Secciones
Servicios
Destacamos
claudia carrascal
Viernes, 3 de abril 2020, 22:09
Como un trabajador y un artista infatigable, lleno de energía y con un gran sentido del humor. Así definen a Félix Arranz (Olmedo, 1934) quienes más le conocían. El pintor, escultor y miembro de la Unión Artística Vallisoletana realizó en su pueblo natal su obra más conocida y alabada, las réplicas que dan forma al Parque Temático del Mudéjar de Castilla y León. Félix solo dejó sus herramientas tres días antes de morir, víctima del coronavirus, en la madrugada del pasado día 3.
«Llevaba desde el sábado con fiebre en su casa del municipio de Aguasal, en Valladolid, con su segunda mujer, Mari Carmen, y su hija, recluidos. El lunes llamaron al médico porque no mejoraba y el martes fue una ambulancia a por él. Ingresó en el Hospital Clínico de Valladolid, nos dijeron que tenía coronavirus, pero que a sus 86 años no podían hacer nada y que solo permitían que fuese un familiar a despedirse», comenta Manuel Arranz, uno de los cuatro hijos del escultor.
«Se ha muerto solo, pero en el Hospital Clínico se han portado fenomenal con él. Nos han dado partes continuamente, han respondido a todas nuestras llamadas y le han ayudado a ponerse en contacto», asegura Manuel Arranz. Su mujer y su hija menor permanecen en aislamiento, ya que convivieron con el escultor hasta dos días antes de su muerte.
Consejos y recomendaciones
Félix Arranz dedicó desde 1975 su vida al arte, que amaba y que aprendió de forma autodidacta. Su primera escultura la hizo con 12 años. Orgulloso de su tierra, le gustaba presumir de haber reconstruido él mismo su casa en ruinas de Aguasal, también del parque Mudéjar, compuesto por 21 réplicas a escala de los edificios más significativos de dicho estilo, como el Castillo de Mota de Medina del Campo o el de Coca, en Segovia.
El Parque Temático del Mudéjar de Castilla y León abrió sus puertas en 1999 y, por esta contribución, Félix Arranz recibió el nombramiento de Caballero de Olmedo. No obstante, su hijo Félix Arranz explica que su mayor orgullo «era su familia, en especial, su único descendiente femenino, Merce, por quien sentía muchísimo amor».
Uno de los consejos que guarda con más cariño en su memoria se lo dio trabajando, cuando todavía era un chaval. «Felisín, Felisín, saca las manos de los bolsos del buzo, porque las manos de un trabajador son sus herramientas más preciadas y siempre tienen que estar dispuestas. Me lo tuvo que repetir en varias ocasiones. Ahora nunca lo hago, y si me descuido, enseguida me acuerdo de él», recuerda su hijo Félix.
El pintor y escultor de Olmedo tuvo que demostrar desde muy joven su fortaleza, trabajando desde los 9 años, aprendiendo junto a su padre el oficio de la construcción, que ejerció durante dos décadas.
El fallecimiento víctima de un cáncer de María, su primera mujer, fue un duro golpe para Félix Arranz y le obligó a «tirar del carro con cuatro hijos pequeños», pero la vida le volvió a sonreír cuando apareció en ella Mari Carmen, con quien ha compartido el resto de su andadura personal y profesional y quien desde el primer momento cuidó de sus cuatro hijos como si fueran propios.
Su familia recuerda con cariño especial el último día que vieron a Félix, el pasado 14 de marzo, justo antes de que se decretara el estado de alarma, cuando celebraban un cumpleaños familiar y se encontraba en perfecto estado de salud.
Félix Arranz deja grabado su nombre en la historia de su pueblo, Olmedo, y en la de Valladolid porque, además, del Parque Mudéjar, ha realizado numerosas exposiciones pictóricas y ha hecho aportaciones tan significativas como 'El Paño de la Verónica 2018', que formó parte del conjunto escultórico 'Camino del Calvario' de Gregorio Fernández, que procesiona durante la Semana Santa.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.