
«La marcha de mi abuelo nos ha dejado muy destrozados»
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Víctima de coronavirus ·
Marcelo Navarro falleció a los 83 años a causa del coronavirus en el Río Hortega. «No esperábamos que muriera solo», lamenta la familiaBerta Pontes de los Ríos
Valladolid
Lunes, 18 de enero 2021, 07:16
A sus 83 años, Marcelo Navarro se contagió de coronavirustras ser trasladado a casa desde la residencia en la que vivía en Valladolid y ... falleció apenas un mes después en el Hospital Río Hortega. Ahora, su familia recuerda lo «generoso, bueno y cariñoso» que era, pero también los últimos días del patriarca, con su ingreso en un geriátrico, el posterior trasladado a su domicilio y, más tarde, al hospital, donde «murió solo».
Marcelo nació en Puente Duero el día 2 de febrero de 1938, tenía siete hermanos y tuvo una vida «muy dura», según asegura su familia. Su padre murió cuando él tenía 14 años y dos de sus hermanos fallecieron con 15 años. Tuvo que ponerse a trabajar en el campo y en lo que iba encontrando para poder comer. Además, tuvo que abandonar los estudios, algo que «sintió mucho porque le encantaba y nunca dejó de leer y aprender cosas nuevas». Años después se casó con Natividad Sánchez y tuvo 4 hijos, pero le tocó emigrar a Holanda. Se dedicó a la fruta y posteriormente comenzó a trabajar de transportista, pero un accidente le obligó a jubilarse antes de tiempo.
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Y su vida se siguió complicando. A finales del mes de septiembre de 2020, Marcelo Navarro fue diagnosticado de un linfoma y su salud comenzó a deteriorarse hasta el punto de necesitar asistencia continua por estar encamado. Por ello, en octubre su familia decidió ingresarle en la residencia Amavir El Encinar del Rey, cercana a donde vivía, en la Cañada Real. «Pasaron los días y comenzó a dejar de comer y beber agua», asegura su nieta. Y se fue desvaneciendo hasta producirse el fatal desenlace el pasado 2 de noviembre de 2020.
Pero el recuerdo de todo lo que Marcelo fue para su familia vence ahora al dolor. «Era una persona muy generosa, una gran persona, dispuesto a ayudar siempre a todo el mundo y nunca hizo daño a nadie», asegura Claudia. En el ámbito familiar pasaba la mayoría de sus horas y «siempre decía que lo que más quería en la vida era su mujer, sus hijos, nietos y bisnietos y daba la vida por todos»
Cuando le descubrieron el linfoma, su vida dio un giro y su familia fue un apoyo fundamental para él, aunque eran conscientes de que, tarde o temprano, llegaría el momento de decirle adiós. «Decía que quería irse él primero para ir preparando todo allí y que la vida no podía hacerle eso y al final, como él quería, se fue primero», recuerda Claudia. Sus nietos eran su «gran pasión» y «siempre estaba dispuesto a jugar» con ellos; «nos dejaba, incluso, que le maquillásemos y disfrazásemos, nos encantaba hacer el tonto juntos».
Su marcha nos ha dejado a todos muy desolados y destrozados porque era muy especial y mi abuela está muy triste; siente que se la ha ido una parte de ella. Siempre iban juntos a todos los sitios y no se separaban para nada», apunta Claudia Nieto.
Para su familia, hay muchos recuerdos y detalles que ocupan un lugar muy especial, pero destacan que «no era como los demás hombres de su época, él siempre limpiaba y era el que cocinaba en casa». Además, recuerdan que siempre estaba pendiente de los horarios de trabajo de sus nietos y miraba el estado de las carreteras para informarles y decirles que tengan cuidado. Javier Nieto, hermano de Claudia, explica que echa mucho de menos las llamadas de Marcelo porque ambos estaban muy unidos. «Algún día nos volveremos a encontrar y nos pondremos al día», asegura su nieto.
Pero el final de la vida de Marcelo no fue como su familia esperaba. El ingreso en la residencia mermó aún más su delicado estado de salud y en las llamadas telefónicas que hacían mientras Marcelo permaneció allí, él explicaba a su familia que» quería salir de la residencia, irse a casa y estar tranquilo». Tras pensarlo unos días, accedieron a trasladarle a su domicilio. Cuando le sacaron del centro de mayores su estado de salud era «horrible y apenas podía abrir los ojos», asegura Claudia. La familia de Marcelo ha emprendido ahora acciones legales contra el centro de mayores por «la mala gestión y los malos cuidados que recibió», según señalan. Por su parte, la residencia explica que «se le proporcionó todo lo que necesitaba, pero era un enfermo terminal, su final estaba claro». Además, fuentes del centro de mayores explican que «se ofreció a la familia la posibilidad de visitarle cuando estaba prohibido». Pero su nieta, Claudia Nieto, recuerda esos días como «horribles y dolorosos para toda la familia, no esperábamos que se fuese solo».
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