Consulta la portada de El Norte de Castilla
Verginica llena las garrafas en la fuente de Caño Argales. B. P.

Así sobrevive Verginica en un piso sin agua en el centro de Valladolid

Una mujer de 42 años, con menores a su cargo, acude cuatro veces a la semana a Caño Argales para llenar una veintena de garrafas y poder beber y lavarse en una vivienda sin suministro

Berta Pontes

Valladolid

Viernes, 25 de febrero 2022, 00:05

Camina lenta y cabizbaja, pensando quizá en la tarea que ocupará parte de su tarde: llenar cerca de una veintena de garrafas para que ella y su familia cuenten con el agua necesaria para beber, cocinar y asearse. Verginica, inmigrante rumana de 42 años, recorre las calles del centro de Valladolid acompañada de algún familiar para buscarse la vida.

Publicidad

Reside en un piso en la zona de Labradores, próximo al túnel y propiedad, según explica, de un banco, alquilado inicialmente por un ciudadano marroquí pero que no incluía gastos. No los hay. La vivienda carece de suministro de agua y de luz. Aquí, en este céntrico inmueble, dice, viven como buenamente pueden. A su cargo, hijos de un familiar, tiene dos niños menores de edad. «Siete años y un año y medio», según confiesa, aunque algunos vecinos afirman haberla visto con hasta tres menores. Tampoco van al colegio.

Ataviada con unas zapatillas de estar por casa marrones, una falda larga que cubre sus tobillos y una bata azul marina, cubre su rostro con una mascarilla negra y su cabeza con un pañuelo algo más colorido. Esta mujer lleva en España desde 2007 y ha trabajado en el campo, pero desde hace seis meses no puede hacer nada porque no tiene su medicación. Es diabética y asegura haber perdido la tarjeta sanitaria. Con un castellano que habla con dificultad, apenas es capaz de hilar dos frases y todas las concluye con un «gracias, señora».

Dos tatuajes asoman por debajo de la manga de la bata y en uno se intuyen letras, casi borradas. Sus manos, desgastadas de recoger patatas, cebollas y uvas, sostienen las garrafas mientras uno de los nuevos caños de la fuente escupe agua. Su marido, «enfermo y sin poder trabajar debido a las cinco operaciones que arrastra», espera paciente en casa. Su labor en Caño Argales, haga frío o calor, llueva o queme el sol, no puede cesar porque «es por necesidad».

Pasados varios minutos, Verginica termina su recogida de agua. Coloca las garrafas de agua en un carro de supermercado y emprende el regreso hacia la vivienda básica donde carece de suministros. En un calcetín, escondidos «para no perderlos», lleva los veinte euros que le ha dado una vecina. Una ayuda que se sumará al poco dinero que consigue «pidiendo limosna en la puerta de los supermercados».

Publicidad

Su situación y la de su familia está ya sobre la mesa de Servicios Sociales. Recientemente ha llegado su caso al área municipal, que ha puesto en marcha un plan para «intervenir y proteger a los menores que viven con ella» en el que está implicada la policía. Pero la mujer, lejos de aceptar la ayuda, la ha rechazado. El objetivo ahora -en virtud de casos similares detectados- es no perder la pista a esta familia y «evitar que de un día para otro puedan desaparecer». Ayudarles a salir adelante.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad