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La cuarta parte de los pueblos de Valladolid están al borde de la extinción

La Federación de Municipios alerta de las dificultades de los núcleos que no llegan a cien vecinos para «sobrevivir en el medio plazo»

Víctor Vela

Domingo, 5 de marzo 2017, 08:01

Hay una línea roja, dice la Federación Española de Municipos y Provincias (FEMP), que el padrón sitúa en los cien habitantes. Cuando sus vecinos no llegan a las tres cifras, cuando apenas hay niños en el pueblo, cuando la mayor parte de sus residentes tienen más de 65 años, cuando cada año muere alguien y muchos se van... entonces hay que empezar a preocuparse. Esos núcleos están condenados a desaparecer «en el corto y medio plazo». En esta situación, siempre según las previsiones de la FEMP, se encuentran 57 localidades de la provincia. Pueblos donde los empadronamientos no llegan a cien vecinos... y en los que seguramente (de continuo, durante todo el año, sobre todo en invierno) vivantodavía menos.

Es el aliento helado de la despoblación, que avanza sin freno por la España interior. También Valladolid.

«Es un problema de primer orden que requiere la aplicación de políticas urgentes», subraya el informe que acaba de hacer público la Federación de Municipios y Provincias, el órgano nacional que vela por los intereses de las administraciones locales. Sobre todo, porque esta situación «cada vez más crítica» se vive desde hace decenios en las provincias más afectadas. Un vistazo al padrón permite comprobar cómo el panorama ha empeorado en la provincia vallisoletana. En 1996, había 32 localidades con menos de cien habitantes. Hoy son 57. En 1996 en esos pueblos (los 57) residían 5.237 personas. El último dato, a 1 de enero de 2016, dice que son 3.639. En dos decenios, sus padrones han caído el 43,9%.

Esas líneas rojas hace años que se han rebasado, sobre todo, en núcleos de Tierra de Campos, del corazón de los Torozos, también en el sur de la provincia y en el lecho del Esgueva. Son las cuatro comarcas más afectadas por un doble fenómeno.El primero, que ha succionado habitantes en todo el medio rural, se produjo hace casi medio siglo, cuando el partido del futuro se jugaba en la ciudad, en las industrias, en la urbe y no en el campo.Fue el gran éxodo desde los pueblos. Cuando cientos de personas abandonaron su municipio y decidieron buscar suerte en la gran ciudad. En apenas veinte años, entre 1957 y 1977, la capital vallisoletana pasó de 134.478 a 308.523 habitantes (creció el 129%). El otro fenómeno se está dando ahora, en estos momentos, cuando muchos vecinos abandonan sus pueblos para residir en la capital o en las cabeceras de comarca. Seguro que siguen empadronados en estas pequeñas localidades... pero, en realidad, no viven allí, salvo los fines de semana o en verano.

Mercado laboral

«Riesgo severo de extinción a medio y largo plazo», alerta la FEMP, que establece, claro, una «relación directa entre mercado laboral y despoblación». «En los pequeños municipios, la falta de oportunidades laborales conduce a una espiral de pérdida continua de habitantes y un envejecimiento de sus censos». Los jóvenes que necesitan un trabajo se marchan (con ellos se llevan los niños que ya tienen o los que vendrán). Es así como hay cada vez más pueblos sin niños. Eran cinco en 1996. Son 24 en 2016. Hay en Valladolid 24 pueblos sin niños. Yel porcentaje de menores de 10 años es cada vez menor. Basta con fijarse en los mapas que ilustran estas páginas. En los de la derecha puede verse cómo avanza la mancha del envejecimiento:cuanto más oscuros, más mayores, menos niños.

La lupa se fija sobre todo en los municipios con menos de cien vecinos.Son los que están en peligro de extinción. Pero la Federación de Municipios y Provincias extiende el riesgo a toda localidad que tenga menos de mil habitantes. Y atención porque en esta horquilla se encuentran 184 pueblos vallisoletanos. Son 184 de un total de 225. El 81,8%. Casi ocho de cada diez. Una cifra muy elevada, aunque no es de las peores de la comunidad. Solo León (69,7%) tiene menos porcentaje de pueblos pequeños. La situación alcanza hasta el 94%en Soria, el 92,7% en Brugos y el 92,3% en Zamora y Ávila (las cuatro provincias con el mayor porcentaje de municipios con menos de mil vecinos). Y esto, «amenaza seriamente su superviviencia a medio plazo, salvo que se consiga invertir su acentuado declive demográfico».

¿Cómo?Juan Antonio Sánchez Quero, presidente de la comisión de desplobación de la FEMP, subraya «la importancia de arbitrar medidas de fomento de empleo en las áreas rurales, que contribuyan a frenar la despoblación y a favorecer dinámicas inversas de fijación de habitantes y captación de nuevos pobladores».

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Las administraciones se han empezado a poner las pilas, pero no es fácil revertir una situación que se fragua desde hace más de medio siglo. La Diputación ha reforzado en el último mandato sus planes de empleo y de apoyo a la mujer rural. Castilla y León ha liderado, junto a Asturias, Aragón y Galicia, la petición para que el Gobierno diseñe una Estrategia nacional de Lucha contra la Despoblación. Que se contemple, de una vez por todas, como un problema de Estado. La Junta ha diseñado un nuevo mapa de ordenación del territorio, que garantiza «servicios fundamentales básicos», como cobertura sanitaria o educativa, y anima a los municipios a unirse o asocien para prestarlos. Pero a lo mejor todo esto llega tarde.

Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE)dicen que la provincia seguirá perdiendo población durante los próximos años. Hoy somos 523.679. Para el año 2031, habremos caído a 490.490.

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