El edificio en ruinas del número 11 de la calle Juan Mambrilla.

Vecinos de un edificio centenario que se desmorona

Un inmueble de Juan Mambrilla, que fue declarado en ruina hace 16 años, desprende «cascotes a diario» sobre los bloques aledaños

J. Sanz

Domingo, 9 de abril 2017, 19:34

«Cada vez que salimos a tender las toallas lo hacemos con miedo y siempre con la vista puesta en la fachada del edificio de al lado», coinciden en señalar los dueños y las trabajadoras de la peluquería Zenith, situada en el número 10 de la calle Paraíso, cuyo patio interior linda con un bloque centenario, cuya puerta principal se encuentra en la paralela calle Juan Mambrilla por el número 11, que escupe «cascotes y cristales a diario» debido a su «mal estado» de conservación. Tanto es así que el inmueble, cuya fachada está catalogada, fue declarado en ruina hace dieciséis años y desde entonces «apenas se ha tocado nada en su interior».

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El veterano inmueble, que se encuentra deshabitado, salvo por alguna visita esporádica de indigentes o gamberros, fue tímidamente apuntalado a raíz de su declaración de ruina, que fue concedida por Urbanismo el 20 de julio de 2001 a petición de los propietarios, y su progresivo deterioro se evidencia especialmente en su cara oculta, la que da a la citada peluquería y a los patios interiores de los bloques de Paraíso situados antes de La Enseñanza.

«Tapiaron las ventanas hace menos de dos años para que no se metiera la gente y un poco antes colocaron una malla en la planta baja para evitar las caídas de cascotes, pero se olvidaron de la parte superior que da a nuestro patio y al de sus vecinos y desde entonces vemos cómo caen ladrillos enteros y cristales de las ventanas», resume Javier, el copropietario de la peluquería, quien ha avisado de la situación al Ayuntamiento hasta en dos ocasiones esta misma semana. «Vino la Policía Local y nos dijo que al tratarse de un patio interior no se puede hacer nada», lamenta la víctima antes de aclarar que el inmueble, al parecer, «es propiedad de un banco que se lo embargó al anterior dueño».

Exterior catalogado

Las tripas del centenario inmueble, cuyo arco de piedra de la entrada denota su antigüedad la mayoría de bloques de esta vía lo tienen, está condenado al derribo y solo su exterior debe ser conservado. «Pero aquí nadie hace nada y el edificio se nos está cayendo encima a pedazos», añade María Jesús, la también propietaria de la peluquería, quien reclama que, al menos, «aseguren la fachada posterior y las ventanas».

El sótano del edificio, de hecho, fue apuntalado antes de su declaración de ruina y esta se concedió precisamente ante la imposibilidad de llevar a cabo una rehabilitación interior ante el avanzado estado de deterioro de la estructura de madera, que llegó a ceder por el peso de las cocinas bilbaínas de la primera planta.

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