Valladolid

Las agresiones sexuales con penetración denunciadas en tres meses igualan las de todo 2022

Pero Valladolid no es la única provincia de Castilla y León en la que estos delitos han aumentado respecto al primer trimestre del año anterior. En Ávila, la cifra se ha incrementado de cuatro a seis casos; en Soria, de uno a dos y en Salamanca, de dos a siete . En León se mantiene el mismo número de casos (5) y en Segovia, Burgos, Zamora y Palencia disminuyen. No obstante, la tendencia en la comunidad en relación a las agresiones sexuales con penetración registra un aumento del 20% de estos delitos, al pasar de 25 a 30 en el cómputo de las nueve provincias.

«Sigue pasando y es una realidad que por desgracia está en aumento», explican desde la Asociación de asistencia de víctimas de agresiones sexuales y malos tratos de Valladolid (Adavasymt), hasta donde han llegado en los tres primeros meses de 2023 un total de 36 nuevos casos de malos tratos, en los que al menos ocho incluyen episodios de violencia sexual. Son datos que preocupan, porque han aumentado más del doble en comparación con el mismo periodo de 2022, cuando atendieron a 17 mujeres en los tres primeros meses.

«La comparativa, en casos de violencia sexual, es similar al del año pasado, ya que tras varias sesiones de terapia psicológica nos damos cuenta de que la han sufrido, pero no lo suelen verbalizar al principio, y en vista del aumento de casos atendidos -36 frente a 17- podría darse ese aumento», argumentan desde Adavasymt.

En su piso de la calle Mirabel han atendido en lo que va de año a 73 mujeres, y en una veintena de estos casos hay violencia sexual. Se mantiene, además, la tendencia observada desde 2019. «Estamos notando que está bajando la edad de las víctimas de agresiones sexuales, así como la edad de los agresores, algo que se agrava con el acceso a la pornografía y la falta de coeducación sobre esta problemática entre los más jóvenes», señala Rocío Mielgo, miembro de la junta directiva de Adavasymt.

Para revertir estos delitos piden mayor apoyo institucional y mayor colaboración por parte de las administraciones. «Hemos contactado con bastantes ayuntamientos de los pueblos que celebraban las fiestas patronales para acudir a dar información, pero no hemos obtenido respuesta por parte de ninguno», lamentan.

Tienen presenta la idea de contactar también con asociaciones de taxis, con la empresa de autobuses de Valladolid para que, mediante carteles y los códigos QR, se difunda lo máximo posible información sobre cómo actuar ante casos de agresión sexual. «Otra petición que hemos hecho a Auvasa es que en Valladolid se dispusiera de un servicio de paradas de autobús a demanda durante la noche para las personas que lo soliciten porque ven posibilidad de peligro. Así, el autobús las acercaría más a casa sin desviarse de la ruta, como sucede en algunas ciudades. Sabemos que hay conductores que lo hacen, pero tiene que ser la dirección de la empresa la que se encargue», señala Lina Llera, vicepresidenta de la Asociación de asistencia de víctimas de agresiones sexuales y malos tratos de Valladolid.

Piden implicación a todos los colectivos para que no se repitan casos como los que les llegan a la asociación, que lleva desde 1994 ayudando a mujeres y prestando un apoyo fundamental en el proceso psicológico, emocional y jurídico una vez que se completa el cupo de sesiones disponibles por paciente de la Junta de Castilla y León.

No quieren que se repitan casos como el de la mujer de 28 años que vivía en un piso propiedad de una asociación y que sufrió una violación con sospecha de sumisión química. Salió con varios compañeros y al despertar (no recordaba nada de la noche anterior) sintió fuertes dolores en la vagina, donde tenía restos de sangre. «La asistencia psicológica para minimizar las secuelas del trauma que sufre es fundamental», señalan.

Especialmente duro es el caso de una menor que sufrió abusos sexuales por parte de la expareja de su madre desde los ocho años. Sobre el agresor pesa una orden de alejamiento, pero este sigue teniendo derecho a visitas periódicas con la hermana pequeña de la víctima. «Seguimos trabajando con ella al haber terminado el número de sesiones estipulado por la Junta», aclaran desde la asociación.

Adavasymt atiende casos de personas especialmente vulnerables, como el de una mujer que sufrió abusos sexuales en su infancia por parte de varios familiares y que llegó hace unos meses a la región en situación irregular. Consiguió empleo y alojamiento, pero sufrió acoso sexual durante meses en el trabajo por parte de un compañero que la presionó y difundió imágenes íntima suyas sin su consentimiento al resto de compañeros. La mujer terminó en la calle y decidió denunciar los hechos a la Policía Nacional. «Se le ha proporcionado un recurso habitacional, está recibiendo asistencia psicológica y apoyo para resolver su situación administrativa. Cada caso es un mundo», explican desde la asociación.