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Acor ampliará el plazo marcado a los socios que no tengan actividad cooperativizada para que procedan a pagar la nueva cuota anual de 120 euros u opten por vender sus participaciones al precio marcado de 60 euros por acción. El plazo concreto de ampliación, aún ... está por determinar.
Los afectados recibieron a mediados de enero una carta en la que se trasladaba que ayer, día 31, era la fecha límite para tomar una decisión al respecto. Ese plazo y la imposición de la cuota han generado recelos entre algunos de los socios sin actividad, que han visto en esta decisión una forma «de abrirles la puerta» para abandonar la cooperativa. En algunos de los casos, también han mostrado su malestar por la celeridad con la que se les pedía proceder al desembolso, tras la decisión tomada en la asamblea del día 3 de diciembre.
Desde la cooperativa defienden que se aprobó «imponer una cuota de 120 euros para aquellos socios que no tuvieran actividad, algo que tienen muchas otras cooperativas y que es normal. Hasta ahora lo nuestro era una rara avis». Inciden en que «se decidió que aquellos que tienen alguna actividad, que es de lo que vive la cooperativa, estén exentos de pagarla», en referencia a los socios que tengan un contrato de cultivo de colza, girasol, remolacha y pistacho que «están en cuota cero».
A partir de ahí, en el mes de enero se remitió una carta (fechada el día 3) a los afectados informando de que tenían hasta el día 31 para pagar la nueva cuota, dándoles varias opciones para proceder al desembolso. Asimismo, la cooperativa abrió la posibilidad de vender las acciones a un precio de 60 euros, el mismo por el que se compraron hace más de 60 años (entonces fueron 10.000 pesetas). Desde Acor apoyan esta decisión en la existencia de «una serie de gastos importantísimos que ahora mismo solo están cubriendo los socios que tienen actividad cooperativizada, pues los otros no generan ingresos ni posibilidad de beneficio, pero sí tienen una serie de derechos». Al respecto, aluden a que a todos los socios se les ingresan 60 euros por desplazamiento al acudir a las juntas preparatorias, reciben un obsequio en Navidad por parte de la cooperativa y disfrutan de algunas promociones. «El consejo rector considera que los beneficios de cualquier socio de la cooperativa están muy por encima de lo que se ha puesto de cuota», defienden desde Acor. En esta línea, mantienen que no han encontrado malestar por esta decisión tomada que afecta aproximadamente a un tercio de los socios e inciden en que no se puede dar una cifra exacta de los afectados porque el número «fluctúa». La cooperativa suma alrededor de 4.000 socios en la actualidad.
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Sin embargo, algunos de los socios inactivos se muestran críticos con esta postura aprobada en diciembre. «A mediados de enero recibieron la carta, se les ha dado de plazo hasta el 31 de enero, quince días para tomar la decisión respecto a una fábrica que para ellos es suya, que han creado a raíz de su esfuerzo y ahora les está echando. El sentimiento es ese, nos están obligando a regalar las acciones, pedimos un precio digno», detalla Angélica Alonso, hija de dos socios fundadores de la cooperativa. Añade que, en los últimos días, la nueva cuota se ha convertido en el tema de conversación en el bar de su pueblo, Remondo (Segovia), donde afirma hay muchos afectados. «Son agricultores con pensiones bajas. Mis padres son accionistas, pero también lo es la mayoría de la gente de mi pueblo», explica. En cualquier caso, ahonda en su caso particular, «son dos accionistas que viven de una sola pensión: ¿qué hacen? O regalan las acciones a la fábrica o pagan 240 euros. Y el año que viene, tampoco te dan la seguridad de nada».
Alonso recuerda que las participaciones hace seis décadas «se compraron por 10.000 pesetas, acciones que han llegado a valer 300.000 pesetas, que mis padres compraron a mi abuela y pagaron por cada acción 100.000 pesetas». Concluye que «están obligando a la gente a que se vaya, gente que ha fundado la fábrica, hay mucho derrotismo».
La decisión tampoco la comparte José Antonio Sandonís, también socio sin actividad con la cooperativa, quien considera que con la imposición de la cuota «te están obligando a irte», en una decisión que «no es democrática, pero es legal».
Por su parte, Eusebio Peláez critica el precio impuesto a las participaciones al defender que «hay otras maneras para que los inactivos nos vayamos, no limitar la cifra». En este sentido opina que los responsable de la cooperativa «se han metido en una cosa que no les concierne». El momento del cobro es otro de los aspectos que sale a relucir entre las críticas. «Se ha aprobado en diciembre, no lo puedes pasar ahora, lo lógico es que se haga a finales de año», opina otro de los socios sin actividad afectados por el pago de la cuota.
Desde Acor explican que el precio de la participación no ha variado en los 63 años de trayectoria. «Es el mismo de hace 63 años, la participación cuando se fundó era de 10.000 pesetas, eso ahora se ha trasladado a euros, son 60. El valor de la participación en el capital es exactamente el mismo y no ha variado nunca a lo largo de la historia de la cooperativa», indican. En esta línea, matizan que «otra cosa diferente es que se hayan comprado o vendido entre algunos socios más caras». Aluden a que, dentro de la OCM del azúcar, los socios contaban con un cupo de producción, «se pagaba por dos cosas, la participación y el cupo». De cara al futuro, mantienen que el próximo año se tomará la decisión de si la cuota se mantiene, se elimina o se varía.
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