Valladolid

Adiós a las míticas tortillas de la calle Torrecilla: cierra La Tartana tras 42 años

La historia de Salvador Latorre no se entiende sin el mundo de la hostelería vinculado a ella. «Empecé con 14 años a trabajar en una taberna en La Rondilla solo los fines de semana. Luego todos los fines de semana en El Cañas, ahí estuve cuatro años y luego me fui a Menorca a trabajar. Cuando volví hice la mili en Valencia, que me tocó vivir el 23-F allí. También trabajé en el Bar Colombo, que es de los bares vallisoletanos de toda la vida y en 1982 montamos La Tartana un socio y yo», explica Salvador Latorre apoyado en la barra de La Tartana.

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Cuando el socio que compartía La Tartana con Salvador Latorre decidió dejarlo «entró mi mujer y, hace cuatro años, mi hijo». «Llevamos aquí toda la vida. Empezamos de cero y la gente nos acogió muy bien y confiaba en nosotros», confiesa el propietario, cuya ilusión es que alguien se quede con el negocio. «No hay relevo generacional porque mi hijo no quiere. Tener un bar es sacrificado, aquí son 16 horas diarias y con mucho trabajo», puntualiza.

Desde el principio hasta ahora La Tartana se ha ido adaptando a los tiempos ofreciendo los servicios que los clientes demandaban. «Al principio fuimos tipo pub porque se trabajaba mucho más por las tardes y por las noches que por las mañanas, y luego pues todo el día. Hay que acoplarse a las circunstancias», señala Salvador Latorre. Aunque la tortilla de patatas es su pincho estrella, la barra de La Tartana se llena cada día de otras especialidades como canapés, sandwiches, bocadillos, albóndigas, garbanzos o ensaladilla.

El truco de la tortilla de patatas de La Tartana reside en el tiempo de elaboración. «Hago la cebolla caramelizada muy poco a poco y por otro lado la patata. Le pongo mucho huevo para que quede cremosa y jugosa y a fuego bajo dejar que se vaya cuajando por fuera la tortilla», detalla Milagros Caselles, artífice de las tortillas durante todas las mañanas. «Empiezo a las seis de la mañana a hacerlas y ya me salen solas. Son muchos años haciendo tortillas», explica.

En un bar todos los días hay alguna curiosidad. «El trato con los clientes ha sido lo mejor de esta experiencia. Ya me ha llegado el momento de irme, en un bar se hacen muchas horas, esto ha sido mi vida durante toda mi vida. Es muy sacrificado, no tienes tiempo para hacer cosas. Pero hay clientes que se convierten en familia y también da pena», explica Salvador Latorre, que confiesa: «Ahora quiero disfrutar del tiempo, es mi mayor propósito. No tener que mirar el reloj y venir con prisas al bar y poder hacer cosas. Viajar, disfrutar de la familia y relajarme».

La Tartana cerrará definitivamente antes de Navidad. «Mi idea es cerrar antes de Navidad, que en 2025 La Tartana no esté abierta. Ojalá alguien coja el local y le dé una nueva vida al bar o a algún otro negocio, al final la calle Torrecilla es una de las principales de la ciudad y siempre hay mucho ambiente», finaliza.