Antonio G. Encinas
Jueves, 12 de noviembre 2015, 19:16
La crisis se ha cebado con la investigación. Es un hecho constatable solo con ver los presupuestos que se han destinado a I+D en los peores años de la recesión económica. Por poner un ejemplo, en 2010 el Estado destinó 2.899 millones a investigación y desarrollo tecnológico-industrial; en 2014 fueron 2.235, seiscientos millones menos. Sin embargo, en plena época de recortes la Universidad de Valladolid ha exhibido una fortaleza paradójica. En lugar de decrecer los trabajos de investigación, las publicaciones, han ido en aumento. Y además se ha conseguido que los llamados «ingresos no financieros» los que derivan de la investigación, entre otras cosas sigan en pie, algo que ha llamado poderosamente la atención a los autores del informe anual sobre la situación de las universidades españolas.
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Francesc Solé, coautor del informe anual sobre las universidades españolas de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, explicaba en la presentación del estudio que el éxito en este apartado «tiene mucho que ver con la ayuda a la creación de grupos potentes de investigación, lo que les otorga una ventaja de origen que conservan».
El fenómeno de las publicaciones ha vivido un auge en toda España, como demuestran las cifras recopiladas por la Fundación CyD. En 2003, la Universidad de Valladolid publicó 517 trabajos en revistas científicas. En el año 2013 fueron 1.019 trabajos los que se editaron. Hasta 2012 nunca había rebasado la barrera de los mil.
«Las publicaciones han ido subiendo. Son un fenómeno nuevo en España, impensable y de un éxito increíble. España tenía una tradición científica que dependía de personajes y de grupos determinados, y de pronto ha pasado a tener unas universidades en las que la investigación es lo común. Esta gente ha cogido la mecánica de publicar, están relacionados con grupos internacionales y eso, que era previsible, sucede», explicaba Solé.En el lado negativo, «caen las publicaciones en las que el investigador español es el líder, disminuye el porcentaje de excelencia».
Pero en eso también hay matices dentro de las cifras. La Universidad de Valladolid ha podido apoyarse en los denominados Grupos de Investigación Reconocidos, una figura propia dentro del entramado universitario. «Es una unidad formada por investigadores con intereses comunes y que desarrollen sus actividades de investigación, desarrollo e innovación de forma conjunta y colaborativa en líneas de trabajo unidisciplinares o pluridisciplinares», definía la Ley Orgánica de Universidades.
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Salto doble
José Ramón López, vicerrector de Investigación de la UVA, admite que el crecimiento del número de publicaciones «es un poco general», aunque cree que la institución vallisoletana «ha hecho las cosas bien. Hubo buena financiación antes de la crisis y se produjo un salto cualitativo y cuantitativo». Esto ha llevado, asegura, a que «en términos de producción la crisis no se ha visto muy clara porque los investigadores han seguido produciendo», aunque si se entra en el detalle sí se pueden hallar algunos peros. «Quizá se haya podido investigar con un poco menos de calidad y hemos perdido un poco porque los investigadores han tenido que colaborar menos con gente de fuera», asume.
Celedonio Álvarez, que dirige la pata más empresarial de la investigación Parque Científico, Fundación General de la Universidad cree que «para lo único que ha valido la crisis es para que los investigadores se pongan las pilas con las empresas».No les queda otra, viene a decir. «Si quieren mantener la investigación y la calidad y si la financiación pública ha bajado, de alguna manera tienes que mantenerla. La UVA ha seguido conservando los convenios con empresas, por lo que si algún día sube la financiación pública y tú ya has iniciado esos procesos de sincronía con la empresa, eso que tienes ganado».
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José Ramón López coincide en señalar que hay «una especie de inercia importante», aunque admite que se ha perdido algo de liderazgo en los proyectos. Y, en este caso sí, eso ocurre porque la financiación ha bajado. «Los laboratorios no viven con la financiación de hoy, sino con la financiación continua y ya se habían hecho con sus equipos de investigadores y su equipamiento y eso les permite seguir haciendo experimentos, trabajar. Sin embargo, la pérdida de capital humano implica que hemos perdido liderazgo. Gente que conseguía proyectos a lo mejor no ha podido hacerlo y ha estado un año sin financiación», señala.
Mirada hacia Europa
Para muchos de los grupos de investigadores de la Universidad de Valladolid una de las salidas más fructíferas ha sido la de mirar a Europa. Allí se ha mantenido la inversión en investigación, especialmente en la aplicada la que tiene una inmediata extrapolación al mundo empresarial, y allí han acudido los grupos. No lo han hecho solos, sin embargo. Muchas veces han concurrido formando parte de un grupo internacional, lo que redunda en esa pérdida de liderazgo que reflejan las cifras del informe de la Fundación CyD. «Hemos aumentado nuestra participación fuera, en Europa, tenemos más contacto con las empresas. Pero sigue siendo una asignatura pendiente, a pesar de que conseguimos hacernos con esos proyectos europeos, hay que conseguir más. España pone dinero de forma neta en Europa y nos están lanzando desde el Gobierno el mensaje de que tenemos que ir a recuperarlo consiguiendo atraer esos proyectos», explica José Ramón López.
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Para Celedonio Álvarez la reacción de los investigadores de la UVA es positiva. «No les ha faltado iniciativa para lograr financiación como han podido.Son emprendedores y eso nos diferencia».
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