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J. Sanz
Miércoles, 12 de abril 2017, 13:55
El autor o autores del brutal crimen de Sebastián V. R., un delincuente habitual afincado en Barrio España, cuyo cuerpo fue hallado a las nueve de la noche del domingo flotando en el Pisuerga, se enseñaron con él. Cerca de una veintena de cuchilladas, en su mayoría propinadas por la espalda y en el costado, y dos ladrillazos presumiblemente fue este el objeto utilizado en la cabeza recibió la víctima antes de ser arrojada al agua, aún con vida, aunque agonizaba. Todo ello debió ocurrir poco antes de que un pescador se topara con el cadáver junto a la orilla en un paraje situado junto al camino de Soto de la Medinilla, con vistas a la factoría de Michelin.
Sebastián V. R., de 40 años, tenía su domicilio en el cercano Barrio España, situado a escasos diez minutos a pie del escenario del crimen, al otro lado de la ronda norte. Y allí precisamente fue visto por última vez por sus familiares residía junto a sus padres en una casa molinera próxima a la calle Valle de Arán el domingo al mediodía e, incluso, algunos vecinos aseguran que aún se toparon con él a las cinco de esa tarde.
De manera que Sebastián acabó en las horas siguientes en la ribera del Pisuerga, junto al citado camino y el nuevo bosque urbano de Soto de la Medinilla recién bautizado como de los Sueños, en compañía de su verdugo o verdugos. Y allí, por motivos que aún se desconocen, fue literalmente acribillado a cuchilladas y golpes. Eso, al menos, es lo que mostraba su propio cuerpo durante la autopsia realizada el lunes por la mañana. Allí los forenses contabilizaron cerca de una veintena de heridas de arma blanca, en principio, mortales de necesidad, en su mayoría diseminadas entre la espalda y el costado. Eso además de hematomas y dos traumatismos en la cabeza propinados, en apariencia, con un ladrillo. Los resultados preliminares del examen forense apuntan a que la víctima murió desangrada, aunque vivía cuando fue arrojada al agua, según apuntaron fuentes del caso.
Los agentes de Homicidios de la Policía Nacional trabajan ahora en la identificación del sospechoso (en singular o en plural) del primer crimen registrado en la capital después de un amplio periodo de dos años y cuatro meses sin muertes violentas. Sebastián V. R. contaba con numerosos antecedentes policiales por robos menores, si bien es cierto que llevaba cinco años sin sumar detenciones fruto de sus estancias en la prisión provincial. «Sebitas llevaba mala vida, eso está claro, pero también es cierto que no se metía con nadie», señalaron ayer sus vecinos del barrio.
Sus restos mortales recibieron sepultura ayer al mediodía en el Parque El Salvador de Santovenia de Pisuerga.
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