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Solo hay algo tan cronificado como el propio VIH/sida y sus cuatro décadas entre nosotros: el estigma social. El perfil mayoritario de pacientes, en el que predominan personas drogodependientes y homosexuales, generó una leyenda de rechazo ('algo habrán hecho') que ... aún no ha desaparecido.
El Día de Lucha contra el Sida, que se ha celebrado en todo el mundo, sigue centrando sus campañas en hacer entender a las nuevas generaciones que la enfermedad sigue ahí y que sus riesgos no han desaparecido. El enorme avance médico permite que, lo que antes era una condena de muerte, hoy basta una pastilla diaria y una vida ordenada para convivir con ella.
Cuatro décadas después y con más de 3.100 infectados en Castilla y León, de ellos más de 850 en Valladolid (60.000 en España), esta enfermedad mantiene en la región unos niveles de contagio pequeños pero tozudos. Cada año, unos 30 vallisoletanos reciben un diagnóstico positivo. Pero cerca de la mitad (45%) se enteran mucho tiempo después de producirse el contagio.
Por eso, las dos organizaciones que trabajan con estos colectivos no bajan la guardia en sus campañas. Tanto Cruz Roja como la Asociación Castellanoleonesa de Ayuda al Drogodependiente (ACLAD) luchan desde el principio contra este virus.
Entre ambos siguen atendiendo a unas 150 personas cada año, una gran mayoría infectados de primera generación y que lleva muchos años en tratamiento. Pero no bajan la guardia en los esfuerzos por sensibilizar con jóvenes y colectivos vulnerables ya que «se han relajado mucho las medidas de protección», insisten sus gestores. Desde Cruz Roja han lanzado su campaña 'No es por ti, es por mí. No hay excusas. Usa protección en tus relaciones'.
Luis Iglesias y Sonia Martín Escudero (Aclad)
La Asociación Castellanoleonesa de Ayuda a la Drogadicción (Aclad) lleva desde el minuto uno trabajando junto a los colectivos de riesgo de sufrir contagios de sida. Su labor sigue centrada en dos líneas. «La prevención es un programa transversal que enlaza todos los trabajos de la entidad, avanza su presidente, Luis Iglesias. «Después tenemos una casa de acogida para los enfermos en fase agudas, que va a cumplir 25 años y por el que han pasado 350 personas desde que se creó», completa la responsable técnico, Sonia Martín Escudero.
Aclad atiende aún a 92 personas. Es un 50% menos que hace una década. Pero sus condiciones suelen exigir atención constante. «Trabajamos la reinfección, suelen ser colectivos de riesgo: indomiciliados, con problemas de drogas, reclusos... personas que pueden caer en una vida desordenada y no tener una buena continuidad en el tratamiento», insiste Sonia Martín.
Ambos valoran los enormes avances en los fármacos. «Con el tratamiento (una pastilla al día) y una vida ordenada se consiguen cargas del virus indetectables», explica Iglesias, que lamenta que «esos avances no hayan llegado a la visión social y el estigma negativo siga siendo muy fuerte».
Aclad no ha dejado de desarrollar talleres de educación para la salud con los más jóvenes y campañas de intercambio de jeringuillas y uso de preservativos con los grupos de riesgo de Valladolid. «Hay que trabajar lo precoz porque cerca de un 45% de diagnósticos son tardíos y eso significa que no se benefician de los antirretrovirales que existen», advierte Sonia. Por eso recuerdan a esas poblaciones que hoy se puede hacer test rápidos (como el de saliva). Son anónimos, gratuitos y confidenciales.
Les preocupa el desconocimiento entre los jóvenes. «En parte es normal -reflexiona Luis. Sería como preguntar a los jóvenes dentro de 20 años cómo conviven con la covid, cuando no habrán conocido sus momentos peores». Como lucha futura, Luis y Sonia insisten en «la prevención y tratar de descender el diagnóstico tardío. Además de convencer a la población de que el riesgo sigue ahí».
Gema Arroyo (Cruz Roja)
Cruz Roja desarrolla su labor con pacientes a los que conocen desde hace muchos años. «Más que intervención, a estas alturas hacemos acompañamiento para una buena adherencia a los tratamientos. Eso incluye acompañar a los hospitales, tramitar prestaciones, actividades de ocio... Siempre es importante estar detrás», resume su psicóloga, Gema Arroyo.
Ha vivido la historia del VIH/ sida en Valladolid. «En 20 años he sido testigo de cómo se les ha ido llamando uno a uno, revisando sus tratamientos y reduciendo efectos secundarios. Del triple tratamiento hemos pasado a una pastilla casi sin efectos, indetectable e intransmisible».
Pero no es suficiente. «Mientras llega la vacuna (con prometedores ensayos) hay que prevenir. Y que la gente se quiera y proteja a sí misma. Saber decir no en prácticas sexuales que deben ser libres, pero no a ciegas», aconseja. Los años han ocultado los riesgos de un mal frente al que «vuelve a haber bastante ignorancia. Hemos hecho muchos talleres de calle y encontrado mucha gente joven que cree que sabe».
Arroyo recuerda que «todo el mundo sabe que hay que seguir protegiéndose. Sin embargo, están aumentado las enfermedades de transmisión sexual. Por eso hay que mejorar la educación sexual y en valores, sobre todo en el respeto a uno mismo». Saber decir 'no' ante una relación de riesgo sin preservativo.
En su programa de Atención Integral a Personas con VIH, la cifra reduce de forma paulatina:de los 75 pacientes de hace cuatro años, a los 62 actuales. El descenso, en muchos casos, es por afectados que van falleciendo.
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