Grupo de Ciberdelincuencia e Investigación tecnológica de la Policía Nacional de Valladolid. Carlos Espeso

Valladolid

Los agentes que entraron en la casa del depredador sexual: «Hemos quedado impactados»

El pedófilo detenido, que residía solo y que la policía califica de muy «minucioso», tomó fotos diarias a una joven durante una década y agredió en el pasado sexualmente a dos bebés que se han enterado ahora de que han sido víctimas

Álvaro Muñoz

Valladolid

Domingo, 3 de noviembre 2024, 08:03

Ha pasado casi un año desde que el Grupo de Ciberdelincuencia e Investigación Tecnológica de la Policía Nacional se adentró en la denominada casa de los horrores de Valladolid. Iban a uno de sus registros 'rutinarios' por distribución de pornografía infantil. Pero lo que ... allí hallaron les cambió el semblante. No lo olvidan por la dureza de lo que vieron y analizaron, con unas víctimas, ocho, que nunca fueron conscientes precisamente de eso, de ser víctimas.

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El poso dentro del grupo, acostumbrado a tratar con imágenes duras de todo tipo, existe, pero en ese mar de una operación delicada y compleja sobresale también una satisfacción. «Hemos detenido a un presunto depredador, a una persona muy peligrosa. Es un asunto que te lo llevas a casa, pero hemos conseguido que no haya más víctimas. Son momentos duros porque te pasas horas y horas analizando pornografía infantil, imágenes duras de agresiones sexuales... Es mucho decir, pero este hombre seguramente hubiera seguido así toda su vida», agregan fuentes de la investigación del caso.

Material incautado por la Policía al presunto depredador sexual. El Norte

Ese hombre, en prisión desde su detención a finales del año pasado, estuvo presuntamente 24 años filmando con equipos profesionales de fotografía y vídeo a menores que residían cercanas a su vivienda. Se apostaba en sus ventanas y fotografiaba, especialmente en verano, a menores, buscando una intención sexual. «A una niña la estuvo grabando diez años seguidos. De los 5 a los 15 años. Había 22.000 fotos de ella en una carpeta con su nombre. Y lo hizo hasta que explotamos la operación porque hemos datado imágenes en octubre de 2023», relatan desde el seno de la investigación.

Eso fue entre 2013 y 2023, pero mucho antes, desde 1999, este hombre, calificado por los propios investigadores como de «muy minucioso», empezó su camino delictivo. Siempre con una misma forma de actuar. 24 años de distribuir pornografía infantil (nunca la que él grabó desde su casa) a la que se añaden dos presuntas agresiones sexuales a bebés. Esas personas son ahora jóvenes y se han enterado que hace años fueron víctimas de una agresión sexual por uno de sus vecinos.

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«Puede crear mucha alarma social, pero son casos muy aislados»

Grupo de Ciberdelincuencia

La historia de esta satisfactoria operación policial se inició con lo que el Grupo de Ciberdelincuencia denomina ciberpatrullaje. Se sentaron en sus ordenadores y saltó una alarma de que en una vivienda de Valladolid se estaba compartiendo pornografía infantil. «No era la que él grababa, esa solo era para su consumo propio. Algunos vídeos, para nosotros, ya son conocidos al verlos tantas veces. Hay mucho contenido generado en países del sudeste asiático, porque es muy difícil encontrar producción en España», describen fuentes del caso.

Con la premisa de encontrarse ante un nuevo caso de distribución de pornografía de menores de edad, los agentes dieron con la dirección exacta del sospechoso y solicitaron una orden de entrada y registro. «Parecía que iba a ser un registro más. Entramos y vimos que era una persona que vivía sola. Nos encendió todas las alarmas que en una habitación tuviera dos fotografías de dos niñas con connotaciones sexuales. Eso ya no era normal», continúan fuentes de la investigación.

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Ese registro rutinario se convirtió en exhaustivo y se solicitó la presencia de la Policía Científica. «Estuvimos muchas horas en esa vivienda. En el ordenador de sobremesa encontramos muchos archivos. Acumulamos ya mucha experiencia y había imágenes grabadas por el propio investigado. Nos encontramos algo fuera de lo normal y que ha durado más de veinte años», relatan sobre el horror que han palpado en una investigación que se amplió durante meses.

Las dos agresiones sexuales fueron a bebés, que ahora se han enterado de que fueron víctimas

Tanto tiempo porque después de analizar la gran cantidad de gigas de información había que identificar y localizar a las víctimas. Había que comunicarles a ellas, y en algunos casos a los padres, lo que había sucedido. «La reacción al contar lo sucedido a los afectados es que esa persona (el detenido) era aparentemente normal», continúan.

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Una infancia siendo víctima

Entre las víctimas también se encontraba una mujer de origen colombiano, que durante su infancia vivió cerca del investigado. Años después volvió a su país natal y gracias a la colaboración internacional se la pudo identificar. «Hemos tenido que completar muchas gestiones para esclarecer todo».

Durante ese análisis de vídeos, el Grupo de Ciberdelincuencia también pudo acreditar que una mujer también estuvo implicada durante un tiempo. Aparece en los vídeos y al parecer esas agresiones sexuales a bebés se pudieron completar porque en alguna ocasión se dedicaba al cuidado de menores.

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A partir de ahí, desde el seno de la investigación quieren mandar un mensaje de tranquilidad. «Puede crear mucha alarma social, pero son casos muy aislados. El grupo ha quedado impactado», concluyen.

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