Borrar
Los guardias civiles Carlos Manuel Pérez y Luis Paniagua conversan con una vecina en el lugar donde ocurrieron los hechos

«Cuando cogí a la niña estaba con la mirada perdida, los brazos caídos y sin respirar»

Una pareja de la Guardia Civil de Olmedo auxilia a un bebé de cuarenta días que se había atragantado

Patricia González

Martes, 7 de marzo 2017, 19:25

Nunca imaginaron encontrarse con una situación límite. Su rápida intervención y control del escenario posibilitó evitar una tragedia. Y a pesar de haberse convertido en los dos ángeles custodios de Olmedo su intranquilidad, ya sea por la responsabilidad del cargo o por ser padres, perduró durante toda la jornada de ayer. Y es que el azar o el destino hizo que dos guardias civiles que conforman el cuerpo de agentes de este pequeño cuartel vallisoletano vivieran en primera persona la satisfacción de salvar la vida de un bebé de 40 días.

El suceso tuvo lugar alrededor de las ocho y media de la tarde del pasado domingo cuando Carlos Manuel Pérez y Luis Paniagua finalizaron la verificación de vehículos de entrada al municipio. «Cuando terminamos este trabajo decidimos comenzar una ronda por Olmedo para comprobar si todo marchaba en orden, pero jamás nos imaginamos con que nos encontraríamos con la escena que vivimos» explicó Paniagua, quien aún recuerda la sensación de angustia y los minutos eternos que vivieron junto a la madre de la niña, de poco más de un mes, hasta que lloró con fuerza en el centro de salud.

Los dos guardias civiles vieron en una de las calles que dan acceso al centro urbano como una mujer «estaba dando gritos desesperadamente y pidiendo auxilio». Al bajarse del vehículo se encontraron con que en el interior del maxi-cosi se encontraba una bebé que no respiraba. Mientras que Pérez intentaba tranquilizar a la madre para que la tensión estuviera controlada y así poder actuar de la manera más eficaz, Paniagua colocó a la pequeña en su antebrazo para intentar salvar su vida.

«Cuando cogí a la niña estaba sonrojada, con la mirada perdida, los brazos caídos y sin respiración», explicó el agente que, tras darle unos pequeños golpecitos en la espalda, consiguió que la lactante vomitará toda la flema que le obstruía los conductos respiratorios. Tras esta maniobra, Paniagua comprobó que la criatura respiraba y, colocada en su pecho, se trasladaron hasta el centro de salud.

Atención inmediata

En pocos minutos, los dos guardias civiles y la madre estaban en el ambulatorio donde los facultativos la atendieron de manera inmediata. Una vez realizada la primera valoración, los médicos del centro olmedano decidieron derivar a la paciente al Hospital Comarcal de Medina del Campo, donde evoluciona de manera favorable. «A las diez de la noche, cuando estábamos más tranquilos y empezamos a pensar en todo lo que había pasado, tuvimos una sensación muy rara ya que seguíamos intranquilos por saber cómo estaba la pequeña», aseguraron los dos héroes de la jornada, que durante toda la mañana de ayer no dejaron de atender a los medios de comunicación y recibir las felicitaciones de los vecinos, familiares de la niña y superiores. Tal es así que el sargento del cuartel, José Antonio Entizae, ya ha propuesto a la pareja para ser galardonados con algún tipo de condecoración al mérito. «En ocho años que llevo en Olmedo, ninguno de los doce más uno que somos en el cuartel hemos intervenido en una situación similar por lo que creo que debería ser valorada ya que consiguieron salvar la vida de una niña de 40 días».

Por el momento esta ha sido la primera aventura que ambos han vivido en Olmedo y esperan que sea la última y que todo siga como hasta ahora. «Yo llevo cuatro años aquí y contando lo vivido el pasado domingo y cuando se activó el protocolo por el virus ébola nunca antes me he visto en una situación de tensión», recordó Pérez mientras que Paniagua agregó que «espero sea la primera y la última de estas características ya que la tensión fue máxima».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla «Cuando cogí a la niña estaba con la mirada perdida, los brazos caídos y sin respirar»

«Cuando cogí a la niña estaba con la mirada perdida, los brazos caídos y sin respirar»