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A.G.Encinas
Sábado, 7 de mayo 2016, 21:05
Dice Jose María Zamora que una granja de vacas es una empresa de software. Así se lo espetó y se lo argumentó a los alumnos que acudieron a presenciar la conferencia que impartió el director de Marketing de Microsoft Ibérica en la Facultad de Económicas. Terminó con una advertencia: «La pyme española tiene que subirse a la nube si quiere crecer»
Para las pequeñas empresas «En temas de seguridad, el cibercrimen está mucho más en la calle de lo que pensamos, y si a cualquier pyme le encriptan su disco duro se ha quedado sin todos los datos de sus clientes. Y si los tienes en la nube con una empresa como Microsoft, la seguridad es altísima»
Jose María Zamora, que es experto en marketing y trabaja en una oficina sin mesas porque todos los profesionales pueden trabajar en movilidad allá donde estén, habló de un futuro presente. Y lo hizo incluso cuando sacó a la palestra las HoloLens. Unas gafas que permiten contemplar la vida de otro modo. Puedes contemplar ante tus ojos el coche que quieres comprar, desmontarlo, ver el motor, cambiar el color del modelo... «Se podrá comprar un coche en cualquier sitio» Nada espectacular si se compara con la capacidad de predecir el futuro, algo que ya hacen algunas empresas. Thyssen Krup, la marca de ascensores, ha incorporado unos sensores a sus modelos que transmiten continuamente datos sobre su uso. De ese modo, la firma se anticipa a una posible avería, remplaza la pieza desgastada antes de que se rompa y mejora el servicio a sus clientes.
Esto es el poder de los datos en el mundo de la internet de las cosas, un concepto que se queda anticuado porque será también de las personas y de los animales. Y aquí volvemos a la granja de vacas como empresa de software. Zamora lo cuenta así: «Un granjero japonés sabía que las vacas estaban en periodos fértiles en función de los pasos que daban. Cuando dan muchos pasos sabe que las tiene que fecundar. Fujitsu le puso un sensor a cada vaca y así el granjero sabía cuando había que fecundarlas. Pero es que además comprobaron que si la fecundaban al principio de la curva de fertilidad o al final, el resultado podía ser un ternero o una vaca, y el granjero podía controlar su producción de leche o carne en función de sus intereses».
A modo de conclusión, «si una granja es una empresa de datos, cualquier empresa lo es»
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