Dos monaguillos retiran del suelo uno de los angelotes caídos.

El retablo de las Angustias de Medina, al borde de la ruina

Dos figuras se han desprendido y el párroco estudia trasladar las misas a partir de noviembre

Patricia González

Martes, 26 de julio 2016, 19:45

Tienen una longitud cercana al medio metro y un peso que oscila entre los 7 y los diez kilos y durante el mes de mayo, antes de la liturgia dominical, se precipitaron al vacío desde algo más de cinco metros de altura. El final de dos de los cuatro los angelotes del retablo principal de la capilla de las Angustias de la iglesia La Colegiata de Medina del Campo ha sido el detonante que ha puesto en guardia al párroco, a los feligreses y a los miembros de la cofradía de las Angustias (titular de la capilla según la documentación existente) quienes desde mayo observan con miedo el posible desplome del retablo que desde hace más de cuatrocientos años guarda a la patrona del municipio.

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«Estamos muy preocupados, ya que el estado del retablo es de ruina total, según nos ha confirmado un grupo de restauradores que de manera voluntaria y sin compromiso ninguno hacia la parroquia han visto el mal estado en el que se encuentra», explicó el párroco de la Colegiata, Rodolfo García.

Ante la desesperación de que «nadie ofrezca una respuesta contundente sobre cuándo podrán ayudar a la restauración del retablo», el párroco ya baraja la posibilidad de solicitar al Ayuntamiento de Medina del Campo una nave o un local para poder celebrar la misa a partir del mes de noviembre, cuando, ante la bajada de las temperaturas, los feligreses de la Colegiata abandonan la nave principal del templo para escuchar la homilía en un espacio más recogido y «más calentito».

Por el momento, en los próximos meses y ante el inminente peligro de derrumbe, el párroco podría cambiar de ubicación a la patrona de la localidad, que se encuentra en un lugar privilegiado en este retablo.

Presupuesto

La capilla de Nuestra Señora de las Angustias (lugar en el que se encuentra anclado desde hace años el retablo) es la más grande del templo y fue levantada en el siglo XVI, para que la cofradía de las Angustias pudiera celebrar sus cultos. Desde su fundación hasta la actualidad la titularidad es de la cofradía, que ante la situación del espacio muestra sus preocupación. «El próximo año celebramos el 450 aniversario de la hermandad, por lo que tendremos actos específicos y especiales organizados para conmemorar dicha fecha y ante esta situación no sabemos muy bien cómo lo podremos hacer», aseguraba ayer una de las cofrades que de manera regular acude a la capilla. «Desde que nos enteramos en el mes de mayo de que los angelotes se habían desplomado la preocupación es máxima, ya que se puede ver a simple vista que el retablo está cediendo».

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La capilla tiene planta rectangular y una cubierta con bóveda de cañón y octogonal en la cabecera, donde se encuentra de forma inesperada lo más impresionante: la gran cúpula semiesférica con galería, decorada con yeserías de motivos vegetales y lienzos representativos de los cuatro Evangelistas en las pechinas. Además, tiene tres retablos de estilo plateresco.

El central está presidido por la imagen de Nuestra Señora de las Angustias (siglo XVI), acompañada de San Fernando y San Hermenegildo. El del lado izquierdo contiene una escultura de Jesús Nazareno (obra de Francisco Rincón), la Virgen María y San Juan (siglo XVI). Y en el de la derecha se encuentran las tallas de Nuestra Señora de la Soledad, Santa María Magdalena y San Juan Evangelista (siglo XVII).

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«El presupuesto que nos han dado es cercano a los 48.000 euros, cantidad que la parroquia no tiene», explicó el párroco, quien esta misma semana se ha puesto en contacto con el Arzobispado para narrar en primera persona la urgencia de la restauración.«El estado es de ruina y gracias a Dios el día que se desplomaron los angelotes no había ningún monaguillo cerca esta parroquia es la que mayor número de monaguillos tiene de toda la diócesis porque podríamos haber tenido una desgracia».

En esta ocasión las humedades, ya tradicionales en la estampa cotidiana de todos y cada uno de los muros del templo, no han sido el detonante del estado del retablo. A simple vista cualquier ciudadano puede ver que las maderas están cediendo por el peso y muchas de las tablas de la parte superior se encuentran a punto de caer.

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«No es problema de humedad ni de carcoma, ya que a pesar de que tiene no es tanta como para que se encuentre en esta situación», comenta Rodolfo García, quien espera que las buenas noticias sobre una intervención de urgencia lleguen en próximas fechas para poder empezar la temporada invernal sin cambio de ubicación de los cultos.

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