Víctor Vela
Domingo, 27 de septiembre 2015, 09:17
Tima veinteañera y peluda, artista de la trompeta y el hulahoop, sale de su caravana y desciende tres, cuatro peldaños, con la seguridad de esas vedetes que abandonan el camerino conscientes de ser la gran estrella del espectáculo. Son las once y diez de la mañana en el circo Holiday, y Tima, que ayer tuvo sesión doble (17:30 y 20:30), se pasa una zarpa por los ojos como si hubiera legañas que quitar. Duerme en el mismo tráiler en el que descansa Pavel, su cuidador, un ruso (hijo de domadores) que ahora mismo le está preparando el desayuno. Fruta. Sobre todo fruta. Hoy también un par de cruasanes. Otros días, toca pescado (sardinas o salmón). Comida, en fin, para alimentar un cuerpo de 270 kilos que es capaz de saludar, abrazar y hacer cortes de mangas al respetable. El oso humano, lo presentan en el circo. El oso trompetero, lo llaman en la televisión. El oso explotado, esgrimen asociaciones como la Fundación Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales, que protestan por la utilización de fieras en todo tipo de espectáculos.
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Tima es esta temporada la estrella del circo Holiday, un clásico de los septiembres pucelanos. Interviene en el show con ese número en el que se sienta en una sillita, saluda, se tumba, se acerca al público y luego, en el descanso (con bozal de por medio, «por seguridad, aunque es supercariñoso»)se saca fotografías con los niños que han acudido a la función. Pose. Clic. Pose. Clic. Pose.
Clic.
Las fotos de este fin de semana pueden ser las últimas que Tima se saque en Valladolid.O no. El Ayuntamiento ha anunciado que el próximo año regulará el uso de animales en los circos y en las atracciones del Real de la Feria. «La sociedad reclama mayor respeto y que se proteja a los animales del maltrato», defiende la concejala de Cultura, Ana Redondo (PSOE), quien no habla de prohibición. Ayer mantuvo un encuentro con los dueños del circo y los representantes de los feriantes para abordar este asunto. Volverán a encontrarse dentro de 15 días. La idea es acercar posturas. No llegar, quizá, a situaciones como Zamora y Torrelavega, en la que los ayuntamientos han vedado la instalación de circos con fieras y se han topado con denuncias porque esa prohibición «no tiene encaje constitucional».
La clave: negociar. Garantizar, tal vez, ciertos niveles de bienestar o cuidado de los animales. Establecer inspecciones más férreas. «Es un asunto delicado. La sociedad demanda un claro respeto por los animales. Pero hay familias que viven de esto», defiende Redondo. Los animalistas se han manifestado este año frente al circo. Sí Se Puede y Toma la Palabra se han mostrado más cercanos a la prohibición: «El circo tiene alternativas de calidad a los animales». Pero en el circo Holiday se muestran esperanzados de que haya acuerdo.
«Si el argumento es el maltrato, dicen se cae por su propio peso. ¿Cómo vamos a maltratar lo que nos da de comer?». «No pueden prohibirlo. Lo lógico sería que nos exigieran qué condiciones entienden ellos que son necesarias para garantizar el buen trato de los animales.Y si no se cumplen, que actúen». Habla Justo Sacristán, junto con su hermano Ramón, propietario de los circos Holiday, dos carpas itinerantes que con el principio del otoño despiden la temporada.Son la sexta generación de una familia circense con raíces entre Valladolid (Castrobol) y Burgos.
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Sus trastarabuelos eran titiriteros, «de los que iban por pensiones y pueblos pasando la bandeja», rememora Justo. «Auténticos artistas del circo», dice con el orgullo de los genes. «Mis abuelos no querían ni oír hablar de la carpa. Trabajaban en la calle». Pero las nuevas generaciones pedían paso. Se subían al trapecio con una nueva forma de entender el circo. Yfue así como hace 32 años nació el Holiday. Con su carpa. Sus payasos. Sus equilibristas. Ysus animales. «¿Un circo sin animales? Podría ser. Existe. Pero si tú le preguntas a un niño qué es lo que más le ha gustado, seguro que lo primero que te dice es el león, el elefante, el tigre». Tigres como estos. Como Raisa, por ejemplo. Ocomo Sherkan. Son hermanos. Y comparten carácter. «No les gusta que les toquen», reconoce Xoara, pareja de Redi Cristiani, el domador. Sony, Tara y Niyer son mucho más sociables, más receptivos a las caricias. Aunque esas fauces no invitan a comprobarlo. Vai amore, vai, le dice Xoara a Nuna, otro de los tigres (hembra)que forman parte del espectáculo. Hay un séptimo felino, Gran Tiyer, el veterano, un ejemplar de 18 años que ya no salta a la pista por sus dolencias de espalda, por su avanzada edad.
«Lo normal es que, en libertad, los tigres vivan entre 11 y 12 años. Este ya es un anciano. Pero lo cuidamos porque es uno más de la familia», explica Redi Cristiani, un artista italiano que, sin látigo y con pantalón de camuflaje, rechaza de plano cualquier acusación de maltrato. «¡Nunca! En el circo se ama a los animales», asegura. «No se les hace daño en los números, y mucho menos en la doma», defiende Justo. «Estos animales no hacen nada en un circo que no estén acostumbrados a hacer en libertad. Saltan, se sientan, se tumban... Pero se les enseña a hacerlo». Ybrota una comparación que parece argumento compartido:«¿Cuando una persona enseña a su perro a levantar la pata, lo hace maltratándole?¿Cuando un niño adiestra a su perro para que de vueltas, lo hace con palos?», se preguntan. Yse responden que no. Que también con las fieras el truco está en la enseñanza con premios, no con castigos. Yuna de esas recompensas es la comida.
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¿Qué comen los tigres?
Carne. Entre cinco y siete kilos. Yuna vez, cada diez días, no se les da nada. Su organismo se lo pide.
Dicen que aquí combinan la carne blanca con la roja porque si solo se alimentaran de esta última sufrirían muchos prolemas con los riñones. Esta es una de las principales dolencias que sufren los tigres. El veterinario, aquí es Vicente Barrio, les somete a dos «exhaustivas» revisiones anuales. «Y luego están las vacunas, las vitaminas, los complementos. El tigre parece un animal muy fuerte, pero tiene una salud delicada. Por ejemplo, la gripe».
Los siete tigres del espectáculo permanecen en un vallado de doscientos metros de perímetro, acero inoxidable, «con piscinas para su baño, con mesas para que se estiren», con suelo terroso. La estructura se renovó el año pasado. Costó 70.000 euros. «¿Yahora nos dicen que no podemos seguir con los animales?¿Los sacrificamos? ¿Los matamos?».
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¿Y devolverlos a su hábitat?
No están preparados, dice Justo. Si estos animales fueran soltados, morirían sin remedio.
Porque Niyer, Nuna, Raisa y compañía son fieras, pero no animales salvajes. «Son tigres de Bengala y de Siberia, pero nunca estuvieron allí». Toda su vida han vivido «domesticados». Y sus padres. Seguro que también sus abuelos.«En los circos no nos vamos a la selva para cazar y coger animales», asegura Sacristán. ¿Cómo llegan aquí los animales?Explica que se suelen comprar a zoos. A otros circos. «Hace 80 años quizá sí que se cogieron de la naturaleza salvaje para traerlos en cautividad. Pero estos animales han sido criados aquí. No sobrevivirían en libertad porque no es su hábitat. Desde cachorros han sido cuidados y amaestrados», indica.
Los animalistas se cargan de razones contra esto. El partido Pacma aseguró este verano en Bilbao que el tratamiento que reciben los animales son «golpes con palos. Se les electrocuta y priva de alimento con el fin de someterlos». La ONG Igualdad Animal argumenta en su web que «los animales que son obligados a vivir en los circos no disfrutan de grandes espacios abiertos donde correr, caminar, explorar o jugar y eso les ocasiona un sufrimiento inimaginable». Ya esto, dicen, se unen los trastornos del transporte de una ciudad a otra.
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El sector del circo se ha unido para hacer frente común. Un total de 32 empresarios de toda España se han aliado para «empezar a hacer fuerza». Con la ayuda de veterinarios y abogados quieren demostrar que esas acusaciones de maltrato son «infundadas». «Mentiras», defiende Justo Sacristán, mientras su perrita Channel le hace mimos en los tobillos.
Justo sabe, por experiencia y tradición familiar, que no se debe forzar a los animales a hacer algo «que no forma parte de su naturaleza o no están dispuestos a hacer». Él, junto con su hijo Jon Ander, se las tiene que ver con un cocodrilo y cuatro caimanes. «Hace años, una parte del número era abrir la boca de uno y meter la cabeza. Una vez, en Burgos, con una mano en cada mandíbula, las cerró con mi cabeza dentro. Con la ayuda de otro cuidador pude salir. Y no he vuelto a hacerlo», explica en el camión (de 13 metros de largo por dos y medio de ancho) donde se guardan los reptiles. Aquí dentro hay una piscina (el agua a 23 grados)y una zona de arena, en un tráiler que conserva siempre los 28 grados de temperatura y potentes focos de luz. Moisés se ha calzado unas botas de agua para servirles el desayuno. Pollo. Hoy no parecen tener mucha hambre. Yeso que hay que llenar unos cuerpos que llegan a pasar hasta 220 kilos.
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Esta carne o la fruta de otros animales llega de proveedores locales en cada una de las ciudades en las que se instalan. En Valladolid, por ejemplo, las manzanas o zanahorias que se zampan los tres dromedarios vienen de Valfresh. Cerca de 200 kilos de fruta al día para los cuatro búfalos, los dos avestruces, las tres llamas y el pony. Ytambién entre 150 y 200 kilos de alfalfa. «Todos estos son animales de granja. En Ávila hay ganaderías de vacas americanas. En Tudela de Duero hay un centro de doma con dromedarios.Hubo un tiempo en el que se pusieron de moda las granjas de avestruces. Aningún ganadero se le acusó de maltrato, pero sí lo hacen con los artistas del circo», apunta Sacristán, mientras subraya que de esta empresa viven 14 familias, 88 personas (32 en el circo de Valladolid, 56 en el que ha estado instalado en Salamanca). ¿Y ahora qué?Dentro de 15 días habrá otro encuentro entre Consistorio y feriantes. Y estos esperan que las de este domingo no sean las últimas funciones con animales que ofrezca un circo en Valladolid.
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