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Quién era Teófilo Reyes

El bodeguero, uno de los más desconocidos puntales de la Ribera de Duero, muere a los 94 años dejando un legado clave

Eloy de la Pisa

Jueves, 26 de mayo 2016, 17:22

Teófilo Reyes Miguel, catedrático de Física y Química y enólogo, moría este miércoles en Valladolid a los 94 años de edad. Y con él desaparece la figura de uno de los principales bodegueros de Valladolid y de la Ribera del Duero. Su historia es la historia de una pasión, de un sueño, de una familia y de una apuesta. Algo muy habitual en las gentes que viven en la ribera del Duero, y que en Peñafiel alcanza especial notoriedad. De sus esfuerzos y desvelos, de su capacidad de trabajo y de la fe que tuvieron en él sus hijos nació una bodega referente en la forma de trabajar y de elaborar vino. Porque Teófilo Reyes, así a secas, es un vino de culto.

Teófilo Reyes era, allá por los primeros balbuceos de la Denominación de Origen Ribera de Duero, un profesor de química en el instituto de Peñafiel y el enólogo de Portos Y un apasionado del vino. Y de su tierra. Desde la distancia observaba día a día los esfuerzos que Pedro Llorente llevaba a cabo para, desde la administración, unir a agricultores, bodegueros e instituciones para que se constituyera la DO. Llorente venció, no sin gran esfuerzo, todas las reticencias y Ribera del Duero nació.

Pero Reyes quería algo más. Quería crear un vino diferente, nuevo, que combinara la tradicional potencia de los vinos de la zona con los matices de un producto elaborado con especial mimo. Quería una sinfonía de sabores en el paladar, pero sin perder el carácter recio, firme y sereno de lo que siempre se había construido en las orillas del Duero. Y a ello se puso.

Teófilo era muy consciente de los retos que tenía por delante. Para empezar tenía que comprar la uva, porque él era enólogo, no agricultor. Y la uva es cara cuando la compras en la ribera. Y luego estaban las instalaciones, y el respaldo financiero que debes tener para invertir y no producir los primeros años... El Teófilo Reyes debía, quería, ser un vino de alta gama de máxima calidad. Y eso es caro. Y es ahí donde hace acto de presencia la figura de dos de sus hijos: Juan José y Luis. Ambos son dentistas, gente solvente, y no dudaron en empeñarse para lograr que su padre cumpliera su sueño.

En poco tiempo las Bodegas Reyes fueron una realidad. Y cuando la naturaleza y el saber de Teófilo decidieron, el vino estuvo en el mercado. Y lo que él diseñó obtuvo rápidamente el favor del público. Se convirtió en un producto de culto, porque sus pequeñas producciones combinadas con su calidad lo convertían en algo deseado.

El patriarca ya no está, pero sus hijos seguirán adelante con un proyecto ya consolidado que es tanto de ellos como de su progenitor.

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