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Fachada de la Casa Resines, restaurada en el número 8 (a la izquierda) y sin conservar en el portal 9 (derecha).
Así ha quedado la restauración del edificio de viviendas «más bonito de Valladolid»

Así ha quedado la restauración del edificio de viviendas «más bonito de Valladolid»

La rehabilitación minuciosa de la Casa Resines, en la Acera de Recoletos, rescata el proyecto original de hace casi 125 años

Víctor Vela

Viernes, 13 de noviembre 2015, 21:23

«Es la fachada residencial más bonita de Valladolid». Con firmeza. Seguro. Categórico.Así lo dice Víctor de la Llana, quien durante los últimos cinco meses ha visto de cerca, muy de cerca, la riqueza patrimonial del edificio. La hermosa balaustrada del segundo piso, los capiteles, las figuras humanas del primero que ha tratado con mimo durante el tiempo que ha durado la rehabilitación. La Casa Resines, el número 8 de la Acera de Recoletos, acaba de desnudarse de andamios y vuelve a lucir con la misma majestuosidad con la que la conocieron los vallisoletanos en 1891, fecha de construcción del edificio. En 2016 cumplirá sus primeros 125 años. Ylo hará como nuevo, después de una ambiciosa restauración estética impulsada por los propietarios del inmueble, con la firma del arquitecto Mariano Benito, la aportación del aparejador Juan Carlos Ortega Francisco y la ejecución de construcciones Víctor de la Llana. Para la rehabilitación no solo se han consultado los planos originales, sino que además se han mimado los materiales. Benito ha buceado en el Archivo Municipal, ha consultado expedientes, fotografías, el proyecto primigenio para nutrir su trabajo, con la supervisión del departamento de Casco Histórico del Ayuntamiento. «El uso de la escayola es muy testimonial.Se ha hecho todo con morteros de cal, como se utilizó en su día». Y eso, para arreglar también los desaguisados de una intervención anterior, de 1975. «Durante esos años se sobrevaloró el mortero de cemento y las resinas, que arrancaban los soportes cuando estos tenían menos resistencia». La rehabilitación de la balaustrada se ha tenido que abordar de forma minuciosa, se han restaurado uno por uno los capiteles, se han limpiado las cariátides y atlantes con moldes elaborados en la Escuela de Artes y Oficios (el mismo equipo que intervino en la fachada de la Universidad), ha habido especial cuidado en la recuperación de las cornisas, se ha rescatado la modulación vertical de los miradores (el hueco central ligeramente mayor que los laterales), se ha cuidado la acción en las grandes columnas que abarcan el segundo y tercer piso, así como los arcos de medio punto del cuarto, y se ha recurrido a pinturas especiales para lograr los mejores resultados. Más de 20 personas han trabajado para devolver la majestuosidad a una fachada que aparece consignada en todos los catálogos patrimoniales de la capital. «Es sin duda la más bonita, pero también la que más trabajo nos ha supuesto», explica Víctor de la Llana, un apasionado de la restauración cuya empresa también ha intervenido «en otros edificios muy bellos, como Las Calderonas, Santiago 15 o Santiago 21». Pero esta... esta tiene algo especial. La minuciosidad y cuidado en la restauración que incluso ha recuperado elementos originales del proyecto eliminados con el paso del tiempo ha sido tal que se han tenido que respetar incluso los nidos de golondrinas, que no se han podido retirar por indicación del Ayuntamiento.

Una vez eliminados los andamios, los vallisoletanos pueden reencontrarse con este edificio conocido como la Casa Resines. Ocupa los números 8 (el rehabilitado)y 9 (sin intervenir)de la Acera de Recoletos. El nombre según recoge la Guía de la Arquitectura de Valladolid recuerda a Francisco Resines, su propietario original. El proyecto salió del estudio del arquitecto Julio Saracíbar, quien también diseñó, el mismo año, la vecina Casa Mantilla. «La fachada ofrece un aspecto grandilocuente. Para ello recurre a una inspiración lingüística renacentista florentina pasada por una evidente revisión de los temas característicos de la arquitectura de la escuela de Chicago». Se empleó el hierro «como material estructural casi único, aunque su utilización no se evidencia desde el exterior». También hay presencia de «temas decimonónicos franceses», en uno de los entornos, la Acera de Recoletos, que los libros de arquitectura no dudan en presentar como «uno de los más ricos de la ciudad».

El origen de esta restauración es de finales de 2013, cuando los propietarios confiaron en el arquitecto Mariano Benito (elaboró la inspección técnica del inmueble). «El principio ha sido no inventar nada y conseguir una recuperación fidedigna». Incluso se ha rescatado una columna (granito en el zócalo, piedra caliza)que figuraba en el proyecto original. Los remates llegarán durante las próximas semanas con el arreglo de la piedra de la planta baja, que ha sufrido las roturas, perforaciones e inclemencias del paso del tiempo, de estos casi 125 años del «edificio residencial más bonito de Valladolid».

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