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JOTA DE LA FUENTE
Domingo, 19 de junio 2016, 17:25
Poco hace falta para que la gente joven se divierta y monte un fiestón. La segunda edición de la Holi Run de Arroyo vivió un estallido de color, música y diversión en el parking de Río Shopping. Participaron 4.500 adolescentes y no tan adolescentes.
Ni la hora, once de la mañana, ni el lugar, el parking de un centro comercial un domingo por la mañana, a pleno sol, son los mejores ingredientes para montar una fiesta. Pero si les pones polvos de colores, música actual, un buen Dj y cuatro gogós, y el final de los exámenes de secundaria y la selectividad, el panorama cambia. Diversión sin más. Juerga, cachondeo, fiesta, desinhibición. Esas son las sensaciones que se viven en la Holi Run
Primero una fiesta de música electrónica, tecno, disco, durante hora y media, con el primer Holi Boom o estallido de colores. 5.500 kilos de polvos de colores se lanzaron al aire durante la mañana de ayer. La carrera en sí, corrida por pocos y andada por la mayoría, salió con casi 45 minutos de retraso. La ausencia de ambulancias impidió, por seguridad, que comenzara el recorrido de cinco kilómetros por los alrededores de Río Shopping, llegando a rozar la plaza de toros cubierta de La Flecha.
Cada participante portaba pelucas, las bolsas con los polvos vegetales de colores, gafas de sol o de buceo para proteger los ojos del polvo vegetal, totalmente inocuo, la camiseta entregada por la organización, blanca impoluta, para que al terminar fuera testigo de la batalla de colorido vivida, así como cuantos adornos o complementos surgieran en la imaginación de cada cual.
El trazado estaba jalonado cada 1.000 metros por estaciones de color. Un total de cinco Holi Blitz -puntos de color- hicieron las veces de check-points, dando a los corredores una tonalidad multicolor según pasaban bajo los arcos: rosa, azul, naranja, verde y rojo, hasta regresar de nuevo a la zona de baile, una hora más tarde, donde la fiesta continuó con varios Holi Boom más, lanzamientos colectivos de polvos, que inundaron el lugar con nubes de alegría y colorido.
Una vez más, la Holi Run demostró que para que los jóvenes disfruten y se diviertan hay que ofrecerles nuevas sensaciones, nuevas ideas, buenas propuestas festivas. Sin necesidad de alcohol, y desde primera hora de la mañana, a plena luz del sol, y en muchos casos, ante la preencia de sus propios padres, muchos adolescentes vallisoletanos, con mayoría abrumadora de chicas, vivieron una nueva manera de diversión, inusual y sorprendente, que dejó satisfechos a todos, pequeños, mayores y organización, dando por finiquitada la fiesta en torno a las tres de la tarde.
El Banco de Alimentos recibió, al final de la mañana, un cheque con la recaudación de las donaciones de los participantes, dos mil euros, con los que a partir de hoy mismo, la organización sin ánimo de lucro vallisoletana podrá seguir su labor con los más necesitados de la ciudad en materia alimenticia.
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