Protesta de los trabajadores de Dulciora contra el cierre.

Viaje relámpago de los trabajadores de Dulciora para manifestarse en Zúrich

Contarán con el apoyo de los comités internacionales de la multinacional para forzar a Mondélez a encontrar un comprador

A. G. E.

Martes, 22 de noviembre 2016, 19:44

Una cosa es el plan social y otra el plan para la sociedad de Valladolid. O lo que es lo mismo, que pactar las condiciones en que se realizarán las prejubilaciones, despidos y traslados de la plantilla de Dulciora en Valladolid no tiene nada que ver con la intención de los trabajadores de que Mondelez encuentre un comprador que mantenga la actividad industrial en la fábrica.

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Por ese motivo, los representantes de los trabajadores de la emblemática factoría de chuches se embarcarán en un viaje relámpago a Zúrich para manifestarse, con apoyo de los miembros de otros comités de la multinacional en Europa, ante la sede de Mondelez. Quieren dejar patente que cualquier acuerdo que se pueda firmar no excluye la posibilidad de que la fábrica se venda, incluso a un competidor.

La situación recuerda un poco a la vivida por Lauki y Lactalis, pero en este caso las posturas de ambas partes han sido bastante flexibles. El comité, según aprobó la asamblea de trabajadores, decidió negociar el plan social con la empresa. Y Mondelez no se ha cerrado a buscar esa venta que podría permitir a algunos de los trabajadores seguir con su vida laboral en Valladolid, aunque la fábrica cambie de manos y de nombre.

Esta última acción en Zúrich es importante porque Mondelez está reubicando su producción en Europa, donde cuenta con muchos centros de trabajo importantes, y el conflicto que hoy viven en Dulciora lo han vivido y lo van a vivir los empleados de otras fábricas en el Viejo Continente. La representación de los trabajadores saldrá desde Valladolid a las cuatro de la madrugada de mañana miércoles. Llegada a Madrid, vuelo a Zúrich y tranvía a la sede de Mondelez, donde tienen previsto concentrarse de 13 a 14 horas. Acabada la concentración, regreso a Valladolid.

El comité de empresa prosigue, mientras tanto, la negociación con los representantes de Mondelez respecto al plan social. El objetivo en este caso es el de conseguir las mejores condiciones posibles, incluso por encima de lo que se ha pactado en otras fábricas de la compañía que también se han visto abocadas al cierre o a la reestructuración de plantilla.

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Mondelez tiene ahora en su casa, en Estados Unidos, un problema añadido que se llama Donald Trump. El presidente anunció que nunca volvería a comerse una oreo cuando supo que Mondelez decidía trasladar su producción de Chicago a México. Sus políticas proteccionistas, si finalmente se llevan a cabo, pueden causar muchos quebraderos de cabeza a multinacionales como esta, que se enfrenta a un proceso de reestructuración global.

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