Valladolid

Adiós a Ángel Pérez, el pintor de Arturo Eyries que murió en el accidente de La Cistérniga

La fatalidad le llegó pasadas las 8:00 horas, después de iniciar la ruta de este martes con una furgoneta Dacia Dokker. Pero justo al salir del recinto del polígono, una indisposición (un infarto según los sanitarios que socorrieron a Ángel en el lugar del accidente) le hicieron perder el control del vehículo, acceder a un carril en dirección contraria para chocar contra otro coche y empotrarse contra una farola de la avenida de Soria de La Cistérniga.

Un accidente cardiovascular que acabó con la vida de Ángel a sus 52 años, dedicada desde bien joven a la pintura. Criado en las calles de Arturo Eyries, 'Angeloso', como le conocían en el barrio, decidió emprender en solitario en el mundo empresarial. Siempre entre brochas y botes de pintura. «No le fue del todo bien», apuntan sus actuales compañeros.

Y lo tuvo que dejar para ser uno más dentro del organigrama de Decomat. Pronto, los gerentes de la empresa le dieron la responsabilidad de ser encargado. «Se había depositado mucha confianza en él porque se lo merecía. Sus principales funciones era repartir material por las obras con la furgoneta y hacer los remates finales», añaden desde su última empresa.

Sus treinta años, tanto de autónomo como empleado, le avalaban en un sector en el que era muy conocido en Valladolid. «Tenía muy buena relación con todos los pintores. Sabemos que en estos casos siempre se dice lo mismo, pero es verdad. Perdemos a un gran pintor, pero sobre todo a una gran persona y un buen compañero. Las veinte personas que trabajamos aquí pensamos todos lo mismo», recalcan desde Decomat.

El accidente de tráfico, como consecuencia de la indisposición de Ángel, que deja un hijo de 18 años y esposa (que no es la madre de su hijo) afectó a otra persona al colisionar inicialmente contra un coche antes de llegar a la avenida de Soria de La Cistérniga. Embistió inicialmente a un Volkswagen Passat para recorrer, con el pie sobre el pedal del acelerador, una distancia de cincuenta metros y detenerse a escasos centímetros del patio de una vivienda unifamiliar (sobre la que cayeron restos de la farola contra la que impactó Ángel).

El despliegue de policías locales, sanitarios y guardias civiles fue insuficiente para reanimar a un pintor muy querido en el sector.