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«Mis abuelos son los que me animaron a estudiar porque ellos no saben leer»El Tío Pepe y la Tía Kinita no pueden estar más orgullosos de su nieto Richard, de 18 años, quien ha desafiado todas las expectativas al perseguir sus sueños académicos. Ellos son unos gitanos muy conocidos y apreciados en su barrio, Las Delicias. No saben ... leer y escribir y por eso, están tan orgullosos de los logros de su nieto, que vive con ellos, y que desea, más que nada, tener unos estudios superiores.
Richard cursa 1º de Trabajo Social. Una elección que no ha sido casual. Su tía es trabajadora social en la Fundación Secretariado Gitano y le ha servido de inspiración. Como ella, él también quiere ser un agente de cambio y poder abordar en un futuro las desigualdades y los estigmas que enfrentan los gitanos en la sociedad. Su determinación no solo refleja su deseo de progresar académicamente, sino también el firme compromiso de mejorar las condiciones para toda su comunidad. «Estudié en un colegio segregado, en el que todos éramos gitanos y lo normal era suspender. Yo, a poco que hiciera, era el que mejores notas tenía pero en el instituto todo cambió. Allí la mayoría de los estudiantes eran de población mayoritaria y lo normal era aprobar, me desentendí de los estudios», recuerda Richard. Fue gracias a la Fundación Secretariado Gitano y a su programa Promociona, cuando se dio cuenta de la importancia de una buena educación. «Fueron mis abuelos los que más me animaron a seguir estudiando. Ellos no saben leer ni escribir, pero siempre han estado muy pendientes de que yo me labrara un buen futuro. Lo habitual es que las familias estén en índices de pobreza y por tanto, lo que hacen es animar a los chavales de 15 y 16 años a que empiecen a ganarse la vida para ayudar en casa. Afortunadamente mis abuelos me han apoyado», dice este joven.
Richard ha tenido que aprender a convivir con los estereotipos, sobre todo en su época de instituto. «Muchos me decían que si yo estaba allí, era por 'las paguitas'. Yo les explicaba que a mí no me pagaban por estudiar, que lo hacía porque me daba la gana, igual que ellos. Yo estoy muy orgulloso de mi mismo. Siempre he ido con mis primos al colegio y al instituto, pero ellos han dejado de estudiar y se han dedicado a otras cosas. A pesar de estar solo y no tener referentes he decidido seguir y apostar todo por mi futuro y demostrar que uno no deja de ser gitano por estudiar una carrera y obtener un título», confiesa este joven, que en el futuro se ve ayudando al resto de los gitanos a progresar en los estudios. «Igual que un día me ayudaron a mí, yo también quiero ayudar. Los gitanos partimos desde un paso más atrás que el resto de la gente, y no sólo tenemos que demostrar que eres buen profesional, también hay que demostrar que eres un buen gitano y hay que estudiar para tener algo en la vida», remata.
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