Fallece a los 62 años el catedrático Anastasio Rojo Vega
El prestigioso investigador médico era colaborador habitual de El Norte de Castilla
e. berzal
Miércoles, 11 de enero 2017, 10:29
Aún tengo grabada su imagen frente a mí, sentado y sin levantar los ojos del legajo que puntualmente, casi cada mañana, escrutaba en el histórico Palacio de los Vivero, imponente edificio en el que en 1469 firmaron su compromiso matrimonial los Reyes Católicos y que hoy es la sede del Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Aquella rutina, que luego vertía magistralmente en forma de libros, artículos científicos y columnas de alta divulgación en El Norte de Castilla, era la auténtica pasión de Anastasio Rojo Vega, catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Valladolid fallecido ayer a los 62 años. Autor de más de una veintena de libros sobre aspectos diversos de Historia de la Ciencia, sus dos tomos del Anecdotario vallisoletano constituyen sin duda una referencia inexcusable para rememorar el pasado de la ciudad desde una perspectiva tan rigurosa como amena y cercana.
Nacido en 1954 y catedrático desde noviembre de 2011, cuatro años antes había recibido el distintivo que honraba sus 25 años de servicio a la Universidad vallisoletana. Anastasio Rojo Vega atesoraba una dilatada trayectoria profesional e investigadora, recompensada esta última con los premios Uriach de Historia de la Medicina y Dionisio Daza Chacón. Había dirigido el Museo Saracíbar (IOBA) y asesorado a los Museos de la Universidad de Valladolid y de las Ferias de Medina del Campo, y en 2009 su nombre se barajó entre los candidatos a dirigir el Museo de la Ciencia de Valladolid.
Experto de la Agencia Nacional de Evaluación de Proyectos desde 1996, miembro del Instituto de Estudios sobre el Alcohol y las Drogas, del IOBA, del Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, y del consejo de redacción de su revista Syntagma, había sido reconocido como investigador de excelencia por la Junta de Castilla y León
Combinaba con destreza la labor investigadora, propiamente académica, con la divulgación de la Historia de la Ciencia, como lo demuestran sus más de 700 publicaciones divulgativas y científicas. Esto último, la divulgación de la historia de la Ciencia en Valladolid, era su distintivo en El Norte de Castilla, donde comenzó a colaborar en 1995; su última columna, el pasado 16 de diciembre, titulada Venenos modernos, se congratulaba del avance experimentado por la medicina en comparación con épocas pretéritas.
Había participado en múltiples proyectos de investigación, uno de ellos con la Hispanic Society de Nueva York, y entre sus hallazgos más destacados figuran un protocolo notarial de 1605 que demostraba que el autor de la novela La Pícara Justina no era el médico toledano Francisco López de Úbeda, sino el dominico vallisoletano Baltasar Navarrete, que además fue confesor de Felipe IV. Junto a los citados Anecdotarios vallisoletanos, coordinó el trabajo sobre el VI Aniversario de la Facultad de Medicina y dio a la imprenta obras sobre las fiestas y comedias en el Valladolid de los siglos XVI y XVII, el estado de la medicina en la Castilla del Siglo de Oro, y biografías sobre protagonistas de la historia de la ciencia como Luis de Mercado o Gaspar Bravo de Sobremonte.
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