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j. sanz.
Viernes, 22 de abril 2016, 11:04
Manuel Coloma, un agricultor y ganadero de Villanueva de los Infantes, está harto. Y no es para menos. Su finca recibió en la mañana de ayer la visita de las aguas del Esgueva, por tercera vez en cuatro meses, fruto de la crecida que experimentó el río en pocas horas y que elevó su caudal a su máximo del presente año, con un pico a primera hora de la tarde que superó ligeramente los 30 metros cúbicos por segundo, más del triple de lo habitual. Así que las instalaciones, como ya ocurriera los días 12 de enero y 15 de febrero, volvieron a cubrirse de agua, al igual que en un sinfín de campos de cultivo a lo largo de los pueblos del Valle de Esgueva.
La inundación de la finca de Villanueva de los Infantes obligó esta vez al propietario a acelerar el sacrificio de los 21.000 pollos que criaba en una de las naves. «Aún les faltaban unos días de crecimiento, pero no me puedo arriesgar, ya que el agua está embalsada al borde de la puerta y acabará filtrándose», explica el afectado, quien se vio obligado a trasladar al matadero a los animales ayer mismo a media tarde. El segundo almacén de su finca, que sí se encuentra anegado, estaba vacío en esta ocasión.
«Después de lo de enero entonces sufrió pérdidas cercanas a los seis mil euros ya no me puedo arriesgar a dejar nada dentro», reconoce Manuel antes de lamentar el «abandono absoluto al que nos tiene sometidos la Confederación Hidrográfica del Duero, ya que parece que no quieren saber nada de nosotros después de sufrir tres inundaciones idénticas solo este año, y otras siete en los anteriores, sin que hayan venido siquiera a examinar este punto y adoptar algún tipo de medidas para solucionarlo».
La punta llega hoy a la capital
La repentina crecida del río, que duplicó su caudal en pocas horas, también provocó inundaciones en la mayoría de los pueblos del valle, en algunos de los cuales, al margen de anegar los campos de cultivo cercanos a su cauce, el agua llegó a cubrir carriles bici, caminos y parques infantiles, como en Olmos de Esgueva.
La tendencia del río, eso sí, era descendente a media tarde rondaba los 25 metros cúbicos por segundo en Torre de Esgueva y la punta de la avenida llegará a la capital en torno al mediodía de hoy, si bien ya ayer se dejó sentir al cubrir sus paseos inferiores en el casco urbano.
La crecida del Esgueva, al igual que las de otros afluentes del Pisuerga, como el Carrión o el Arlanzón, se tradujo a su vez en un nuevo incremento del caudal del principal río de la capital, que ayer volvió a rozar los 400 metros cúbicos por segundo, y que se espera que continúe subiendo en los próximo días sin llegar a niveles alarmantes.
El deshielo y las lluvias de los últimos días también han provocado el desbordamiento de dos ríos más de la provincia, en este caso afluentes del Duero, como son el Cea y el Valderaduey. El primero, según explica el alcalde de Melgar de Arriba, Óscar Fernández, mantiene anegada «toda la ribera» desde el fin de semana. Allí cubre «pistas deportivas, caminos y algunas tierra», si bien la riada no ha causado «excesivos daños» al estar la mayoría de los campos «sin sembrar o con cultivos como la alfalfa que no sufren con el agua».
Una situación similar se vive en Bolaños de Campos, donde el Valderaduey también «mantiene anegados tierras de labor y caminos», resume Gregorio Villarroel, su alcalde.
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