Tapas de Top Chef solidario

Tú colocas el puré, una cucharada, tú el ravioli, luego se coloca esto y luego se salsea. Lecciones de emplatado sobre la marcha que Fran Vicente explicaba a los siete voluntarios de la ONG Cebú antes de lanzarse a servir 300 tapas solidarias en Filipinos. La labor previa, la de cocinar y preparar los raviolis de pato o la salsa (con pato, soja, jengibre y, sobre todo, una pinta muy apetitosa), ya estaba hecha. Y la labor solidaria estaba a punto de hacerse. Mientras comenzaban a sacar las primeras tapas apareció por allí el chef Peña, otro TopChef que protagonizó la primera tapa solidaria de Cebú hace unos meses.

«Peña y yo nos llevamos muy bien y me contó la experiencia, que había sido muy positiva. Somos gente a la que nos gusta colaborar con las buenas causas», explicaba Fran Vicente mientras terminaba de atender los fogones. Intentaba que las tapas salieran tal y como se habían concebido, añadiendo los toques finales justo antes de que se pusieran en la bandeja y prestando una atención exquisita a cada componente de la cadena que, en la antesala del comedor de los Filipinos, rellenaba cada uno de los trescientos vasitos en los que se servía la elaboración. «Al final para mí es importante que la tapa esté bien hecha y que guste, sea para una ONG o para quien sea. Y tiene que llevar sus instrucciones», explicaba.

Apenas había llegado la hora de comenzar a servir los aperitivos cuando un voluntario de Cebú asomó por la cocina.«Ya he vendido cincuenta tickets», anunciaba. Y ese, en el fondo, era el objetivo tanto de la tapa solidaria como del mercadillo artesanal que adornaba el claustro. «Aquí estamos, colaborando por una buena causa, que en este caso es la ONG Cebú.Siempre me gusta poder poner ese granito de arena con mi cocina y dando a probar la tapa que hemos creado», decía Fran Vicente con orgullo. Y a juzgar por las caras de los comensales, tanto la presentación como la tapa en sí cumplían sobradamente con las expectativas. Cosas de que cocine un chef top.