de unidades familiares bien estructuradas con un nivel económico medio, que no tienen problemas de socialización ni les falta de nada». Y apostilla que «esto no es de ahora, llevamos advirtiendo desde hace tiempo que la gente que llega a la asociación cada vez es más joven y realizan apuestas 'on-line', que pueden hacerlo en cualquier momento y conseguir dinero en un clic. Todo son facilidades para las apuestas».

En este sentido, desde Ajupareva se reivindica una regulación de estas empresas de microcréditos, que no existe en España. «Estos negocios, que son como los antiguos usureros, están sin regular. Ahora se visten de empresas, con sede social fuera de España y no piden demasiados requisitos a los solicitantes para concederles el préstamo, a unos intereses desorbitantes», explica. Estas firmas han encontrado un gran nicho de negocio en los jóvenes enganchados a las apuestas deportivas, que llegan a endeudarse en cantidades muy importantes para esas edades, muchas veces estudiantes, que no tienen trabajo un trabajo fijo y no siempre sus familias pueden responder para enjugar esa deuda.

En la actualidad, una treintena de jóvenes (doce han entrado en el último año) están en tratamiento en la asociación, que con la pandemia y el confinamiento tuvo también que reinventarse y poner en marcha terapias 'on-line' para sus socios. Pero, ¿cuánto tardan en desengancharse estos jóvenes absorbidos por las apuestas? El tratamiento, explica Aranzana, dura generalmente año y medio o dos años, que es el tiempo mínimo para considerar que una persona ha controlado su ludopatía. «Aunque depende mucho de la persona, de que esté concienciada o no, y del apoyo de la familia, que es muy importante que realicen un seguimiento y le acompañen en las terapias. No sirve eso de 'ahí lo dejamos' y ya está, hay que estar con él», apostilla el portavoz.

Repartidas por la capital vallisoletana hay más de cuarenta casas de apuestas y algunas no volvieron a abrir sus puertas tras el confinamiento. Es la gente más mayor, menos familiarizada con los juegos 'on-line', la que suele acudir a estos locales, mientras que las de menor edad utiliza el móvil para entrar en los casinos virtuales.

Pero, alerta Aranzana, se ha abierto otro nuevo foco de preocupación para quienes luchan contra las ludopatías: las nuevas máquinas tragaperras de los bares, denominadas 'Manhattan'. «Ya no son como las de antes, son multijuegos, verdaderos casinos portátiles: puedes jugar a la ruleta o al póker». A este frente se suma que en los salones de recreativos juveniles se están instalando 'corners' donde realizar apuestas deportivas.