Valladolid cerró 2016 con cuatro mil afiliados más y una caída del paro hasta cifras de 2009

El ritmo es más lento de lo deseado. La letra pequeña habla de precariedad y, atención, de más desigualdad entre hombres y mujeres. Las últimas esquelas (Lauki, Dulciora, Sada...) abundan en la incertidumbre. Pero las cifras generales son claras. El año 2016 se ha cerrado con buenas noticias para el mercado laboral de Valladolid, que consigue rebajar en 5.020 personas el número de desempleados(es el mejor dato desde que el mercado laboral tocó fondo a principios de 2013)y permite que la provincia registre unos datos (37.537 parados) inéditos desde los primeros meses de 2009, cuando la crisis empezó a dar muestras de que había llegado para quedarse y de que había por delante muchos meses de destrucción de empleo.

El cierre de 2016 dice que el paro registrado bajó en 5.020 personas, pero que se crearon 3.957 empleos, según los datos de afiliación a la Seguridad Social. Esta diferencia (1.063) puede explicarse por varios motivos: caída de la población activa (más jubilados), regreso de población extranjera a sus naciones de origen y marcha de jóvenes a otras provincias o países en busca de un futuro laboral.

Todo ello coloca a Valladolid con una tasa de paro que ronda el 15%, casi cinco puntos por debajo de la media nacional y dos puntos menos que el conjunto de Castilla y León. Influye el importante peso que aquí tiene la industria (el 20,08% del PIB provincial, tres puntos más que la media de España), con Renault a la cabeza. La empresa del rombo anunció durante la primavera del año pasado su nuevo plan industrial que preveía la creación de dos mil nuevos puestos de trabajo.

En total, durante 2016 se firmaron 213.066 contratos en Valladolid, frente a los 195.769 registrados el año anterior. Una mayoría abrumadora, y todavía demasiado alta el 91,59% corresponde contratos temporales (una cifra casi calcada a la de 2015, con el 91,97%); pero hubo 17.928 vallisoletanos que firmaron durante al año pasado un contrato indefinido (frente a los poco más de 15.000 del ejercicio anterior).

Seis de cada diez afiliados al régimen general gozan de una relación contractual indefinida (este tipo de contratos es seis puntos mayor en hombres que en mujeres). Además, dos de cada tres disfrutan de una jornada completa de trabajo (entre ellas es mayor el empleo a tiempo parcial). Entre los sectores en los que más se incrementó la afiliación en los últimos meses se hallan las actividades inmobiliarias (5,95%), la industria manufacturera (5,22%)y la hostelería (4,19%).

«La recuperación económica llega a las empresas, que alcanzarán mejores resultados en aumento de ventas, inversión y creación de empleo», consigna en su informe anual el Servicio Público de Empleo Estatal. Este organismo, que depende del Gobierno central, concluye que, en Valladolid, las líneas «más atractivas para invertir» son las vinculadas con la agroalimentación, seguida del turismo, la automoción y la hostelería. Estos son los motores de la economía vallisoletana, a los que habría que sumar la enorme estabilidad que otorga el elevado porcentaje de empleados públicos (casi 35.000).

Pero no basta con fijarse en los grandes números y la letra gruesa. Es cierto que las cifras actuales del paro en Valladolid (37.537 personas) son similares a las de marzo de 2009 (37.986). Pero algo ha cambiado por el camino. Por ejemplo, que se han incrementado las desigualdades entre hombres y mujeres. En 2009, el 52% de las desempleadas eran mujeres. Ahora esa cifra es del 56%. En 2009, el 12,7% de los parados tenía menos de 25 años. En 2016 esa cifra ha bajado al 9% (por el incremento del paro de larga duración entre los mayores de 45 años y por la marcha de jóvenes de las provincia). Y hay casi cinco mil afiliados menos.

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