Ana Santiago
Sábado, 16 de enero 2016, 11:47
El Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada de Valladolid, el IOBA, fue el encargado de analizar las muestras de los casos de ceguera, trece en concreto, registrados en el País Vasco. Una investigación encargada por el Gobierno de dicha comunidad y que confirmó a mediados del mes pasado lo que se sospechaba, que el perfluoroctano Ala Octa del laboratorio alemán Ala Medics era el responsable, por la toxicidad de algunos de sus lotes, de la pérdida de visión.
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Posteriormente, un conocido grupo de clínicas privadas oftalmológicas pidió también al instituto vallisoletano la investigación de sus casos y le envió las pertinentes muestras para su estudio. Los resultados de este segundo trabajo ratifican el mismo origen y causa. Así lo confirma el director del IOBA, el doctor José Carlos Pastor. «Los productos son tóxicos; pero en función del lote concreto lo son en mayor o menor medida. Por eso hay, dentro de la gravedad de todos los afectados, diferentes grados de afectación del ojo. No matan la misma cantidad de célula, no es uniforme».
«Hay además otra segunda casa, francesa. Esto hace que en nuestra investigación tengamos que indagar en un nexo común a ambas. Es evidente que dado que el octano es en realidad un producto industrial, hay que investigar en esa línea... pero al ser de fuera de Europa se nos pone más difícil desarrollar la investigación», añade este especialista en Oftalmología.
El pasado 23 de diciembre, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) emitió una nueva alerta al respecto del perfluoroctano. La misma afectaba a la marca Arcotane, de la compañía francesa Arcadoptha, en la localidad de Toulouse, y distribuido en España por las firmas Prohosa y ASP96. La alerta ordenaba también «el cese de la utilización, de la comercialización y retirada del mercado de todas las referencias y lotes de Arcotane hasta que finalice la investigación». Los análisis del IOBA no contemplan los cinco casos de afectados en el Río Hortega de Valladolid los únicos registrados en Castilla y León ni el análisis, por lo tanto, de los lotes empleados en los mismos, «porque Sacyl no nos ha solicitado nada al respecto». En su trabajo, este laboratorio ha empleado «como control del producto los empleados por el IOBA y el Clínico porque con ninguno de estos viales ha habido problema ninguno y las muestras de los mismos no son tóxicas. Esto no va en detrimento del Río Hortega, en absoluto, simplemente responde a una cuestión de marcas y lotes», destaca el doctor Pastor. La investigación se desarrolla muy cuidadosamente «no solo por la enorme importancia de los casos sino porque puede traer consecuencias judiciales. Por ello, hacemos cada prueba tres veces. Los resultados son de total garantía y tenemos identificado el culpable, un compuesto que está dentro del perfluoroctano».
Destaca asimismo el director del IOBA que la casa alemana, Alamedics, cumplió, «y así lo ha demostrado con documentación, con todas las exigencias, todas las pruebas que marca la Unión Europea, con la legislación vigente... pero el problema es que esto no es un fármaco sino un producto sanitario y las exigencias legales son insuficientes. Queremos que esto sirva para modificarlo y que se obligue a hacer con estos productos exactamente lo mismo que estamos haciendo nosotros porque la legislación actual deja espacios».
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Tribunales
En cuanto a los pacientes afectados de Valladolid, cinco del RíoHortega y un sexto del mismo hospital que fue reintervenido y no confirmada su relación por completo demandaron a Sacyl, reclamaciones que así lo confirma la Consejería de Sanidad ya se han hecho efectivas.
Los afectados reclaman a Sacyl 1,5 millones de euros en concepto de indemnización. El proceso se inicia en esta vía administrativa que abre un expediente con un procedimiento de instrucción de seis meses. Si no hay respuesta en forma de indemnización, los casos llegarán al juzgado Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Valladolid.
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El laboratorio alemán negó que su producto causara la pérdida de visión y responsabilizó a los facultativos. Sin embargo, el producto lleva unos veinte años en los quirófanos y son muchos los hospitales y especialistas diferentes sin ningún caso y, lo contrario, los afectados se reparten por buena parte de la geografía española y fuera de nuestras fronteras.
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