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Lunes, 30 de noviembre 2015, 13:29
Un año y medio después de la inauguración de un enclave perfecto para las aves en la provincia, las lagunas del Raso de Portillo continúan siendo un espacio idóneo para conocer diferentes especies, lo que permite además recorrer su entorno, descubrir los refugios creados para anfibios y reptiles o las playas de cantos en la orilla de las lagunas, que favorecen la anidación de especies limícolas.
Para que este espacio siga atrayendo la visita de avutardas, cigüeñas o polluelas, entre otros, la Asociación Garrapinos de Mojados realiza una importante labor en la zona a través de voluntarios y socios que participan en talleres para acondicionar las lagunas y, al mismo tiempo, observar cada una de las aves, acompañados siempre por expertos. Gracias al programa de voluntariado ambiental de la Fundación Caja de Burgos-Obra Social La Caixa, se pueden llevar a cabo distintos talleres en familia y favorecer también la construcción, por ejemplo, de casas nido para todo tipo de especies que llegan hasta estas lagunas, ubicadas entre La Pedraja de Portillo y Aldeamayor de San Martín.
«Es el segundo año que contamos con este programa de voluntariado ambiental y queremos seguir potenciando el valor que tienen estas lagunas y su riqueza natural», como explican desde la Asociación Garrapinos. El colectivo invita a todos los apasionados de la naturaleza y también a aquellos que todavía no se han acercado a este espacio a que participen en las actividades que se organizan para todos los públicos.
La primera parte del programa de voluntariado de este año consistía en la realización de talleres de educación ambiental dirigidos a escolares de entre tercero y sexto de Primaria. Así, mientras un día se les enseñaba a identificar a las aves que habitaban las lagunas, como las cigüeñuelas o las fochas, una especie algo más difícil de encontrar, otro día se realizaban carteles especiales sobre los anfibios de la zona, colocados después en el lugar que les correspondía.
Además, otra de las tareas de estos talleres fue la creación de refugios para insectos, coloreados en verde, rojo y azul, porque, según indican desde la Asociación Garrapinos, «con esos colores en el entorno se consigue llamar su atención y que acudan a estos refugios».
Niños de los colegios de La Pedraja de Portillo, Megeces, Cogeces y también llegados desde Mojados han participado en dichos talleres, tanto en el aula como después «en el terreno», en las propias lagunas, «recorriendo cada uno de los observatorios para poner en práctica lo aprendido». En diferentes charlas, los pequeños descubrían cómo se busca en una guía de naturaleza, qué equipamiento llevar y las normas de comportamiento al entrar en las lagunas.
«Vienen encantados y se van todavía más contentos, incluso muchos traen ya prismáticos, aunque cuando miran a través del telescopio se quedan todavía más sorprendidos», según comenta Ruth, que junto con el grupo de Garrapinos ha podido seguir la evolución de las lagunas desde hace dos años.
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