Los acusados, Rubén Álvarez y Carmen Sánchez, en la Audiencia de Valladolid. A. Mingueza
Valladolid

El acusado del crimen en La Fiestuki asegura sentir «pavor» por delatar al culpable

Se reconoce autor del delito de tenencia de armas, pero «la pistola la llevé a casa como un gilipollas porque no es mía»

Álvaro Muñoz

Valladolid

Martes, 14 de mayo 2024, 15:32

Una tercera persona, a tenor de las primeras declaraciones de los acusados y de los testigos por el crimen en La Fiestuki, entra en acción. Se desprende principalmente del testimonio de Rubén Álvarez Santiago, acusado de matar con un disparo al joven Brayan Lucas en ... la noche del 31 de julio en el aparcamiento de la discoteca ubicada en el término de La Cistérniga. Porque Rubén, en prisión preventiva tras su detención un mes después de los hechos en Salamanca, ha reiterado en más de una ocasión que hay una tercera persona implicada y de la que siente «pavor».

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La declaración de Rubén, que se enfrenta a 22 años de prisión por asesinar a Brayan, versó en una versión opuesta a la que ofrece el relato del fiscal. Aseguró que esa noche se trasladó hasta la discoteca con la otra acusada y más personas desde Salamanca como un tal Alberto, que declarará en las próximas sesiones. «En ese momento estaba en busca por unos hechos que quedé absuelto (no se presentó a un juicio en Ciudad Rodrigo por presuntos malos tratos hacia una expareja) y nos fuimos hasta La Cistérniga. Durante el camino hicimos alguna parada para drogarnos porque tengo un problema de drogadicción», ha detallado Rubén.

Al poco tiempo de llegar a la discoteca, según el acusado, escucharon un revuelo. «Carmen y yo nos fuimos al coche a drogarnos», reitera el acusado. «En ese momento un tal Alex o Alexandre, no recuerdo el nombre, se monta en el coche y abandonamos el lugar. Yo iba tumbado en la parte trasera para que no se me reconociera porque estaba en busca. Paramos tras unos diez minutos para drogarnos y luego nos fuimos hasta Medina del Campo, donde quedamos con Alberto para volver a Salamanca», relata Rubén Álvarez.

Tras llegar a Salamanca, Rubén y Carmen y al acusado le pidieron el favor de llevarse la pistola. «Como soy gilipollas me la llevé, pero yo no la usé. Hasta la cogí con un pañuelo. ¿Si soy el autor cómo la voy a tener en casa?», se pregunta el acusado, que ha declarado que esa pistola era de Alberto. «Hace unos meses me la enseñó. Se la encontró en el sofá de una discoteca», ha añadido.

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Una versión distinta a la que relata el fiscal en sus calificaciones al quedar acreditado que Rubén fue el autor del disparo después de que se iniciara una discusión en el interior de la discoteca entre «Rubén y Brayan». Precisamente, la víctima portaba una barra metálica, mientras que Rubén debió enseñar su pistola. Brayan se envalentonó, retando a Rubén a que disparase. Los operarios del local echaron a los dos implicados fuera del recinto, donde tuvo lugar el disparo que acabó horas más tarde con la vida de Brayan, cuando este estaba en el Clínico. Todo esto, según la Fiscalía, sucedió delante de la otra acusada.

Además de la declaración de los acusados, en la primera sesión también han testificado tres trabajadores de La Fiestuki, así como un vigilante de seguridad que en el momento de los hechos pasaba por la zona destino otro local.

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Los tres empleados, entre ellos uno de los responsables del negocio, negaron tajantemente que Rubén fuera el autor del disparo. «Estaba a tres metros y ese hombre (en relación al acusado) no era», ha incidido uno de los dueños. «El fallecido estaba drogado y borracho. Estaba muy nervioso. Escuché la frase de 'si tienes cojones, me disparas. No sabía el motivo de la discusión. Yo le quité la barra y les dije que se fueran. Oí el disparo y fui a quitar la música y a cerrar la discoteca», ha agregado.

«Contradicciones»

Poca luz en ese testimonio, más allá de incidir en que Rubén no era el autor del disparo, y que corroboraron el resto de trabajadores de la discoteca. Los otros dos también recalcaron que Rubén no estaba con Brayan en el momento del disparo.

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Ante estas declaraciones, el fiscal solicitó que quedaran reflejadas las «contradicciones» de estos tres testigos en relación a la fase de instrucción, cuando aseguraron que una mujer siempre estuvo presente y que la persona que huyó de la discoteca amenazó a los presentes con frases «o te quitas o te pego un tiro a ti también».

La jornada de este martes ha concluido con la declaración de un vigilante de seguridad, que llamó al 112 al ver a la víctima en la carretera. «En ese momento había unas cuatro o cinco personas con él. Solo me dijeron que le habían pegado un tiro. La Guardia Civil sí que me dijo que si veía algo raro que les llamara», ha manifestado el vigilante, que se encontraba en la zona al ir a visitar a otro cliente.

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«Veía esa pistola como un cenicero»

En poco o nada se ha centrado la sesión de este martes sobre Carmen Sánchez, acusada de tenencia ilícita de armas. Concretamente por la pistola que se hallaba en el interior de la casa en el momento de la detención. Por aquel entonces Carmen y Rubén eran pareja sentimental y llegaron a ese domicilio una semana antes del arresto. «Era un momento complejo de mi vida», ha señalado en relación al consumo de sustancias de las que ahora está en proceso de dejar. «Veía esa pistola como podía ver a un cenicero. No estoy familiarizada con las armas de fuego. No me declaro culpable», ha declarado Carmen a preguntas únicamente de su abogada.

En ese sentido, Rubén Álvarez ha insistido también en que Carmen no tiene nada que ver con este proceso.

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