Obituario
Adiós al fundador de Confiterías Miguel, un grande de la dulcería vallisoletanaObituario
Adiós al fundador de Confiterías Miguel, un grande de la dulcería vallisoletanaValladolid ha perdido a uno de sus grandes confiteros. A Miguel Ángel Pérez Fernández, fundador de Confiterías Miguel, que falleció el pasado 3 de julio dejando un dulce legado a sus hijos y a su fiel clientela de décadas.
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Nació en Palencia, en 1946 y ... el servicio militar le trajo hasta Capitanía, en Valladolid, donde conoció y se enamoró de su inseparable Pilar García. Juntos, en su casa de la calle Isaac Quintero, comenzaron a hacer tartas de manzana para vecinos y amigos. Tuvieron tanto éxito que pronto, en 1981, abrieron el que fue su primer obrador. El talento a la hora de mezclar ingredientes y la dedicación de este matrimonio, hicieron que el negocio se expandiera abriendo otras dos pastelerías más en la ciudad. Hace 30 años la pareja decidió que era el momento de reorientar el negocio. Cerraron sus establecimientos en el centro para abrir un obrador y un pequeño punto de venta en la calle Aluminio, en el Polígono San Cristóbal, desde donde ofrecen sus productos artesanales a restaurantes, salones de boda y caterings de Valladolid, Madrid, Segovia y Salamanca, ganándose así el corazón y el paladar de muchos.
Miguel Ángel fue un hombre trabajador, cuya vida giraba en torno a su pasión por la pastelería y a su familia. Su esposa Pilar, fallecida hace siete años, sus cuatro hijos Pilar, Beatriz, María Ángeles y José Miguel, y sus nueve nietos eran el motor de su vida. Sus trufas de chocolate, el ponche segoviano, los roscones y buñuelos eran sus productos estrella, siendo las trufas una receta especial que, a pesar de los esfuerzos, ni Beatriz ni José Miguel, los hijos que continúan con su negocio, han logrado replicar exactamente. «Nadie las hacía como él. Tenían algo especial», dice su hija emocionada. Lo mismo ocurre con su famosa tarta de manzana. «Esa era la especialidad de mi madre. Aunque seguimos su misma receta, ella le daba un toque especial», continúa Beatriz.
Su partida ha sido sentida por muchos, como se evidenció en el tanatorio, donde no cabían las coronas enviadas por amigos y restaurantes de Valladolid, Segovia, Madrid y muchos otros lugares. «Nos hemos sentido muy arropados tanto por clientes, como por los compañeros del sector y por los amigos y el resto de la familia. Todos han lamentado muchísimo la pérdida de mi padre. La gente se ha volcado con nosotros», agradece la hija.
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Hoy, Confiterías Miguel sigue manteniendo viva la esencia y la calidad que Miguel Ángel y Pilar infundieron desde sus inicios. La familia y toda su clientela siempre estarán agradecidos por su dedicación a la excelencia en la pastelería artesanal. «Era muy buena persona y un gran trabajador. A los hijos nos lo ha dado todo. Nos criamos entre pasteles y eso hizo que hoy la confitería siga siendo mi pasión. Él llevaba años jubilado, pero le gustaba estar atento a lo que ocurría en el negocio. Siempre estaba presente», concluye su hija y continuadora del legado de este pastelero.
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