![Los operarios colocan las baldosas del tramo en obras de la Cañada de Fuente Amarga.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202212/02/media/cortadas/buenos2-knI-U180915470975hpC-624x385@El%20Norte.jpg)
![Los operarios colocan las baldosas del tramo en obras de la Cañada de Fuente Amarga.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202212/02/media/cortadas/buenos2-knI-U180915470975hpC-624x385@El%20Norte.jpg)
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«Aquí no había nada cuando llegamos al barrio y la verdad es que ahora va a quedar por fin de maravilla», suspira Amelia, una de las veteranas vecinas del barrio de Buenos Aires, uno de los núcleos de la capital más desconocidos y, sin ... embargo, con más de un siglo de historia a sus espaldas, cuyos vecinos están viviendo estos días el ansiado final de unas obras de urbanización que, sí se tiene en cuenta cuando vieron llegar la primera fina capa de asfalto, vienen a rematar aquellos trabajos realizados en un lejano 1979.
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J. Sanz
El entonces poblado, hoy barrio, de Buenos Aires, nacido en 1913 al calor del aeródromo militar del campo de instrucción Buenos Aires (de ahí tomó el nombre) del cuartel de San Quintín (San Isidro), carecía de los más mínimos servicios. «Esto era un barrizal, no teníamos alcantarillado, farola...», recuerda la vecina de las casas molineras del Páramo de San Isidro, situado al borde de la avenida de Soria y del cuartel de San Isidro, quien aclara que, a pesar de aquella tímida intervención en los albores de la democracia, los servicios llegaron al barrio de la mano del Plan E (aquel programa llamado a mitigar los efectos de la crisis del ladrillo). Esto ocurrió entre 2009 y 2010.
Buenos Aires fue, de hecho, el primer receptor de la ciudad de aquellos fondos estatales (nada menos que 987.240 euros), que se destinaron a urbanizar en condiciones el grueso de las calles Páramo de San Isidro y de la Cañada de Fuente Amarga (paralela a la anterior), en torno a la que gira este núcleo urbano, donde se introdujeron las redes de saneamiento, se adoquinaron las aceras, se renovó el alumbrado público y se habilitaron parterres. Fue un cambio radical que dignificó el barrio y lo situó por derecho propio en el callejero.
Pero aquella intervención, sin embargo, dejó un tramo olvidado. Casi doscientos metros lineales entre el final de la avenida de Soria (número 115) y el inicio de la Cañada de Fuente Amarga (hasta el número 28). Allí el adoquinado de las aceras se interrumpía de forma abrupta y se mantenía los parches de hormigón que los propios vecinos habían echado a las puertas de sus casas molineras sobre el paseo aún de tierra (la calzada sí lucía un maltrecho asfaltado).
«Estamos cansados de limpiar el polvo veinte veces al día por la tierra que levantan los coches cada vez que pasan», lamentaban en 2009, cuando comenzó la urbanización del barrio, los vecinos de Buenos Aires, quienes recordaban que el proyecto de remodelación del entorno (un tanto fallido) nació en 1979 con Tomás Rodríguez Bolaños como alcalde. Entonces solo llegó el asfalto al Páramo de San Isidro. Fue con Francisco Javier León de la Riva, de la mano del Plan E, cuando llegaron las aceras, el alcantarillas y el asfalto en condiciones entre 2009 y 2010. Y es ahora, con Óscar Puente como regidor, cuando estos trabajos culminan con la urbanización del último tramo olvidado de la Cañada de Fuente Amarga.
Todo esto es ya historia. El Ayuntamiento, conforme al compromiso adquirido hace ahora cuatro años, comenzó a finales de octubre las obras de urbanización que rematarán el tramo que quedó pendiente en 2010. Los operarios han iniciado esta misma semana los trabajos de adoquinado de las aceras, en los mismos tonos amarillos y rojos del resto del barrio, después de renovar las redes subterráneas de servicios. Después asfaltarán este mismo tramo de la calzada.
La finalización de los trabajos en la Cañada de Fuente Amarga, que discurre al borde del Canal del Duero, está prevista para el día antes de Nochebuena. Sus vecinos podrán, por fin, disfrutar de unas Navidades en un barrio de Buenos Aires que, ahora sí, ve rematados los trabajos de urbanización que comenzaron, por un lado, hace 43 años y de los que, por otro, se quedaron fuera hace 12 cuando el núcleo urbano se sumó por fin al siglo XXI.
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El barrio de Buenos Aires, además, ya vio hace un año llegar la conexión del carril bici para conectarse con el resto de la ciudad con la red ciclista que discurre por Pajarillos y por la cercana avenida de Soria. El vial, que parte del paseo de Juan Carlos I, a la altura de la calle Tórtola, discurre por todo el trazado de la calle Páramo de San Isidro, con conexiones hacia la calle San María de la Cabeza (Pajarillos Altos), en paralelo, ya en el barrio de Buenos Aires, a la tapia del cuartel. En los últimos meses, además, se han sustituido los puntos de luz del alumbrado por focos led.
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