Eduardo Valentín Arias, el joven de 22 años que falleció en un accidente de tráfico. El Norte
Obituario

Adiós a Eduardo Valentín, el chico de la sonrisa eterna

El joven, de 22 años, falleció este miércoles en un accidente de tráfico en Valladolid

Sergio García

Valladolid

Viernes, 29 de septiembre 2023, 00:02

Con una sonrisa permanente en la cara. Así recuerdan sus familiares y amigos a Eduardo Valentín Arias, Dudu, el joven de 22 años que falleció ayer tras un accidente de tráfico en Valladolid. Natural de la capital vallisoletana, Eduardo vivía con su familia en ... pleno barrio de Delicias, en el entorno más cercano al mercado. Allí, se crió y creció junto con sus padres, Javier y María del Carmen, y su hermano, Daniel. Siempre pendiente de sus seres más queridos, durante los pasados meses vivía también con una de sus abuelas, a quien cuidaba en su casa después del fallecimiento de su abuelo.

Publicidad

Allá donde iba, Eduardo dejaba huella a las personas que le conocían. Algunos antiguos compañeros de su anterior trabajo, en el Valle de los 6 Sentidos, le recuerdan como una persona muy trabajadora, amable, cercana y que echaba una mano siempre que hacía falta. «Cuando se sacó el carnet de camionero estaba muy contento y se fue a trabajar de ello. Un día nos sorprendió con una visita con el camión para que lo viéramos. Se notaba que estaba encantado con su nuevo trabajo», recuerdan estos compañeros de su anterior empleo, que dejó en primavera para hacer lo que le ilusionaba. Y es que conseguir el carnet de camionero y poder conducirlo era para Eduardo una ilusión. Una que consiguió. Y a la primera, como recuerdan sus más cercanos.

Sus seres queridos destacan sobre todo su forma de ser, que le hizo estar siempre rodeado de personas que le apreciaban. «Era muy risueño y su sonrisa le caracterizaba. Siempre tenía una en la cara, era eterna. Nunca le veías enfadado, por mucha cosas que le pudieras decir siempre sonreía. Era un chico que no tenía nada de maldad», relata uno de sus allegados. Es ese carácter el que ha hecho que Eduardo tenga tantos amigos, muchos de ellos de su paso por el IES La Merced, donde estudió. También consiguió grandes amistades gracias a una de sus grandes pasiones, el deporte.

Fútbol y dardos

Desde el Club Deportivo Unión Delicias, donde Eduardo jugó a fútbol durante un tiempo, también se han unido al apoyo a la familia a través de un mensaje en redes sociales. Su padre fue, además, entrenador en una de las categorías del club. Y fue precisamente allí, en los campos de fútbol de Canterac, donde él disfrutaba de una de sus mayores aficiones junto a amigos y compañeros de equipo. Su posición favorita en el césped era de medio centro, aunque tenía una pequeña espina ya que solía jugar como defensa. Luego, Eduardo se desquitaba cuando jugaba a fútbol sala con amigos y familiares, algo que intentaba hacer siempre que tenía ocasión.

Publicidad

El ejercicio era una constante en sus planes y era habitual que durante los fines de semana aprovechara para pasar tiempo con su padre mientras practicaban algún deporte. Junto con el fútbol, Eduardo había desarrollado una afición por otra disciplina que le apasionaba y le llenaba. Los dardos. Lo que comenzó como un hobby se convirtió en algo más que le llevó a inscribirse en alguna liga de la ciudad y también en torneos fuera de la provincia. A finales de mayo participó en Salou en un torneo europeo donde alcanzó la tercera posición en una de las disciplinas del campeonato. «Conseguía lo que se proponía», recuerdan sus allegados sobre Eduardo, quien para sus seres queridos siempre será el chico de la sonrisa eterna.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad