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J. Asua
Sábado, 22 de octubre 2016, 11:56
La Junta de Castilla y León descartó ayer la posibilidad de aportar ya los suelos de la actual estación de autobuses para incluirlos en el primer paquete de terrenos que saldrán a la venta para saldar la deuda de 400 millones del proyecto de soterramiento. El Ayuntamiento presentó a los socios de Alta Velocidad el primer punto de su plan de viabilidad para salvar la operación, que conlleva la enajenación de las parcelas centrales del Plan Rogers, situadas en el entorno de la terminal de trenes de Campo Grande.
Según explicó el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, los representantes de la Consejería de Fomento justificaron, durante la reunión, que a corto plazo no se prevé iniciar las obras de la nueva terminal de autocares, que se situaría en el espacio que ahora ocupa el complejo hostelero Estación Gourmet y parte del aparcamiento de Renfe. La pasada semana el propio alcalde aseguraba en rueda de prensa que el titular del departamento del gobierno regional, Juan Carlos Suárez-Quiñones, le había trasladado que era factible contar con ese suelo al ser inminente el proyecto de la nueva estación de autobuses. Pero finalmente, no ha sido así. De esta manera, los ingresos previstos por estas piezas de terreno 400 millones inicialmente se verían sensiblemente reducidos, hasta el punto de no poder cubrir el total del contrato de préstamo.
Saravia se mostró, no obstante, optimista, al considerar que los miembros de Alta Velocidad parecen haber encajado bien la propuesta. Pero como con todo lo relacionado con Alta Velocidad las cosas irán despacio. Casi cuatro meses se tardará en realizar el proyecto de actuación del área inmobiliaria, siempre que se llegue a un acuerdo. Y es que Adif también puso pegas a la delimitación de terrenos a vender, especialmente los situados junto al canal ferroviario, susceptible de ser soterrado. Esta entidad propuso además la elaboración de un estudio jurídico para conocer qué consecuencias tendría para la sociedad la venta de los suelos si finalmente no se hace el túnel.
El Ayuntamiento es ahora el que está intentando acelerar los ritmos para ordenar la operación. El objetivo prioritario en este momento es hacer caja para poder saldar el contrato de préstamo, que genera unos intereses trimestrales de 4,5 millones de euros. El planteamiento es que Adif y Renfe paguen antes del 31 de diciembre a las entidades los 62,5 millones que quedan de abonar del primer plazo de amortización de 125 y con la enajenación de suelo recuperen ese dinero y se pueda cancelar el resto de la deuda con el pool de entidades.
Básico para lograr este primer hito, es que se inicie el traslado de los talleres de Renfe al nuevo complejo ferroviario del Páramo de San Isidro para el que aún no hay fecha al estar pendiente la instalación de las cabinas de pintura. Cuando las naves queden vacías habrá que acometer las demoliciones y descontaminar el suelo antes de delimitar las parcelas para viviendas.
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