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l. sancho
Jueves, 25 de febrero 2016, 14:09
El periplo de las carmelitas samaritanas del Corazón de Jesús por la provincia de Valladolid podría tener un nuevo capítulo el próximo mes de junio, cuando la congregación confía en poder efectuar su traslado a una nueva residencia en el municipio de Viana de Cega. Hace un mes las treinta monjas que habitan el monasterio del Paseo de Filipinos en la ciudad lanzaron un SOS para encontrar un lugar donde residir tras entregar su inmueble al banco para saldar una deuda.
La arrastraban desde que hace doce años decidieran abandonar el convento riosecano de San José, donde moraban, para contraer una hipoteca sobre el monasterio de Filipinos. Pero la burbuja inmobiliaria les jugó una mala pasada y, a la espera de un posible comprador del monasterio riosecano que nunca llegó, recientemente han tenido que entregar a la entidad bancaria tanto el edificio vallisoletano como el de Medina de Rioseco para condonar el préstamo que arrastraban desde hacía diez años.
Ahora es la casa de unos religiosos la que se cedería a esta congregación posiblemente en régimen de alquiler para que tengan un lugar donde residir en la localidad de Viana de Cega. Es una de las tres ofertas que han recibido recientemente, pues sobre la mesa tienen además la opción de abandonar Valladolid y residir en Oviedo o en Sevilla (esta ciudad la han visitado recientemente un grupo de cinco hermanas de las carmelitas samaritanas). Si bien, su deseo es continuar en la provincia de Valladolid, lugar donde han permanecido durante los últimos cuatro siglos y donde confían en poder seguir en un futuro.
Tal y como confirmó ayer una de las hermanas, las carmelitas samaritanas del Campo Grande están a la espera de recibir la autorización del traslado por parte de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y de Roma para poder comenzar a habilitar el nuevo inmueble de Viana de Cega. Se trataría de una vivienda en las afueras del casco urbano, que deberán acondicionar para poder albergar a la treintena de hermanas que ahora habitan el monasterio vallisoletano.
Presencia en Rioseco
Precisamente ayer un grupo de unas veinte hermanas de las carmelitas samaritanas del Corazón de Jesús sorprendió a los vecinos de Medina de Rioseco tras verlas regresar al cenobio de San José doce años después de haberlo abandonado. Aunque en un primer momento los riosecanos barajaron la posibilidad de que las hermanas hubieran llegado a un acuerdo con el banco para poder residir de nuevo en la Ciudad de los Almirantes, la congregación desmintió esta posibilidad y aseguró que se trataba de una visita para que algunas de las hermanas conocieran el lugar que habitaron durante tantos años. «Era una despedida», señalaron, pues el convento forma parte de los bienes entregados para saldar la deuda con la entidad bancaria.
En los últimos meses las carmelitas samaritanas han barajado varias posibilidades, entre las que se encontraba un convento en Nava del Rey, el antiguo monasterio de Santa Catalina y el antiguo seminario de los Oblatos en Laguna. Si bien, las obras de acondicionamiento que requerían algunos de estos inmuebles les llevaría a un nuevo endeudamiento del que ahora prefieren huir. Se trata así de la vivienda de Viana la opción más factible para que estas hermanas puedan tener un lugar donde residir. Una comunidad que curiosamente en los últimos años, y gracias al impulso de su superiora, la madre Olga, ha incrementado bastante las vocaciones de jóvenes que han solicitado su ingreso (en 2009 contaban con 16 hermanas).
Sus ingresos principales proceden de una tienda virtual en la que venden desde mantelerías a fofuchas, libros y cedés que han grabado con sus propias canciones. También con donativos y, principalmente, con la elaboración de formas para la Eucaristía que distribuyen a numerosas diócesis.
Hace cinco años la comunidad solicitó ya ayuda a través de una circular para recaudar donativos que les permitiera trasladarse a otro monasterio al no poder hacer frente a las cuotas que debían abonar al banco para financiar los 5,2 millones de euros que les costó el monasterio de Filipinos. Entonces la Archidiócesis de Valencia les cedió un monasterio ubicado junto al monumento del Sagrado Corazón de Jesús en Gandía. Si bien, finalmente la comunidad decidió continuar en Valladolid, provincia de la que no quieren salir, como han expresado reiteradamente.
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