60+Activos premiará al Valladolid campeón de la Copa de la Liga de 1984

Como quiera que la memoria es selectiva, el trofeo conseguido en 1984 es recordado por muchos en blanco y negro, o en su defecto, en color salmón, por las fotos de la época con Pepe Moré sonriente, con los brazos y su particular 'orejona' en alto. Aquellos que lo vivieron en una variedad cromática mayor podrán revivir aquellos momentos de felicidad gracias al premio 60+Activos que recibirá en el festival que organiza El Norte de Castilla la plantilla que alcanzó aquel hito histórico, que estará representada por quien fue su entrenador, Fernando Redondo.

El técnico palentino, que es una institución para el club y su historia, se hizo cargo del equipo en marzo del 84, en sustitución de José Luis García Traid, con el objetivo de eludir el descenso a Segunda División. Y así lo hizo; en siete jornadas, nada más que perdió contra el Real Madrid, dos a uno en el Santiago Bernabéu. Sus pupilos guardaban todavía para la 'post-temporada' una gesta para la historia, en una Copa de la Liga que solamente se disputó en cuatro ocasiones y que decora las vitrinas solo de Real Madrid, Barcelona y Real Valladolid.

El sendero de los blanquivioletas por esta Copa fue heroico, ya que si bien en primera ronda dieron cuenta del Real Zaragoza sin demasiados apuros (1-0 en la ida y 2-4 en la vuelta), estuvieron obligados a remontar dos eliminatorias: en los cuartos de final, el 2-0 recibido en Sevilla, con un 3-1 y superando una tanda de penaltis en la vuelta en un casi nuevo estadio José Zorrilla, y, en semifinales, otro 2-0 adverso recibido en el campo del Betis con un 3-0 que enalteció la figura del 'Polilla' Da Silva, decisivo con un doblete y con un último gol sobre la hora.

El Atlético de Madrid esperaba en la final. El 0-0 en la ida dejaba todo abierto para la vuelta... y para la prórroga, puesto que fue con el marcador inicial con el que se llegaría al silbatazo final. Como si llevara jugando ese tipo de partidos toda la vida, el Real Valladolid se manejó como pez en el agua en esos minutos: un gol en propia puerta de Votava abrió el camino, un gol de Fortes lo allanó y el decisivo 3-0, obra de Luis Mariano Minguela, abrochó la victoria final que permitiría esa icónica imagen, bigote de Moré y trofeo al viento mediante.

Reverdeciendo laureles, cuando están cerca de cumplirse 39 años de aquella consecución (lo hará el próximo 30 de junio), el premio que recibirá esa plantilla el sábado vendrá a ser el reconocimiento a la eterna sonrisa que todavía hoy provoca el recuerdo en la afición blanquivioleta, que, incluso quienes no los vieron jugar, recuerdan con cariño a los Fenoy, Yáñez, Da Silva, Gail, Eusebio Moré y compañía.