Más de 2.300 bares de Valladolid podrán ocupar plazas de aparcamiento para instalar sus terrazas

De manera que los hosteleros que cumplan los citados requisitos deberán solicitar la pertinente autorización para disponer de esos aproximadamente 36 metros cuadrados, el equivalente a tres plazas de aparcamiento, con capacidad para un máximo de seis mesas, siempre que estas se encuentren a una distancia razonable de su establecimiento y que se cumplan las debidas «condiciones de visibilidad y accesibilidad», según recoge el decreto rubricado ayer por el regidor, en el que se concreta que dichas plazas, «si disponen de ellas», tendrán que estar en el espacio «más próximo a la fachada del establecimiento». En el caso de los negocios que ya contaran con terrazas solo podrán optar a esta medida, como ya podían hacer, «para recuperar el cien por cien del aforo original de la terraza manteniendo la separación (de, al menos, un metro y medio) entre mesas. Deberán presentar en todas las circunstancias un plano con el croquis de la terraza.

La presidenta del grupo municipal del Partido Popular, Pilar del Olmo, criticó que el PSOE y Toma la Palabra rechazaron esta misma propuesta en noviembre.

«Es la única opción para poder sobrevivir, sobre todo, si esta situación se mantiene de cara al verano», apuntaba ayer Jesús Alejos, responsable del restaurante Ángela (calle Doctor Cazalla), quien solicitó este mismo permiso hace medio año. «No nos contestaron y entendimos que nos negaron esa solicitud», recuerda.

El caso es que ahora, con el nuevo decreto de la mano, sí podrán cursar de nuevo la petición. «Tenemos un local de trescientos metros cuadrados que no podemos utilizar y solo tres mesas altas pegadas a la fachada que prácticamente no nos permiten dar comidas, y así no podemos continuar», lamenta el hostelero.

Chus García, propietaria del bar Gris de la calle Doctor Esquerdo (La Rondilla), anticipa que estudiará la normativa si le deniegan la solicitud de ocupar la acera de enfrente (se llega desde su local por un paso de cebra) con tres mesas (cuenta con cinco a las puertas de su negocio). «Las coloqué al ser un espacio peatonal y la Policía Local me las retiró, pero ahora espero que sí me autoricen». Si no, anticipa, «estudiaré la posibilidad de pedir ocupar las plazas de aparcamiento». Las mesas, reitera la hostelera, «son la única solución para poder trabajar con el bar cerrado». Y en la misma situación está Javier Cabeza, dueño del bar Astrolabio (plaza de San Juan), al que le denegaron su petición de ampliar la terraza hacia el espacio peatonal de la propia plaza. «Teníamos nueve mesas y ahora solo cinco con el interior cerrado», lamenta antes de reclamar «toda la flexibilidad posible para que podamos salir adelante».

El Ayuntamiento, en este sentido, recordó que por ahora no exigirá la obligación de mantener una distancia mínima de quince metros entre la terraza y el local y el alcalde anunció días atrás que estudian realizar peatonalizaciones provisionales. Todo ello en una ciudad que cuenta con 4.731 licencias de negocios de hostelería.