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Álvaro Iglesias, en la sección de sastrería de su tienda de moda masculina.

La tercera generación de una saga de emprendedores en el sector textil

Álvaro Iglesias de Luis, gerente de City Hall, no dudó en dejar a un lado sus estudios de derecho y bolsa para dedicarse a su verdadera pasión: la moda

laura negro

Domingo, 1 de mayo 2016, 12:41

«En mi casa, cualquier comida familiar se convierte en un consejo de administración», bromea Álvaro Iglesias (31), el protagonista de esta historia de emprendimiento y tradición. Este joven vallisoletano pertenece a una saga de comerciantes de moda, que siempre ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Su abuelo, Desiderio Iglesias Yeyo, fue iniciador de esta tradición empresarial, que continuó su hijo Alberto Iglesias y que ha superado con buena nota el tercer relevo generacional con la apertura de su última tienda familiar, City Hall, regentada por el nieto.

De joven, abuelo Yeyo embarcó con destino a Cuba en busca de un buen porvenir. Lo que iba a ser una corta escala en Tenerife, se convirtió en una larga estancia de varios años, ya que decidió montar en la isla un negocio de sastrería para confeccionar prendas a medida y en tiempo record, para los altos cargos de los trasatlánticos. Años más tarde, regresó a Valladolid, donde abrió su primera tienda de confección de caballero, Yeyo, al amparo de los soportales de la céntrica calle Ferrari.

Siguiendo los pasos de su padre, Alberto Iglesias fundó hace 35 años una conocida tienda que lleva su nombre, y que se ha convertido en referente de la moda masculina vallisoletana fruto del esfuerzo y de una filosofía de empresa que se apoya en la tradición, innovación y en una constante búsqueda de nuevas tendencias.

Álvaro ha crecido entre patrones y telas. Con la moda en las venas, desde muy joven se manejaba con soltura en el negocio familiar. Definitivamente aquello era lo suyo, por eso no dudó en dejar a un lado sus estudios de derecho y bolsa para dedicarse a su verdadera pasión. «Hice un training en Italia que me sirvió para conocer todo el proceso de creación de la moda desde dentro. Pasé por diferentes ciudades y fábricas aprendiendo de los mejores maestros distintas técnicas de confección y distribución de prendas, venta, escaparatismo y merchandising», explica.

A su regreso de Italia, continuó trabajando en la tienda con su padre, pero la idea de ampliar el negocio familiar con un nuevo establecimiento le rondaba en mente. «El estilo de vestir y la forma de comprar han cambiado. El cliente ahora necesita hacer sus compras de una manera diferente a como lo hacía hace veinte años. Le gusta ir de shopping y disponer de amplia información. Mi intención era montar una tienda en la que el cliente pudiera comprarse desde el traje más formal al outfit más casual para el fin de semana», argumenta este emprendedor de tercera generación.

El lugar elegido para su nuevo proyecto empresarial no podía ser otro que el antiguo local donde hace cerca de 50 años emprendió su abuelo Yeyo, en los soportales de la calle Ferrari, número 20-22. «Aquí levantó el negocio mi abuelo y aquí empezó mi padre a trabajar con tan solo 16 años. Para mí es un orgullo haber podido abrir City Hall en un lugar con tanto significado para nosotros. Hemos dado un cambio generacional y nos guiamos de las nuevas demandas del público, pero la esencia del negocio, sigue siendo la misma que antaño», expone.

Para poder acometer su proyecto empresarial, Álvaro acudió a su oficina del BBVA en la calle Duque de la Victoria, a través de la cual recibió dos créditos ICO. «Quisimos diseñar un espacio sostenible y para ello utilizamos productos responsables y procedentes de la región, desde las luces de led, hasta el entarimado del suelo», aclara.

En los estantes de esta tienda, sus clientes, que van desde los 20 a los 65 años, podrán encontrar las últimas tendencias, colores y accesorios, de marcas de gran prestigio a nivel internacional, para hombre y para mujer. Una de las principales líneas de negocio es la sastrería y camisería a medida para caballero. «Las prendas a medida se elaboran de forma artesanal y totalmente personalizada. Cuidamos mucho el valor añadido y presumimos de que todo está hecho a mano. La sastrería a medida es una línea de negocio muy ligada a la familia y mi intención es seguir potenciándola. Además, disponemos también de una colección propia de camisería, corbatería, sastrería con tallaje y complementos que fabrican para nosotros en exclusiva en distintos puntos de España y Europa», añade Álvaro.

Cliente fiel

Este joven presume también del trato que ofrece a su clientela. «El cliente de sastrería es un cliente fiel y que siempre repite. Nuestra forma de atender es muy de toda la vida, con un trato muy personalizado y en el que prima la confianza», explica. No obstante, es consciente de que los clientes necesitan mayores facilidades de compra, por ello ha apostado por el e-commerce y todas sus prendas tanto de la línea masculina como femenina están disponibles en su tienda on-line.

«Tener actualizada la tienda en la web requiere un esfuerzo añadido, pero estamos muy satisfechos con los resultados, al igual que con las redes sociales. Son un escaparate abierto los 365 días del año y las 24 horas del día. Mi abuelo Yeyo diría que es imposible vender un traje sin que la gente se lo pruebe, pero nosotros lo hacemos y está resultando fenomenal», explica.

«Mi vida es la moda. Mi tienda es mi casa. Este negocio es sobre todo una cuestión romántica y dedicada al abuelo Yeyo, de quien mi padre y yo hemos aprendido todo», concluye Álvaro Iglesias de Luis, satisfecho de consolidar un proyecto global y familiar.

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